La Archidiócesis de Valencia y la UCV se unen para celebrar la II Jornada Mundial de los Abuelos y Mayores
José Luis Sánchez García: “Los mayores tienen tres importantes tesoros: experiencia, sabiduría y tiempo para compartir”
La Vicaría de Cultura y Relaciones Institucionales de la archidiócesis de Valencia y la Cátedra de la Caridad Santo Tomás de Villanueva de la Universidad Católica de Valencia se unen a la celebración de la II Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores que se celebrará el domingo 24 de julio, recordando que “los mayores tienen tres importantes tesoros: experiencia, sabiduría y tiempo para compartir.
"Hemos de contar con ellos para que la sociedad pueda aprovechar esta gran riqueza a la hora de analizar el pasado y poder construir el futuro”, afirma José Luis Sánchez García, Vicario Episcopal de Cultura.
El también director ejecutivo de la Cátedra de la Caridad de la UCV ha apuntado que “en esta ocasión queremos pedir particularmente a instituciones y entidades financieras que tengan especial deferencia en el trato a los mayores, ya que ellos han contribuido al bien común de la sociedad actual, y salvarles de la brecha digital que esclaviza a aquellas personas que no han podido recibir la formación adecuada en temas informáticos”.
En otro momento Sánchez García ha señalado que “si no hay algún imponderable todos llegaremos a mayores. Necesitamos crear una cultura del cuidado, donde todo se haga más sostenible, aprendiendo los unos de los otros y siendo una cadena de esperanza hacia el futuro que conteste a los interrogantes de sentido que todo hombre lleva dentro de sí. La dimensión trascendente es fundamental para dar sentido a nuestra vida”.
La Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores fue instaurada por el papa Francisco en 2021, después de la dura experiencia de la pandemia vivida por nuestros mayores, animándonos a todos a volver a vivir la ternura, de los jóvenes hacia los ancianos y de los abuelos con sus nietos. En este sentido, en palabras del Santo Padre, “los jóvenes necesitan la experiencia existencial, sapiencial y espiritual de los mayores; por el otro, los mayores necesitan el apoyo, el afecto, la creatividad y el dinamismo de los jóvenes”.
Sánchez se hace eco de las palabras del Papa, indicando que “la sociedad debe preocuparse de que niños, jóvenes y mayores tengan la posibilidad de encontrarse e interactuar, de tal manera que puedan contribuir todos, unos aportando sabiduría y experiencia y otros desde su iniciativa y juventud, promoviendo un mayor diálogo y apoyo mutuo intergeneracional”.
Este año, con el lema "En la vejez seguirán dando fruto" (Sal 92,15), el Papa invita especialmente a los mayores a contribuir en la «revolución de la ternura», a enriquecer, a través del testimonio y la oración, a las nuevas generaciones con la sensibilidad especial de los ancianos que nos hace más humanos: “La ancianidad no es un tiempo inútil en el que nos hacemos a un lado, abandonando los remos en la barca, sino que es una estación para seguir dando frutos. Hay una nueva misión que nos espera y nos invita a dirigir la mirada hacia el futuro”.
El papa Francisco vuelve a denunciar en su mensaje la «cultura del descarte» reinante en la sociedad actual: “Una larga vida —así enseña la Escritura— es una bendición, y los ancianos no son parias de los que hay que tomar distancia, sino signos vivientes de la bondad de Dios que concede vida en abundancia. ¡Bendita la casa que cuida a un anciano! ¡Bendita la familia que honra a sus abuelos!”
En este sentido, desde la Vicaría de Cultura se ha señalado que “el año pasado ya recordamos a todas las personas mayores afectadas por la pandemia, por sufrir duramente la enfermedad, vivir en soledad alejados de sus familiares, o incluso por haber fallecido a causa de la misma, muchos de ellos sin ni siquiera poder despedirse de sus seres queridos. No queremos olvidarnos de ellos, más aún si tenemos en cuenta que han sido ellos los que han construido la sociedad que hoy tenemos y todas las mejoras de las que disfrutamos”.
En relación a la atención de la vida interior y la espiritualidad que propugna el Santo Padre en su mensaje de este año, José Luis Sánchez ha comentado que “en todas las etapas de la vida es importante cuidar la dimensión religiosa, pero más aún en esta. Los mayores debemos vivir integralmente, no sólo cuidar de nuestra la salud y continuar formándonos, sino también seguir descubriendo el hilo conductor de eternidad que hace que nuestra vida alcance mayor sentido y tenga mayor esperanza. En palabras atribuidas a Unamuno: si yo tengo sed en algún lugar tiene que haber agua”.
Sánchez García ha recordado a los mayores que sufren enfermedades y minusvalías, y en sí mismo por su edad, pidiendo atención para ellos donde se les viere, dándoles trato preferente en colas, transporte público y, en especial, en trámites administrativos. Así mismo ha pedido también alzar la voz por los ancianos y mayores que padecen la guerra en Ucrania o en cualquier lugar donde existen conflictos bélicos.
Como despedida, el Vicario Episcopal y director de la cátedra concluye que “siendo estos días la festividad de San Joaquín y Santa Ana, abuelos de Jesús, queremos pedir a las familias, especialmente a los nietos, que feliciten a sus abuelos y pasen tiempo con ellos, sabiendo la gran riqueza que supone tener esas raíces ¡Pásenlo bien en familia!”.
Este mes el Encuentro Contemplación y Cultura, que reúne a intelectuales, pensadores, artistas, hombres y mujeres del mundo de la cultura, será dedicado a este tema.
La Cátedra de la Caridad de la Universidad Católica de Valencia desarrolla una labor de investigación permanente a través de la línea Pobreza y Hambre, que reúne a más de 50 expertos investigadores, cuya labor científica, de carácter multidisciplinar, tiene como eje estructural la denuncia de la pobreza, el hambre y la destrucción de alimentos, así como la propuesta de soluciones sostenibles que puedan contribuir a la erradicación de estas carencias. Además, la Cátedra de la Caridad incluye la reflexión sobre todos aquellos temas sociales que necesitan análisis e investigación. Por eso en esta ocasión nos unimos al mensaje de denuncia y, sobre todo, de esperanza en la Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores.