Un estudio de la Universitat revela la desigualdad de género del teletrabajo, el telestudio y los cuidados entre la comunidad universitaria
Isabel Pla i Mar Moncho, investigadoras de la Facultad de Economía de la Universitat de València, están realizando una investigación para conocer cómo afecta la crisis provocada por la COVID-19 sobre la comunidad universitaria en sus tiempos de vida personal, trabajo, estudio y cuidados.
De los primeros resultados de la encuesta, que está abierta hasta el 30 de junio, las investigadoras alertan que las consecuencias de la crisis provocada por la Covid-19 cuestiona la eficacia de las condiciones de igualdad del teletrabajo o el telestudio a medio plazo y por tanto la adopción de la ‘nueva normalidad’ tiene que ir unida a la regulación de las nuevas formas de trabajo y estudio, abordando las desigualdades existentes entre los tres colectivos universitarios: profesorado, personal de administración y servicios, y alumnado.
Las autoras concluyen, con los datos obtenidos hasta ahora, que el profesorado (PDI) de la Universitat de València destaca haber intensificado su carga de trabajo pero que, en cambio, su productividad ha disminuido. Por su parte el estudiantado afirma encontrarse sobrecargado: “Este es el colectivo que más refleja los peligros de la desigualdad sobre los costes más nocivos del confinamiento”. Mientras el personal de administración y servicios (PAS) “ve más deseable el teletrabajo que el resto de la comunidad universitaria”.
Los tres colectivos destacan, según las autoras, que entre las causas que contribuyen a la disminución de la productividad en el trabajo remunerado y en los estudios se encuentran la necesidad de realizar algunas de las tareas en el espacio de trabajo, la pérdida de comunicación cara a cara con compañeras y compañeros, los inadecuados espacios donde se realiza el trabajo o los problemas informáticos.
Los primeros resultados apuntan que no solo se ha producido un aumento en el tiempo dedicado al trabajo remunerado y al estudio, los tres colectivos han visto aumentada, paralelamente, la dedicación a las tareas del hogar y a los cuidados. Aunque este aspecto es generalizado, afecta en especial, a PAS y PDI. “Para compensar esta situación, los horarios establecidos para el trabajo remunerado y para el estudio se han tenido que modificar y ampliar –básicamente en horas intempestivas- de forma que el tiempo personal prácticamente se ha extinguido”, explican Pla y Moncho.
Los datos de la pandemia Covid-19 reflejan, según el estudio, un efecto diferenciado por razón de género. Así, mujeres y hombres se ven afectados de diferentes maneras por la crisis. Esta situación se ve más claramente en las necesidades de los cuidados. En el caso del profesorado y del personal de administración y servicios, tanto hombres como mujeres afirman haber aumentado su dedicación a las tareas del hogar y a los cuidados. Sin embargo, son las mujeres las que se encargan en mayor medida de las tareas del hogar y del cuidado de las personas dependientes. En el lado positivo, el profesorado varón refleja una mayor implicación que antes del estado de alarma en las tareas de cuidado de niñas y niños. Adicionalmente, otros indicadores indirectos de una mayor responsabilidad en los cuidados muestran que son mucho más las mujeres de los dos estamentos quienes manifiestan “la dificultad de trabajar con personas dependientes puesto que a todas horas se requiere su atención y se dificulta su trabajo por el riesgo de interrupción y disponen, además, de menos tiempo libre para sí mismas”.
Una de las consecuencias de esta situación afecta directamente a la carrera de las mujeres académicas, ya que, tal como denunció la investigadora Elizabeth Hannon en un estudio reciente, el número de artículos científicos que estaba recibiendo de les mujeres académicas había disminuido drásticamente, mientras no estaba ocurriendo lo mismo con los hombres.
Por su parte, entre el alumnado el estudio apunta que se ve una sustancial diferencia entre mujeres y hombres. Mientras la mayoría de las mujeres afirma haber aumentado o mantenido la dedicación a las tareas del hogar y cuidados, los hombres indican que su tiempo no ha variado, o directamente, no dedican tiempo ni a los cuidados ni al hogar. “Por lo tanto, se observa como en las mujeres de la comunidad universitaria recae en mayor medida la carga del hogar y, sobre todo, de cuidados”, indican las investigadoras.
Así, según Pla y Moncho, “hay que buscar soluciones institucionales integrales que garanticen unas condiciones laborales y de estudio de calidad y en condiciones de igualdad, que faciliten la conciliación entre esferas y la corresponsabilidad de los géneros”. Lo que está en juego desde el punto de vista de la Economía Feminista, es la necesidad de poner la vida en el centro y pensar en políticas diseñadas para el buen vivir sin volver de nuevo a la ‘normalidad’ tal cual estaba planteada en la sociedad.
Nuevos hábitos y costumbres
Los hábitos y costumbres de la comunidad universitaria también han cambiado. Mientras el PAS y el profesorado afirman consumir más cultura online o haber mejorado su alimentación, el alumnado destaca por hacer más deporte. Ahora bien, los tres colectivos afirman estar más conectados a las redes sociales. Por el contrario, el PAS y el profesorado indican que hacen menos deporte y consumen más bebidas alcohólicas y el alumnado que fuma más.
Según los resultados preliminares de las encuestas, “el malestar general que se vive en la comunidad universitaria es extraordinario”. El aumento del estrés, la angustia por no ver las amistades y la familia, la falta de concentración, el insomnio o la incertidumbre por el futuro son algunos de los efectos sobre la salud laboral y mental provocados por la emergencia sanitaria.
Este proyecto está impulsado desde la Unidad de Investigación de Economía Feminista del Departamento de Economía Aplicada de la Universitat de València.