San Pascual Baylón: Origen y milagros del patrón de Vila-real

Vila-real tiene una gran devoción hacia San Pascual Baylón, un santo aragonés nacido en la Pascua de Pentecostés de 1540 en Torrehermosa, un 16 de mayo, según la información que recoge Jacinto Herida en la web de la Basílica de San Pascual de Vila-real.

Las necesidades familiares hicieron que Pascual Baylón ejerciera con tan solo siete años como pastor, y la vida piadosa y caritativa que encuentra en el hogar paterno hacen que el joven se inicie en las devociones cristianas y al descubrimiento de su vocación espiritual.

San Pascual tenía una profunda devoción a la Virgen María y se inició en el aprendizaje de la lectura y la escritura con el fin de conocer libros sagrados.

Tras fallecer sus padres, se trasladó a Peñas de San Pedro (Albacete) donde dejó su huella milagrosa con el brote de un nuevo manantial. El primero lo descubrió siendo adolescente en medio de los campos resecos donde apacentaba su rebaño.

En 1564 recibe el hábito franciscano en el convento de Elche. Ocho años después es destinado al convento de Valencia y en 1576 viajó a París para entregar al General de la Orden varios informes y documentos sobre la promoción en el Reino de Valencia.

En 1587 hace su primera visita al convento del Rosario de Vila-real y dos años después regresa definitivamente a este municipio castellonense donde vivió sus últimos tres años de vida, dedicado a las sencillas tareas del refectorio y de la limosna, despertando la admiración y el afecto de sus vecinos.

A San Pascual la muerte le llegó el 17 de mayo de 1592, durante la celebración de la Santa Misa de la Pascua de Pentecostés. Este santo fue canonizado el 15 de julio de 1691 por el Papa Inocencio XII.

¿Cuáles son los milagros más señalados del santo?

• Según consta en la web de la Basílica de San Pascual, entre el milagro más señalado de San Pascual, destaca que suele avisar con tres golpes ante cualquier acontecimiento. Sin son fuertes es de algo futuro y grave. Si son suaves los golpes es señal de que el Santo ha escuchado favorablemente los ruegos.
• Un 19 de marzo, en Barcelona, mientras dirigía su coche, el Sr. José Dalmau Gros, natural de Galonge, al tomar la vuelta de la calle se encontró con una niña que cruzaba la calle y que había dejado la mano de su madre. Viendo ya el coche encima de la niña, solo acertó a invocar de todo corazón a nuestro Santo diciendo: ¡San Pascual!... y respondieron con tanta fidelidad los frenos que el coche se paró rozando las ropas de la niña a la que no lastimó ni tocó tan solamente.
• También en Barcelona la protección de San Pascual se mostró benigna con un joyero que se encontraba sin trabajo, agravado a causa de tener enfermos en casa. Fue visitado en dichas circunstancias por la Sra. Rosa Ramos Babiloni, quien le instó a pedir a San Pascual que le proporcionara trabajo, y a tal fin le prestó una medalla que tenía del Santo. Pues bien, en el mismo día que invocó a San Pascual obtuvo trabajo y éste fue abundante.
• Francisca Sánchez, natural de Nules, quedó ciega por una subida de tensión. Una tarde se encomendó a San Pascual pidiéndole que le quitase el dolor que padecía, y que le restituyese a lo menos la vista de un ojo, ofreciéndole si se lo concedía, vestirse del hábito del Santo. Tras aplicarse una reliquia con devoción y fe, por la mañana se halló sin dolor alguno y con vista clara y perfecta en un ojo.
• Por su parte, Pedro Fuster, vecino de Lucena, también perdió la vista y tras visitar el cuerpo del santo quedó perfecto de la visión.
• El hijo de año y medio de Francisca Miravete, de Vila-real, quedó ciego tras caer sobre cal viva, al día siguiente su madre lo llevó al sepulcro de San Pascual y apenas rezó al Santo un Padre Nuestro y un Ave María, se halló el niño con perfecta vista, y sin vestigio ni señal del daño que la cal le había causado.

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