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Shakespeare viaja a los 80 en el montaje de Mucho ruido y pocas nueces que estrena el Festival de Talleres de Teatro Clásico de Sala Russafa

Shakespeare viaja a los 80 en el montaje de Mucho ruido y pocas nueces que estrena el Festival de Talleres de Teatro Clásico de Sala Russafa
  • Hits de Cindy Lauper o Depeche Mode, cardados y colores flúor para ambientar esta comedia romántica de Shakespeare con una coprotagonista totalmente empoderada e independizada del amor, un personaje femenino que explica por qué los clásicos lo son por uni

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Los clásicos son universales porque pueden trasladarse a cualquier época, a cualquier entorno, y siguen conectando con el público. Es lo que ocurre con una de las comedias de enredo más famosas de Shakespeare, Mucho ruido y pocas nueces. El autor inglés la firmó alrededor del año 1600. Pero sus situaciones son igual de divertidas y frescas en la versión que esta semana se estrena el 13 y 15 de junio en el Festival de Talleres de Teatro Clásico de Sala Russafa.

Esta vez, la trama se sitúa en los años 80. Colores flúor, cardados y una banda sonora donde caben éxitos de Cindy Lauper, Bonnie Tyler o Depeche Mode para ambientar el enfrentamiento entre amantes que se desata cuando la comitiva de un príncipe y sus acompañantes, de vuelta a casa tras la guerra, hace parada en casa de la gobernadora de Mesina para descansar. Aunque, en vez de recuperarse de la batalla, se enfrentará a un nuevo conflicto: reconocer el amor que, súbitamente, reemplaza a las armas.

José Zamit firma la adaptación y dirección de este montaje, que nace del trabajo docente realizado en el taller de iniciación en interpretación de la Acadèmia Escènica de València, que ha impartido durante 8 meses en las aulas de Sala Russafa.

Su alumnado sube a las tablas para mostrar todo lo aprendido con una propuesta muy exigente a nivel actoral. “La comedia es igual de compleja o más que un drama. Pero para intérpretes amateur, parece que da menos miedo meterse en harina. La sorpresa es que luego se encuentran con textos complejos, en verso, y mucho dinamismo sobre el escenario”, explica el docente y director de escena, recordando que en este espectáculo hay actores y actrices que tienen que interpretar a dos o tres personajes, con el consiguiente movimiento en bambalinas para cambiarse de vestuario y encontrar su posición en escena.

Zamit ha escogido esta pieza por varias razones y una de ellas es su carácter coral: “además de que es un maestro, las obras de Shakespeare no contaban con la austeridad que se impone ahora. Los textos contemporáneos suelen tener elencos reducidos para poder girar más fácilmente. Pero entonces había muchos personajes”. Algo que le ha obligado a adaptar el texto para suprimir algunos. También ha eliminado algunas escenas que no afectan al desarrollo general de la trama. “Hay que pensar que, en el teatro isabelino, las obras duraban 4 horas. La gente entraba y salía, comía durante la representación… la atención era mucho más difusa, por lo que había que recordarle todo el tiempo al público ciertas cosas importantes de la trama. Hoy en día resulta innecesario”, explica el docente y director.

“ACTUALMENTE, HAY MUCHÍSIMAS BEATRICES COMO LA QUE CREÓ SHAKESPEARE, TOTALMENTE INDEPENDIENTE Y DECEPCIONADA CON LOS HOMBRES”

Otro de los motivos para escoger Mucho ruido y pocas nueces es la conexión que sigue teniendo con la sociedad contemporánea. “Afortunadamente, ya no hay tantos hombres ‘heterobásicos’. El ‘machirulismo’ de Benedicto, uno de los personajes principales, parece estar en vías de extinción. Pero sí hay cantidad de Beatrices hoy en día”, explica el director del espectáculo. Este personaje femenino es completamente libre, habla con desparpajo, inteligencia y humor negro de su falta de necesidad de una pareja. Decepcionada por los hombres que ha conocido hasta el momento y llegada a una mediana edad, mantiene una soltería militante y se aleja totalmente de un concepto cursi del amor.

Para Zamit es interesante que este clásico muestre un tipo de mujer fuera de los cánones de la época: “como todas las comedias de Shakespeare, tiene un final feliz. Pero, desde luego, es un texto muy fresco, que no se ha quedado desfasado a pesar de estar escrito hace más de tres siglos”. Por eso ha querido reforzar esa proyección empoderada, cambiando el género del gobernador de Mesina, uno de los personajes con más peso en la pieza, para transformarlo en una gobernadora.

Es la primera vez que uno de los montajes que dirige va a representarse en Sala Russafa, donde ha actuado muchísimas veces. Como intérprete, ha formado parte de varios montajes de Arden, la compañía que gestiona este centro de creación, formación y exhibición de artes escénicas. Ha subido a su escenario para interpretar piezas como 8 Reinas, Matar al Rey o Sáhara, entre otras.

“Es curioso que, con todas las veces que he actuado aquí o que he venido como público, hasta ahora no hubiera conocido espacios como la cabina de luces y sonido. Es una visión totalmente diferente cuando diriges una pieza y tengo muchas ganas de mostrar este trabajo. Estoy muy agradecido de que hayan confiado en mí para incorporarme al equipo docente”, comenta Zamit, quien acumula una experiencia como profesor de artes escénicas de 14 años y que se ha estrenado esta temporada en la Acadèmia Escènica de València que impulsa Sala Russafa.

Malentendidos, romanticismo y humor en esta comedia, la segunda propuesta del Festival de Talleres de Teatro Clásico que durante todo el mes ofrece el teatro de Ruzafa. Las próximas citas son Hamlet, también de Shakespeare, el 21 y 22 de junio. Y Nuestro pueblo, de Thornton Wilder, del 28 al 30 de junio.

La programación se completa con la exposición de Colectiva27 - Associació de Dones Artistes. Una agrupación donde participan artistas como Ana Tomás, Hope Campos, Inma Peiró, Kita Pardo, Isabel Folgado, Rosa Marín y Rebeka Catalá, entre otras.

El motor de la muestra es contribuir al artículo 27 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que reivindica el arte como derecho universal y medio para el acercamiento entre diferentes comunidades. Incluye piezas de pintura, escultura, cerámica, instalación y grabado. La muestra se inauguró dentro del programa de la bienal de artes plásticas Russafart y permanecerá en el hall de la sala para que pueda disfrutarla el público hasta finales de mes.

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