Objetivo conseguido
El Villarreal es ya merecidamente equipo de Champions
Se sufrió como ya es una costumbre para un equipo que parece como dice Javi Mata que le cuesta siempre todo un poco más que a los demás, pero por fin podemos decir que somos equipo de Champions.
Ya desde horas tempranas se auguraba un día grande y es que todo el mundo estaba concienciado de la importancia del partido y la familia amarilla se reunió desde prontas horas para diversos actos previstos que ya comentamos en días anteriores. Actos que culminaron con una recibida multitudinaria al autobús que fue escoltado en su llegada al campo por cientos de amarillos mientras los jugadores dentro del autobús hacían gestos de felicidad y agradecimiento acompañando los cánticos con palmadas a los cristales.
Llegó la hora del partido y empezaba con una mala noticia que había rondado todo el día. Y es que Mario estaba con fiebre y tocaba improvisar poniendo a Zapata de lateral. Para ello se puso también a Bruno de central junto a Mussachio y un medio campo formado por Senna y Borja Valero con Cani y Camuñas por las bandas. Arriba los dos habituales: Rossi y Nilmar.
Desde el inicio el Villarreal tenía claro de la importancia de marcar y cuanto antes mejor. Normalmente el juego de los nuestros es pausado, de toque y toque y a veces demasiado intento de llegar, como se suele decir, hasta la cocina. No es que se renunciara a ello pero vimos más velocidad y muchos intentos de chutes de fuera del área, aspecto que no se pensaban mucho aunque se encontraban muchas veces con rechaces en el cuerpo de los defensas.
Hubo 2 o 3 ocasiones muy muy claras para irnos al descanso con victoria pero el portero, como ya pasara en la ida, estaba teniendo los mejores momentos seguramente de su carrera y lo sacaba todo por increible y desesperante que fuera para nosotros.
La velocidad de juego fue bajando y cada vez nos costaba más pasar la línea de presión y cuando lo hacíamos éramos objeto de falta, que por suerte (o más bien por justicia) aquí el árbitro normalmente si veí y castigaba.
Llegó el descanso con una sensación de nerviosismo que poco a poco también se veí en los jugadores con imprecisiones en los pases y balones facilmente perdidos. Pero aún quedaban 45 minutos y ellos no habían tenido ninguna llegada al área salvo algún balón largo que llegaba tranquilamente a Diego López y que nos daría algún leve susto durante el partido en esos pases cortos y juego con los pies en el que se nota que está trabajando pero que aún le queda.
Pero el gol al final llegó. Corría el minuto 49, Zapata mandaba un balón al desmarque de Nilmar y este la cruzaba al área para que Rossi a bocajarro rematara. El portero la salvó pero llorando acabó traspasando la línea y entrando.
La alegría explotaría definitivamente en el minuto 66 cuando Cani se pegaría una gran carrera (una de las muchas que hizo a lo largo del partido) y haría un gran centro a Rossi que sin dejarla caer y en el aire adelantaría la pierna a los defensas y lograría un impresionante remate imparable que significaría el 2-0.
Poco antes estaba preparado Marco Ruben para salir pero tras el gol los planes cambiarían y tocaría contener atrás dado que un gol de ellos nos dejaba fuera. De todos modos no estaban haciendo méritos ni ocasiones para ello. Su único recurso eran balones largos buscando la espalda de la defensa y aunque siempre está el miedo por lo corto del resultado, peligro real u ocasión realmente clara no hubo.
Se nos pondrían las cosas más de cara cuando el Odense se quedaría con 10 y merecidamente porque tenía varios hombres con amarilla que llevaban rato jugando con fuego y a alguno de los cuales ya le habrían perdonado la expulsión en jugadas anteriores.
Poco nos duraría esa ventaja y es que Borja Valero cansado de tantas faltas y tras una que colmó la gota del vaso cometió un error infantil levantándose del suelo invistiendo al contrario con la cabeza que seguramente el contrario exageró (aunque pareció un choque buscado y no fortuito al levantarse como dijo Garrido en rueda de prensa) en lo que el árbitro consideró agresión y por tanto lo expulsó. Veremos el castigo de cuantos partidos es porque la UEFA es muy dura para estos incidentes.
Poco duraría la incertidumbre de todos modos dado que esto sucedía en el minuto 75 y en el 82, el recién entrado Marchena se sacaría un zapatazo desde fuera del área que el portero se comió y falló al pararla. Fue el mejor de los suyos en la eliminatoria pero en alguna tenía que fallar y lo hizo para ya certificar la clasificación del Villarreal.
En rueda de prensa el ténico visitante se mostró desilusionado por la no entrada en la fase de grupos a la vez que agradeció el buen ambiente que se encontró aquí. Y es que después de compararnos (no se que partido vería) con los infiernos griegos normal que tuviera esa sensación. Eso no quiere decir que la gente no animara, de hecho no paró en todo el partido y certificó una vez más la gran comunión existente entre equipo y afición.
A Garrido se le vio contento a la vez que relajado y distendido. Estaba feliz porque el juego y el trabajo de todo un año por fin habían sido recompensados. Cuando le preguntaban por si habían tenido miedo insistía en que la alta competición es un lugar donde les gusta estar y hay que tener la cabeza fría. Que en el entorno siempre hay gente ansiosa y nerviosa pero que los jugadores intentan mantener la cabeza fría y el que se desespere o no sabe manejarlo no es un buen profesional.
Habló de la ilusión con la que afronta el equipo este año la participación en Champions pero que no se marca ningún objetivo. Se irá partido a partido. Por último quiso hacer un recordatorio en una noche tan especial para todos los que han ayudado a ello como algunos jugadores como Craioveanu, Forlán, Riquelme o Javi Venta y entrenadores como Victor Muñoz, Pellegrini y sobretodo Paquito.
Así también fue emotivo al recordar a gente que ya no se encuentra entre nosotros como López Ufarte o Ángel Pedraza.
Pudimos hablar con Llaneza que antes de irse a descansar tras un día largo y cargado de emociones se mostraba convencido del merecimiento de la clasificación y recalcaba la diferencia de ocasiones de gol y chutes a porteria de unos y otros.
Ayer se vivió una gran noche de Champions en el Madrigal y por méritos propios este año no será la última. El jueves nos aguarda el sorteo que esperemos sea benevolente.
3 Villarreal: Diego López; Zapata, Musacchio, Bruno, Joan Oriol; Senna, Borja Valero, Cani (Gonzalo, 84’), Camuñas (Marchena, 74’); Rossi y Nilmar (Marco Ruben, 84’).
0 Odense: Wessels; Ruud, Moller Christensen, Reginiussen, Mendy (Chris Sorensen, 79’); Traoré (Utaka, 79’), Djemba-Djemba, Johansson, Kadrii; Andreasen y Gislason (Falk, 56’).
Árbitro: Craig Thomson (Escocia). Amarilla a los locales Musacchio (35’), Senna (40’), Cani (58’), Camuñas (72’) y Gonzalo (86’); así como a los visitantes Traoré (15’), Mendy (58’), Johansson (76’) y Djemba-Djemba (77’). Expulsó por doble amonestación al visitante Kadrii (18’ y 69’) y al local Borja Valero por roja directa (76’).
Goles:
1-0. Min.49 Rossi
2-0 Min.66 Rossi
3-0 Min. 82 Marchena