Musicoterapia fallera, una melodía de bienestar para no perder los recuerdos en ancianos
El sonido de las charangas y las agrupaciones musicales tradicionales estimula a las personas mayores con problemas cognitivos
Con motivo de la celebración de las Fallas, ancianos de diferentes residencias de Valencia participan en sesiones de musicoterapia vinculadas a estas fiestas. La música, más allá de ser exclusivamente lúdica, “es un estímulo que puede llegar a nuestras emociones, evocar recuerdos relacionados con las Fallas o simplemente ayudarnos a relacionar momentos y mejorar nuestras relaciones sociales”, trasladan los animadores socioculturales, musicoterapeutas y psicólogos de las residencias Ballesol Valencia que desarrollan este proyecto.
Como elemento terapéutico la musicoterapia fallera, el sonido de las charangas y agrupaciones musicales tradicionales, por ejemplo, da respuesta a la persona mayor en muchas de las necesidades que presenta. Después de dos años sin poder celebrar estas fiestas, estos ancianos pueden cantar acompañados, tocar instrumentos, bailar o escuchar música, “que sin duda marca una gran diferencia en el bienestar del día a día de una persona mayor, y si es estimulando tradiciones, costumbres y hábitos falleros más aún”, insisten desde Ballesol.
La Musicoterapia fallera permite cuidar la salud de forma integral desde los aspectos físicos, cognitivos, psicológicos y sociales de la persona. Siendo un “elemento terapéutico que puede dar respuesta a la persona mayor con deterioro cognitivo y/o funcional en muchas de las necesidades que presenta”, aprecian los profesionales de diferentes disciplinas que desarrollan esta actividad.
Centenaria y fallera
A sus 99 años, Rosario Somoza está cumpliendo su sueño. “Llegar a los cien habiendo sido fallera mayor”. Después de dos años sin poder celebrar unas fallas en la residencia de Serrería, participar en los talleres de musicoterapia la hace ser más participativa y comunicativa. Pero sobre todo, comparte, “recordar parte de mi historia de vida en las fallas de Valencia, recuperar la niñez, la juventud y el día de ayer…”.
A través de estas sesiones, los ancianos escuchan el sonido de las Fallas, los pasacalles, las sonoras “despertás” o el camino hasta la ofrenda con la música más personal “que hace que captemos nuestra atención o incluso que podamos entablar una conversación más fácilmente”, aprecian como beneficios los residentes.