Más de un siglo de historia y arraigo: la importancia de la celebración de Santa Caterina que abre las puertas a la Navidad en Vila-real
Su singularidad la ha hecho merecedora de la declaración como Fiesta de Interés Turístico Autonómico y Provincial
Este domingo, 24 de noviembre, las calles de Vila-real se volverán a llenar de vida con la celebración de la Feria de Santa Caterina, una tradición centenaria que combina leyenda, comercio y cultura local. Originaria de mediados del siglo XIX, la feria se ha consolidado como uno de los acontecimientos más esperados del año, marcando la cuenta atrás para la Navidad y atrayendo tanto vecinos como visitantes de toda la comarca.
Origen y evolución de una tradición
La Feria de Santa Caterina, conocida popularmente como la "fira de la llonganissa" por su carácter inicial centrado en la venta de productos de la matanza del cerdo, dulces y turrones, nació como un mercadillo de preparación para la Navidad. A lo largo de los años, fue creciente en dimensión y popularidad, hasta trasladarse de sus inicios en la plaza de la Vila en espacios más amplios como la avenida de la Murà y, actualmente, alcanzando zonas como la plaza Mayor, el barrio del Hospital y el Barranquet.
Hoy, la feria ofrece una amplia variedad de productos: alimentación, juguetes, artesanía y, incluso, espacios dedicados a entidades sociales, manteniendo vivo su espíritu comercial e identitario de Vila-real.
La figura de Santa Caterina: entre la historia y la leyenda
El nombre de la feria tiene sus raíces en Santa Caterina de Alejandría, una figura legendaria con un relato que combina martirio y milagros. Según la tradición, Caterina, una joven erudita de Alejandría, fue condenada por el emperador Maximilià en el siglo IV a sufrir torturas con una rueda de cuchillos, que fue destruida milagrosamente por un rayo antes de tocar su cuerpo. Esta imagen se convirtió en símbolo de devoción durante toda la Edad Media, hasta que la Iglesia retiró su veneración oficial en 1969 en no poder demostrar la existencia histórica.
Para algunos historiadores, la figura de Santa Caterina podría ser una reinterpretación cristiana de Hipatia, la filósofa y matemática de Alejandría que fue asesinada por motivos religiosos. A pesar de esto, la leyenda de Santa Caterina perdura y, en Vila-real, se asocia con la feria anual otorgada por Jaime I en la Carta Pobla de 1274.
Un vínculo con el pasado medieval
A pesar de que la feria de Santa Caterina actual es independiente de la medieval, a menudo se confunde con aquella celebración concedida por el monarca valenciano, que se celebraba durante 15 días hasta el 25 de noviembre. Documentación histórica confirma que esta feria fue trasladada en 1730 en mayo, coincidiendo con las fiestas de San Pascual, pero el mercado navideño mantuvo el nombre de la santa. Así, la Feria de Santa Caterina, tal como la conocemos hoy, es un vestigio de un pasado comercial que ha sabido adaptarse al paso del tiempo.
Una cita con la historia y el comercio
Más que un mercado, la Feria de Santa Caterina es una celebración de la cultura y el espíritu de pertenencia de Vila-real. A través de las paradas de juguetes, productos navideños, artesanía y gastronomía local, los visitantes pueden conectar con las raíces de la ciudad, disfrutando de una jornada llena de vida y tradición.
La popularidad de la feria no ha hecho más que crecer, convirtiéndose en un punto de encuentro para familias y amigos que buscan anticipar el ambiente navideño. Las calles se transforman en un escenario de colores, aromas y música, haciendo de esta cita una experiencia única.
Este 24 de noviembre, Vila-real invita a todos a formar parte de una de sus tradiciones más arraigadas. Tanto si se trata de comprar los primeros regalos de Navidad, probar los dulces tradicionales o simplemente pasear por las calles llenas de historia, la Feria de Santa Caterina es una oportunidad para vivir el pasado en el presente.