VALENCIA | REPORTAJES

El primer libro literario impreso en la Península Ibérica está en Valencia

ALBA PÉREZ - 04/05/2024

La muestra conmemora los 550 años de la llegada de la imprenta a Valencia

Valencia cumple 550 años de la llegada de la imprenta a la ciudad, un hito en la historia y la cultura valencianas que abrió paso a la imprenta en España como industria editorial. Es por esto que la Biblioteca Històrica de la Universitat de València lo conmemora con la exposición ‘Trobes: 550 años de la imprenta’, que acoge el primer libro impreso en la Corona de Aragón y el primero de carácter literario de la Península.

El recorrido expositivo se articula en torno a dos salas, la sala Duc de Calàbria de la Biblioteca Històrica y la sala de Bigues, ubicadas en el edificio fundacional de la Universitat, que este año celebra 525 años. La exposición está comisariada por Antoni Furió, Rosa M. Gregori Roig y Pau Viciano.

El primer libro literario impreso en la Península Ibérica

En 1474, a raíz de la convocatoria de un certamen poético, se publicaban en Valencia las ‘Obres e trobes en lahors de la Verge Maria’, el primer libro impreso en la Corona de Aragón y el primero de carácter literario de la Península. El libro recoge las composiciones poéticas presentadas por una cuarentena de escritores al certamen.

Tal y como ha explicado uno de los comisarios de la exposición, Antoni Furió, en dicho certamen no hubo ganador, puesto que “para no herir susceptibilidades, se declaró a la propia Virgen María como ganadora del concurso. Poco después de la celebración del certamen, en ese mismo año de 1474, se publicaron los poemas, bajo el título de Obres o trobes en lahors de la Verge Maria, utilizando para ello los tipos móviles inventados por Gutenberg y un tipo de letra (la humanística) diferente a la que era mayoritaria entonces (la gótica), y a línea tirada en vez de en dos columnas como era también habitual. Todo ello contribuyó a resaltar la belleza y elegancia del libro, del cual solo ha llegado hasta nosotros un solo ejemplar, que actualmente se conserva en la Biblioteca de la Universidad de Valencia, que ha sido, por otra parte, la organizadora de la exposición”.

Trobes, publicado en 1474, no es el primer texto impreso en la península, puesto que este fue el Sinodal de Aguilafuente, fechado en 1472, pero sí el primero de carácter literario. “Y tuvo una gran trascendencia en la ciudad, porque desde ese primer libro no dejaron de imprimirse otros nuevos”, de diferentes materias como teología, filosofía, derecho, medicina, veterinaria o ajedrez. Existía un grupo muy amplio de lectores, “de diferentes estratos sociales, incluidas las mujeres, grandes lectoras de los libros tanto de literatura como de devoción piadosa”, ha destacado Furió.

Una exposición con “muy buena aceptación”

Esta no es la primera vez que se expone les Trobes al público, puesto que la primera exposición se celebró en 1874, para conmemorar el 400 aniversario, que “por entonces se consideraba el primer libro impreso en España, y se celebró en plena Renaixença, organizada por la Universidad y el Ateneo”. La segunda fue en 1974, al final del franquismo, “que le dio a la celebración de la efeméride una coloración patriótica, esta vez desde el lado de la hispanidad, y en un momento en que ya se conocía un texto impreso anterior”, ha detallado el comisario de la exposición.

Aunque la exposición lleva pocos días abierta al público, “la recepción crítica ha sido muy favorable y se espera que tenga también una muy buena aceptación por parte de los visitantes”. Además de los libros expuestos, manuscritos e incunables de una gran belleza, la exposición cuenta con mapas (con los itinerarios de los primeros editores y tipógrafos, desde Alemania hasta Valencia), cuadros, grabados, pinturas y medios audiovisuales en los que se relata, por parte de reconocidos especialistas, la gran aventura del libro impreso, desde la llegada de la imprenta hasta 1500.

La historia de la imprenta en Valencia

Tal y como ha explicado Antoni Furió, la imprenta llega a Valencia en un momento de gran prosperidad material y esplendor cultural y artístico. Con más de 70.000 habitantes, Valencia era entonces la ciudad más populosa de la península. También era un importante centro económico y financiero y su condición de puerto mediterráneo la conectaba con las grandes rutas comerciales que iban desde Venecia y las ciudades del norte de Italia a Flandes e Inglaterra.

En Valencia había mercaderes de diferentes países, fundamentalmente italianos y alemanes, pero también castellanos, portugueses, franceses y flamencos. Entre los mercaderes alemanes destacaba la Gran Compañía Comercial de Ravensburg, dedicada a la importación y exportación, y entre los productos comercializados pronto entraron los libros impresos. En un momento dado, no solo importaban libros impresos en Italia (Venecia, sobre todo), sino que decidieron imprimirlos in situ, en Valencia misma, aprovechando el dinamismo cultural y el alto grado de alfabetización de la ciudad, no solo entre las elites aristocráticas y burguesas, sino también entre las capas medias.

Hay que tener presente también que el Cuatrocientos es el siglo de oro de las letras valencianas y catalanas en general, con Ausiàs March, Joanot Martorell, Jaume Roig, Isabel de Villena y Roís de Corella. Un mercader alemán, Jakob Wissland fue el primero en ver en el libro impreso --una innovación que apenas tenía veinte años y había tenido su origen precisamente en Alemania, con Gutenberg-- una oportunidad de negocio y trajo a un compatriota, el tipógrafo Lambert Palmart, para imprimir libros en Valencia.

Finalmente, el hecho de que en marzo de 1474 se celebrase un certamen poético en honor de la Virgen María fue el detonante para iniciar la aventura editorial, ya que el primer libro impreso, Les Obres o Trobes en lahors de la Verge Maria, fueron precisamente los poemas presentados al concurso. Tras Jakob Wissland y Lambert Palmart, se establecerían en Valencia muchos otros editores y tipógrafos, en su mayoría alemanes, que llegarían a imprimir un centenar de libros hasta 1500 (son los llamados incunables) y convertirían a Valencia en un importante centro editorial.