¿Es peligrosa la Inteligencia Artificial para la salud laboral?
Un investigador de la UV ha reflexionado al respecto y estas son sus conclusiones
Un estudio de Adrián Todolí, profesor de la Facultad de Derecho y codirector de la Cátedra de Economía Colaborativa y Transformación Digital de la Universitat de València, pone de relieve los riesgos para la salud que pueden provocar los algoritmos y la inteligencia artificial derivados de la progresiva automatización de la gestión del trabajo. Publicado en la revista Labour & Law Issues, el artículo advierte de que las máquinas pueden tratar a los humanos como si fueran otras máquinas y propone que los algoritmos se diseñen contemplando los riesgos laborales existentes.
El uso de las nuevas tecnologías crece continuamente en el ámbito laboral y tiende a introducir algoritmos o sistemas de inteligencia artificial que forman parte de la gestión del trabajo en la empresa. Para optimizar la productividad, estos programas analizan datos y rutinas que evalúan el desempeño y la eficacia; establecen turnos y tiempos de producción; diseñan y designan tareas; e incluso analizan la información de aspirantes a un puesto y seleccionan las opciones que más se ajustan al criterio de la empresa.
En su investigación, el profesor del Departamento de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social Adrián Todolí detalla que el personal de una empresa se expone a determinados riesgos cuando la gestión de los recursos humanos y las relaciones laborales se automatiza. Así, la monitorización constante mediante tecnologías como el GPS o dispositivos wereables; o también la intensificación del esfuerzo como consecuencia de un plazo marcado por el algoritmo, lo que puede generar estrés, ansiedad, desánimo e incluso depresión.
“Las nuevas tecnologías deben programarse para prevenir y reducir estos riesgos, teniendo en cuenta factores concretos como la transparencia de su funcionamiento, la adaptación a las capacidades de cada integrante del personal o el margen de autonomía para tomar decisiones y autoorganizarse”, ha destacado el investigador de la Facultad de Derecho.
El experto también analiza otros factores de riesgo como la posible discriminación mediante la utilización de datos no igualitarios preexistentes o inferencias estadísticas fuera de la ética profesional y el derecho a la privacidad; o como los fallos en el funcionamiento y los ciberataques. Además, cita la despersonalización y la falta de empatía propias de las máquinas, que ejercen sus actividades sin tener en cuenta las circunstancias personales. Entre otros casos, Todolí cita el big brother, o sensación de estar siendo observado en todo momento, o el burnout o síndrome de quemarse por el trabajo, resultado de la falta de privacidad o el control tecnológico invasivo.
Por ello, los algoritmos y la inteligencia artificial en la gestión del trabajo pueden provocar problemas de salud física y mental como el incremento del estrés, la ansiedad y la frustración; la disminución de la autoestima y la depresión en casos más extremos; la reducción del contacto humano y el empeoramiento del ambiente de trabajo. También pueden provocar cambios en la personalidad relacionados con la deshumanización que puede ejercer el algoritmo.
Regulación
Por todo ello, Todolí destaca la importancia de que los algoritmos se regulen, como una fase posterior a su desarrollo teniendo en cuenta los riesgos laborales. En este sentido, es importante el respeto a la privacidad y la no discriminación, y la necesidad de que una persona capacitada supervise las acciones de los algoritmos y mantenga el contacto y las comunicaciones con personas empleadas.
El profesor de la Universitat de València recuerda que estas nuevas herramientas, además de la gestión eficiente de la empresa y los recursos humanos, pueden ofrecer aspectos positivos como mejores evaluaciones y métodos de prevención, detectar riesgos mediante sensores audiovisuales y auditivos, además de alertar y aumentar la protección de las plantillas.