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Un estudio de la UV demuestra que el derroche de luz altera la reproducción de los insectos

Un estudio de la UV demuestra que el derroche de luz altera la reproducción de los insectos

    La contaminación lumínica urbana afecta directamente al vuelo, la navegación y la visión de los insectos, cuyos ciclos reproductores también se ven desequilibrados por la excesiva potencia de luz eléctrica y cuya mortandad aumenta por la "llamada" masiva que realizan sobre sus propios depredadores.

    Así lo asegura un estudio presentado hoy por el Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universitat de València, comenzado en 2004 y en el que durante este año se ha empleado un nuevo método digital para medir la incidencia del derroche de luz sobre la población de insectos del Parque Natural de la Devesa-Albufera.

    Según el profesor de Zoología de la UV Joaquim Baixeras y el investigador Guillermo Fernández, el derroche energético que supone la contaminación lumínica provoca -aparte de impedir que los ciudadanos vean sólo 200 de las 7.500 estrellas posibles- que los insectos, el grupo animal más abundante de la Tierra y el que tiene mayor actividad nocturna, vean directamente alterado su ecosistema.

    Los efectos comprobados en el estudio señalan, entre otras conclusiones, que una mariposa expuesta durante diez minutos a un foco de luz (por ejemplo, una bombilla) tardará al menos media hora en recuperar su sensibilidad visual.

    La contaminación lumínica también afecta al sistema de orientación de los insectos (que suelen guiarse por la luz lunar) y a su capacidad de reproducción, al disminuir la cantidad tanto de huevos en cada puesta como de feromonas y de predisposición al apareamiento.

    Además, una farola tiene tanto poder de atracción para los insectos -tanto los masivos, como los mosquitos, como aquellos más "valiosos", como las mariposas y los escarabajos- que favorece su aglomeración y, consecuentemente, su desaparición masiva ante la aparición de un mayor número de depredadores, como los murciélagos.

    "Los estamos cebando", ha señalado Baixeras para alertar de que la contaminación lumínica está creando "puntos de alimentación" para determinadas poblaciones de murciélagos en detrimento de otras, lo que también desequilibra el ecosistema de estos mamíferos voladores.

    Los resultados de este estudio, en el que ha colaborado el Ayuntamiento de Valencia, pueden extrapolarse a parques naturales y todo tipo de núcleos urbanos porque está comprobado, según estos investigadores, que en pueblos de latitudes altas se ha visto a mariposas de una determinada especie revoloteando entre las farolas cuando, en ese momento, deberían estar reproduciéndose en el monte.

    Con el nuevo método desarrollado para esta investigación, más barato y basado en la digitalización y tratamiento informático de las planchas donde han quedado "pegados" los insectos que acudían a un punto de luz, se pretende calibrar con rapidez cualquier desequilibrio que pueda estar dándose en una especie concreta.

    Como soluciones técnicas, el Instituto Cavanilles propone el cambio paulatino de las bombillas de vapor de mercurio, que dan una luz blanca y son muy contaminantes, por otras de vapor de sodio y baja presión, más respetuosas con el medio ambiente aunque todavía ofrecen una baja calidad lumínica.

    Asimismo, se incide en la necesidad de un progresivo cambio de hábitos en las sociedades urbanas para que racionalicen el uso de la luz eléctrica, den menos importancia a la potencia y centren mejor las zonas a iluminar.

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