Los ronquidos pueden asociarse a factores de riesgo cardio-metabólicos
La clave es determinar si se trata de un ronquido simple o primario, o está asociado con la apnea del sueño, es decir, si ya constituye un problema para la salud del paciente
Los ronquidos son un sonido inspiratorio producido durante el sueño que hasta hace muy poco se consideraban solo una molestia acústica. Cuando el ronquido no se acompaña de apneas y/o hipopneas, o de hipoventilación se le denomina primario y se sitúa en el extremo más leve del espectro de los trastornos respiratorios relacionados con el sueño. Así pues, podemos considerar al ronquido como parte del continuo de estos trastornos relacionados con el sueño que conduce a la apnea del sueño (AOS). Su prevalencia es muy elevada y en la edad media de la vida prácticamente el 90% de los hombres roncan y también un 50% de las mujeres.
Tal como explica la doctora Susana Soler, neurofisióloga y responsable de la unidad del sueño de Vithas Valencia 9 de Octubre, “algunos estudios han puesto de manifiesto que, incluso en ausencia de AOS, los ronquidos pueden asociarse a factores de riesgo cardio-metabólicos como la aterosclerosis y la disfunción endotelial, lo que ha inducido a algunos expertos en sueño a considerar los ronquidos como una condición patológica por sí misma y ello justificaría la aplicación del vocablo roncopatía”.
Pero es obligado resaltar que la mayoría de los roncadores primarios no tienen asociada ninguna condición patológica. “Un ejemplo que nos puede ayudar a entender este concepto, -señala la especialista-, es que prácticamente el 95 % de los pacientes con AOS roncan, pero solo entre un 5 y un 10 % de los roncadores sufren AOS. Es decir, mientras roncamos estamos respirando ruidosamente, pero cuando sufrimos una apnea estamos dejando de respirar, por lo que no podemos considerar ambos fenómenos con la misma proyección de impacto negativo para la salud”.
El hecho esencial que los produce es la relajación muscular inherente al sueño, que hace que los tejidos blandos de la orofaringe estén muy flácidos y en el caso del ronquido vibren y hagan ruido por la resonancia de la cavidad buco-nasal, mientras que en el caso de las apneas se produzca el colapso intermitente de la vía aérea superior (VAS). “Existen además factores individuales relacionados con la anatomía orofaríngea que también influyen, aparte del hecho de la posición supina al dormir, consumo de alcohol por las noches, hipnosedantes, y de manera muy especial la obesidad y el sobrepeso”, subraya la doctora Soler.
Manejo clínico y terapéutico del ronquido
Todos los problemas relacionados con el sueño son multidisciplinares y el ronquido no es una excepción. La clave es determinar si se trata de un ronquido simple o primario, o está asociado con AOS, es decir, si ya constituye un problema para la salud del paciente.
Para la profesional, “hay mucha evidencia respecto del impacto de la apnea del sueño en las enfermedades cardio vasculares y metabólicas, y ante un individuo roncador debemos sospechar la existencia de un AOS cuando el ronquido es intermitente y presenta breves pausas de unos segundos que pueden indicar que el paciente tiene la respiración bloqueada en esos momentos. Por lo tanto, lo primero que debemos hacer es valorar si se trata de un caso de apnea del sueño, cuyo tratamiento mejorará el AOS y por supuesto suprimirá el ronquido, o si, por el contrario, se trata de un ronquido primario sin ninguna patología asociada”.
La polisomnografía nocturna completa y vigilada es la prueba de referencia para el diagnóstico de la apnea del sueño que permitirá hacer este diagnóstico con mayor precisión que las pruebas poligráficas reducidas, cardio-respiratorias, que no miden el sueño, sobre todo en el caso de AOS leves por el riesgo de infra diagnóstico que conllevan estas pruebas reducidas realizadas a domicilio.
Según explica la doctora Soler, “cuando nos enfrentamos al ronquido primario debemos proceder con cautela y prudencia. Sin duda, es necesario el concurso de otras especialidades, sobre todo de la otorrinolaringología (ORL). Se han dedicado muchos menos esfuerzos a la investigación del ronquido primario que a la del AOS y no debemos dejarnos llevar por el alarmismo en cuanto a sus connotaciones negativas. Llevados por situaciones personales y familiares problemáticas, muchos pacientes presionan en busca de soluciones médicas y quirúrgicas que no están exentas de riesgos y, además, pueden no proporcionar mejorías significativas a los pacientes”.
“No se dispone de una clasificación estandarizada para los ronquidos primarios respecto de su gravedad, y tampoco hay evidencia respecto de si la frecuencia, la intensidad o la localización exacta del ronquido juegan un papel en la posible asociación con aterosclerosis u otras enfermedades”, afirma la doctora Soler quien comenta que “también se echa en falta una actualización detallada en cuanto a los protocolos de tratamiento, clásicamente basados en procedimientos quirúrgicos ORL con ablación de tejidos blandos orofaríngeos mediante laser”.
La Academia Americana de Medicina del Sueño (AASM) publicó una guía de práctica clínica en la que recomendaba el uso de dispositivos de avance mandibular (DAM) frente a no utilizar ninguna terapia, pero hay estudios de alta calidad que han puesto en evidencia el riesgo de complicaciones con el uso de estos dispositivos dentales.
En consecuencia, dejando aparte el AOS, determinar cuando el ronquido primario constituye un riesgo para la salud sigue siendo una cuestión sin resolver adecuadamente, y debe evaluarse cuidadosamente sopesando los pros y los contras de las actuaciones terapéuticas.