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Por Casimiro López Llorente, Obispo de Segorbe-Castellón
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En el Centenario de la coronación de Mare de Déu de Lledó

    El próximo día 4 de mayo celebraremos el Centenario de la coronación de la imagen de Nuestra Señora la Virgen de Lledó, Patrona de Castellón. Durante todo un Año Jubilar nos venimos preparando para esta efeméride y los últimos días lo hemos hecho con la visita de la imagen de la Virgen a todas las parroquias de la Ciudad y otras instituciones. Su acogida numerosa muestra que la devoción a la Mare de Déu del Lledó sigue muy viva entre nosotros. No queremos que el Centenario se quede en el recuerdo de un hecho del pasado, sino que con este motivo se intensifique nuestra devoción a la Virgen de Lledó, para que, llevados de su mano, nos encontremos con Jesús, su Hijo, y se avive nuestra fe y vida cristiana personal y comunitaria.

    Recordemos el significado de la coronación de la imagen de la Virgen. Con este gesto proclamamos a la Virgen Maria como nuestra Reina. Reconocemos así que la Virgen es la Madre de Cristo Jesús, el Rey mesiánico, cuyo reino no tendrá fin. A María la proclamamos Reina, porque, ella fue unida íntimamente a Cristo y asociada a su obra redentora, y nos lleva a la fuente de la Gracia. Y la aclamamos Reina, porque ya participa plenamente de la gloria de su Hijo en cuerpo y alma en el cielo: ella ha recibido la corona de gloria que no se marchita, y se ha convertido en esperanza nuestra.

    No deberíamos separar nunca a la Virgen María de su Hijo. Su grandeza y realeza radican en ser la criatura agraciada y elegida por Dios para ser Madre de su Hijo único, el Mesías y Rey. María nos da y nos lleva en todo momento a Cristo vivo. Ella es la Madre de Dios y nuestra Madre. Como buena Madre acompaña con su protección maternal a los creyentes de todos los tiempos en nuestro peregrinaje por los caminos de la historia hacia la casa del Padre. Generación tras generación, los creyentes experimentamos su cercanía y protección maternal; por ello la invocamos con confianza, la llamamos bendita entre todas las mujeres y la proclamamos Reina.

    Al hacerlo le pedimos y queremos que reine en nuestro corazón, en nuestras familias, en nuestras comunidades parroquiales y en nuestra Ciudad de Castellón. Ella nos invita a volver nuestra mirada a Dios, a su Hijo Jesucristo, el Salvador de todos los hombres, el único que tiene palabras de vida eterna: Cristo Jesús, el Señor resucitado, es nuestra Esperanza. Acudimos a María porque ella alumbra nuestro camino terrenal hacia la casa del Padre, como modelo de fe, de esperanza y de caridad. Todo su gozo está en darnos y llevarnos a Jesús para que nos dejemos encontrar, amar, sanar, curar y salvar por Él. Como la Virgen María abramos de par en par nuestro corazón a Cristo Jesús.

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