Las Franciscanas de la Inmaculada reeligen como superiora general a la venezolana Aniuska Aponte Vargas
La congregación de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada, fundada en Valencia en 1876, ha reelegido como superiora general para el próximo sexenio a la venezolana Aniuska Aponte Vargas, quien renueva, de este modo, el cargo que ya asumió en el año 2013.
La elección ha tenido lugar en el marco del XXVI Capítulo General que la congregación está celebrando en el Centro de Espiritualidad Madre Francisca de Moncada y que concluirá este viernes, 2 de agosto, bajo el lema “Os infundiré un Espíritu nuevo”, según ha informado la congregación.
Asimismo, en el Capítulo General también ha sido elegido el Consejo para el próximo sexenio, compuesto por Hilda Dávalos como Vicaria general y por las Consejeras Carmen Tarazona, Elsy Kamdamkulathy y Mª Antonia Fernández Moral, que también es administradora.
En este Capítulo se reúnen 27 religiosas representantes de las comunidades de la congregación en España, Portugal, Italia, Perú, Chile, Venezuela, Puerto Rico, India, Marruecos, Kenia, Honduras, Colombia y Uganda con la finalidad de “tomar en consideración los desafíos que interpelan hoy a la Iglesia y a la vida consagrada, en particular a la congregación”.
La congregación de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada es “una pequeña congregación internacional e intercultural, presente en cuatro continentes”.
Franciscanas de la Inmaculada
La congregación de las Franciscanas de la Inmaculada, que tiene su casa General en la capital valenciana, fue fundada en Valencia, en 1876, por la religiosa Francisca Pascual Doménech (Moncada 1833-1903) y aprobada por el papa León XIII en 1901.
El sepulcro de Madre Francisca, actualmente en proceso de canonización, se encuentra en la Capilla del Centro de Espiritualidad, en Moncada.
En la actualidad, más de 300 religiosas de la congregación trabajan en España, Italia, Portugal, India y países de África e Iberoamérica, en la educación de los niños y jóvenes, en la educación y acompañamiento de las personas sordas y ciegas, en residencias de ancianos, así como en la atención sanitaria de mujeres, niños y enfermos de lepra.