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El origen de la mona de Pascua, el dulce tradicional de Semana Santa

El origen de la mona de Pascua, el dulce tradicional de Semana Santa
  • Llegada la primavera, los supermercados y panaderías sacan a la venta las monas de Pascua, pero ¿cuál es su historia?

Con la Pascua, llega una de las tradiciones más arraigadas de estas fechas, la de la mona. Estas deliciosas creaciones tienen un origen y significado algo incierto, ya que hay varias teorías sobre el mismo. 

Actualmente, esta tradición se desarrolla en su mayoría en la Comunidad Valenciana, Cataluña, Baleares, Aragón y algunas zonas de Murcia y Castilla - La Mancha. Sin embargo, su origen no es español. Tras investigar, encontramos varias teorías sobre su origen y significado y el paso del tiempo ha diluido las respuestas a muchas dudas que surgen en torno a esta tradición, dejándolas en simples suposiciones. 

Eso sí, aunque la historia sea dudosa, la mona mantiene su popularidad, ya que muchos esperan la época de Pascua para poder reunirse con sus círculos cercanos y disfrutar de este postre. Con el tiempo, la elaboración de la misma evoluciona, pero la costumbre nunca se pierde, al contrario, goza de una buena salud y está muy asentada. 

De hecho, hoy en día, no solo se degusta en el día de Pascua, sino que días previos a la Semana Santa los supermercados y las panaderías ponen a la venta estos dulces. Además, muchos colegios y centros educativos se suman a perpetuar esta costumbre, ya que los alumnos en las aulas elaboran una.  

Orígenes de la mona de Pascua

El origen y el significado de la mona no están nada claros. Lo cierto es que cuanto más atrás se remonta en la historia, más posibles teorías se encuentran. Hay distintas versiones sobre el origen de este tradicional dulce y aquí recopilamos algunos de ellos

Hay quien cree que es un término árabe que significa ‘regalo’; otros afirman que es una fiesta que procede de la antigua Grecia; también se han encontrado posibles raíces romanas y celtas, etc. Pero casi todos los expertos están de acuerdo en que es una costumbre de orígenes paganos que el cristianismo asimiló

Antes de la llegada del cristianismo, las antiguas culturas de la península Ibérica ya celebraban rituales en honor al cambio de estación y al renacimiento de la naturaleza que acompañaba a la primavera. Estas festividades incluían ritos relacionados con la fertilidad y la renovación, algunos de los cuales fueron absorbidos por las celebraciones cristianas de la Pascua.

Una de las teorías existentes más extendidas dice que  la palabra deriva del árabe antiguo ‘mûna’, que significa ‘regalo’ o ‘provisión de la boca’ regalo que los musulmanes hacían a sus señores. Quienes cuentan esta idea explican que sería una manera antigua de pagar las tierras en especias a base de cocas, huevos duros y más productos agrícolas.

Otra de las teorías habla de que el origen etimológico de mona viene del latín, ‘munda’, que eran unas paneras con dulces y huevos en su interior. Los romanos ofrecían estas paneras a Ceres, diosa de la agricultura, las cosechas y la fertilidad en el mes de abril. Esta teoría tiene su propia variante que explica que en roma la munda era un pan decorado con huevos que se regalaba como prueba de amistad y que la tradición podría derivar de las pascorales, unas fiestas que los pastores romanos celebraban con cocas.

Algunas teorías que van más atrás en el tiempo explican que el origen se remonta a las muniquies, unas celebraciones que se hacían en la antigua Grecia dedicadas a Artemisa, diosa de los lugares salvajes, la caza, la virginidad y los nacimientos. Además, la mitología también explica que era hija de Deméter, una diosa que los romanos renombraron posteriormente como Ceres.

Por último, nos remontamos a la Edad Media. En esta época, durante la Cuaresma se practicaba la abstinencia, no se podía comer ni carne, ni lácteos ni huevos. Entonces, durante este tiempo la gente hervía los huevos y los guardaba. Pasado ese tiempo, en el Domingo de Pascua, se dirigían a la iglesia para bendecir los huevos y regalarlos a sus seres queridos. Esta tradición fue evolucionando ya que primero se regalaban huevos duros, luego derivó en un roscón decorado por los mismos huevos y ya, poco a poco, se transformó en las monas o las figuras de chocolate que conocemos hoy.

Significado del huevo

Los huevos son un elemento muy simbólico de la Pascua en varios territorios. Además de nuestra tradición de comernos la mona con un huevo hervido o de chocolate, estos los podemos encontrar en muchas regiones. ¿Os suena el famoso conejo de Pascua? Este recoge huevos decorados. Por todo, si pensamos en Pascua, algo que nos viene a la cabeza de inmediato son los huevos, en todas sus versiones, pero ¿por qué?

Al igual que el origen de la mona, el significado del huevo también tiene sus variantes, ya que según la teoría se le otorga un motivo u otro. Pero una simbología en la que todas coinciden es en su relación con la llegada de la primavera. Algunas historias los relacionan con rituales de fertilidad, otras con renacer y otras con ser un regalo tradicional. 

Como ya hemos descubierto antes, antiguamente los cristianos bendecían los huevos que habían recolectado y hervido durante el tiempo de abstinencia comprendido en la Cuaresma. Una vez llegado el día de Pascua, estos eran regalados a sus seres queridos. La tradición evolucionó con la elaboración de unos dulces con huevos y harina que iban decorados con los huevos duros.

Otras teorías, como la de los musulmanes, utilizan el huevo como símbolo de fertilidad. Y si escarbamos más en la historia, encontramos significados que vienen desde los egipcios. El huevo ha simbolizado nacimiento y resurrección, un significado muy ligado a la religión y las costumbres de muchas culturas. En Egipto este alimento se identifica con el ave fénix y en la mitología hindú, el mundo nació de un huevo. Por tanto, aunque no se sabe a ciencia cierta, esta simbología puede remontarse a antes de la llegada del cristianismo a Europa, pero celebrar la Pascua con el huevo es algo que a día de hoy se mantiene, ya sea decorando la mona, de chocolate o jugando a buscarlo, como pasa en Estados Unidos.

Lo que dice la tradición

Tradicionalmente, la mona de Pascua era un regalo que los niños recibían de la mano de sus padrinos o abuelos. Además, esta tenía que tener tantos huevos como años tiene el niño, y el máximo son 12. 

Esto sucedía el Domingo de Resurrección, cuando toda la familia se juntaba y la mona servía como postre para todos. Como curiosidad, en la Comunitat Valenciana la costumbre es estampar el huevo en la frente de alguien

Actualmente, podemos encontrar monas de Pascua en muchos establecimientos y la costumbre de recibirla de la mano de los padrinos o abuelos se ha perdido, aunque todavía existen varios que la cumplen. 

Evolución de la mona de Pascua

Con el paso del tiempo, este dulce ha sufrido varios cambios. Originalmente, eran simples panes adornados con un huevo duro y hoy podemos encontrar auténticas obras de arte hechas de chocolate.

En España, las regiones con más tradición de disfrutar de este dulce son Cataluña, Comunitat Valenciana, Murcia, Baleares y Castilla-La Mancha, pero en cada una de ellas la elaboración del mismo varía. Se pueden encontrar desde las más tradicionales, hechas como un bollo de harina y huevo, con sencillos decorados; estas mismas pero rellenas de chocolate; monas convertidas en esculturas y figuras de chocolate de distintas temáticas; o incluso pasteles de todo tipo de sabores y con decoraciones dignas de admirar. 

Más allá de nuestras fronteras, las monas adoptan otras formas y sabores. En Italia, se preparan colombas pascuales, unos dulces parecidos al panettone pero con forma de paloma. En Grecia, se hornea el tsoureki, un pan dulce aromatizado con especias y decorado con almendras.

Independientemente de las diferencias regionales, las monas de Pascua siguen siendo una parte integral de las celebraciones de Semana Santa en España. Son mucho más que simples postres; son testigos vivientes de la rica historia cultural y religiosa del país, así como de la capacidad de las tradiciones culinarias para evolucionar y adaptarse a lo largo del tiempo.

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