El Ayuntamiento de Xàbia propone una nueva ordenanza para poner límites a las actividades que alteran la convivencia cívica
El Ayuntamiento de Xàbia debatirá en el próximo pleno la propuesta de nueva ordenanza de convivencia cívica y seguridad, una herramienta administrativa que regula los usos del espacio público “como lugar de convivencia y civismo en el que se desarrollen en libertad las actividades ciudadanas con pleno respeto a la dignidad y a los derechos de los demás y a la pluralidad de expresiones y de formas de vida diversas existentes en Xàbia”. Esta normativa, ha explicado el alcalde, José Chulvi, sustituye a la hasta ahora vigente (aprobada en 1953) y por tanto, recoge muchas problemáticas actuales, dando así un marco legal con el que poder atajar problemas hasta ahora en el limbo legal como el ruido por el botellón, la venta ambulante no autorizada, el abandono de parcelas o la desobediencia ante indicativos como la bandera roja en las playas.
El alcalde ha insistido en que la finalidad básica de esta ordenanza no es perseguir al ciudadano, sino ser una herramienta efectiva ante determinadas circunstancias que pueden afectar a la convivencia o alterarla. Es por ello que además de medidas sancionadoras incorpora acciones para promover el civismo y de prestación social.
Chulvi ha detallado que la ordenanza refunde anteriores normativas, incorpora la respuesta a nuevos fenómenos y ha salido adelante tras casi dos años de trabajo de departamentos como Seguridad Ciudadana, Servicios y las aportaciones de consejos asesores como el de Urbanismo o el Agrario. Ayer se debatió en la comisión informativa de Servicios y se aprobó por unanimidad elevarla a pleno. Una vez autorizada por la Corporación habrá un plazo de alegaciones de un mes.
Tal y como ha detallado el inspector de Policía, José Antonio Monfort, los 189 artículos de la ordenanza limitan acciones que atentan contra la dignidad de las personas, suponen degradación visual del entorno urbano (pintadas, pancartas, carteles y folletos) y actividades como las apuestas, mendicidad intrusiva, ofrecimiento y la demanda de servicios sexuales, la realización de necesidades fisiológicas, ruidos, el consumo de bebidas alcohólicas, el comercio ambulante no autorizado, las actitudes vandálicas en el uso del mobiliario urbano, las obligaciones a la hora de organizar actos públicos y demás conductas que perturban la convivencia ciudadana
Otro apartado se ciñe a las disposiciones en relación a la limpieza de zonas públicas recogida de residuos urbanos, así como las sanciones e intervenciones específicas correspondientes a cada una de ellas. Y otros bloques regulan la limpieza en edificios, solares y parcelas rústicas, el uso y disfrute de las playas y zonas costeras y la tenencia de animales de compañía y sus límites en las zonas públicas.
Entre las novedades del régimen sancionador está que, además de a la policía, se da atribuciones a los inspectores de servicios o de obras para abrir procesos sancionadores, así como a los socorristas para prohibir el baño en las playas. También se incluye una potestad al alcalde, que podrá dictar órdenes singulares ante situaciones urgentes.
La nueva ordenanza busca, sobre todo, concienciar a los ciudadanos de que algunas de sus acciones molestan a los demás y que el respeto al espacio común está por encima del derecho individual. Aunque el protocolo ante las situaciones será primero de advertir y informar que la actividad está prohibida, esta herramienta da un marco concreto a la policía para actuar. En el caso de denuncias, se gestionarán a través del Suma.