La Asociación Familia e Infancia del siglo XXI nace en defensa de una educación sana y rigurosa en formación y competencias digitales
La asociación vela por la formación en competencias digitales segura y sana a partir de una educación integral en la infancia y adolescencia, alineada con la “Declaración Europea sobre los Derechos y Principios Digitales” (26 de enero de 2022).
La Asociación “Familia e Infancia del siglo XXI”, más conocida como “Desempantallados”, nace fruto de la unión de miles de familias procedentes de diferentes regiones de toda la geografía española, que desde 2020 comenzaron a movilizarse y en septiembre de 2023 consolidaron el movimiento en esta asociación.
Su misión es fomentar en la etapa escolar la formación integral de niños, niñas y adolescentes, incluyendo el conocimiento y las competencias necesarias, entre las que se incluyen las digitales, eliminando la digitalización descontrolada que se ha producido en la última década en el ámbito escolar. Una situación que ha afectado negativamente a la rigurosidad del curriculum, la seguridad y la salud de los estudiantes.
Desempantallados está integrada por miles de familias cuyos hijos y/o tutelados, están escolarizados en colegios de congregaciones como Fomento, Educare, Agustinos, Jesús- María, Escolapias, Claretianos, así como otros centros públicos y privados de diferentes ciudades españolas.
En la última década se ha constatado que las congregaciones y colegios mencionados, entre otros, se ha obligado a las familias a la compra o alquiler de un terminal informático de uso individual por parte de los alumnos y alumnas, eliminando el estudio en libros de texto, que quedaban relegados a un uso minoritario para materia de menor peso.
Esta sobreexposición a las pantallas y al ámbito digital ha conllevado problemas graves en la formación, desde aspectos básicos como el descenso generalizado en los conocimientos sobre ortografía, redacción y comprensión lectora, a cuestiones relacionadas con la salud psico-social, al fomentar una mayor interacción digital con sus iguales y menos presencial; problemas de dependencia de los dispositivos; consumo de contenidos inadecuados a la edad; exposición a inseguridad cibernética y ciberacoso; mayor obesidad al favorecer el sedentarismo; incremento de la conflictividad en la familia y en las aulas por la sobreexposición al dispositivo y como consecuencia de algunos de los problemas mencionados y, por supuesto, limitaciones en el proceso formativo.3