El pie plano constituye el 20% de las consultas de Rehabilitación infantil
El pie plano de los niños constituye el 20 por ciento del total de consultas atendidas en el servicio de Rehabilitación infantil del Departamento de Salud de la Marina Baixa.
La doctora Pilara Marco, jefa de la sección de Rehabilitación del Departamento de Salud, explica que es muy normal que los bebés tengan pies planos. “Un 60 por ciento de los niños menores de 3 años tiene pie plano fisiológico debido a que la acumulación de grasas, junto a la debilidad de los ligamentos, hacen que los bebés no presenten el arco en su planta”, indica la doctora.
El arco del pie comienza a desarrollarse a partir de los cuatro hasta los seis años de edad y se observa que disminuye también la grasa a dicho nivel. En algunos casos, los padres pueden comprobar como el arco aparece sólo cuando el niño se pone de puntillas y en otros, cuando el pie del niño no está apoyado.
Normalmente, se entiende por pie plano el que tiene una disminución de la altura del arco longitudinal plantar. En este sentido, la doctora Marco subraya que es importante comprobar que se trata de un pie planto flexible y descartar el llamado pie plano rígido.
“Un pie plano rígido está provocado por una deformidad ósea que provoca una alteración de la movilidad y un pie plano doloroso, por lo que es importante que el especialista realice una completa exploración músculo-esquelética del niño, especialmente del tobillo y el pie”, explica la jefa del servicio.
En cuanto a los síntomas o señales del pie plano puede destacar el dolor, sensibilidad o calambres en el pie, pierna o rodilla; inclinación del talón hacia fuera; incomodidad o cambios en la forma de caminar; desgaste rápido de los zapatos o dificultad para correr, entre otros y existen determinados factores que pueden incrementar las probabilidades de desarrollar pies planos como es la herencia familiar, las lesiones en los pies o determinadas enfermedades que causan un desequilibrio muscular.
Cómo corregir el pie plano
El pie plano se puede corregir con tratamientos sencillos y la realización de ejercicios que favorecen el fortalecimiento de la musculatura como por ejemplo correr descalzo por la arena, caminar con el borde externo del pie, de puntillas y de talones, intentar coger y enrollar una toalla con los dedos de los pies o ir en bicicleta, entre otros.
Además, en los casos en los que los niños sientan molestias como pueden ser calambres musculares, el especialista puede recomendar el uso de plantillas o calzado especial.
Para intentar prevenirlo, es importante controlar el sobrepeso de los niños o utilizar calzado cómodo, que mantenga el talón vertical, evitando la desviación y una suela flexible que no comprima excesivamente el antepié. Además, el zapato tiene que brindar la movilidad, amplitud y comodidad de un pie desnudo.
