Valencia monitoriza sus playas para medir el impacto medioambiental del turismo
Diferentes puntos turísticos de España han reforzado el control sobre las playas para mejorar la eficacia de los servicios públicos
El sector turístico español se prepara para un verano de récord en el que esperan emular los períodos estivales previos a la pandemia del coronavirus. El Gobierno ya ha adelantado que se recuperará el 90% del turismo extranjero que en 2019 visitó el país. Aquel año se recibieron 84 millones de extranjeros, cifra que se pretende rozar en este ejercicio aprovechando las altas temperaturas y la oferta turística nacional. Por ello, las administraciones de los principales focos turísticos se están reforzando con la tecnología necesaria para controlar los aforos con el objetivo de mejorar el rendimiento de los servicios públicos y minimizar el impacto medioambiental.
La Comunidad Valenciana, sin ir más lejos, ha apostado en varias de sus áreas más concurridas con diferentes sistemas de este tipo. En Gandía, por ejemplo, se ha implantado un piloto que controlará la entrada y salida de vehículos a la zona de playa. Así se conocerá qué cantidad de turistas hay en cada momento y se recopilarán los datos necesarios para mantener en buenas condiciones el entorno.
De igual manera, por medio del Instituto de Medio Ambiente y Ciencia Marina de la Universidad Católica de Valencia, se establecerá un sistema presente en otros países por el cual se recogen imágenes de una playa desde un mismo punto y a diferentes horas, controlando la cantidad de afluencia según el momento y observando cómo cambia el paraje natural tanto por la acción del hombre como por las condiciones climatológicas.
Por ello, cada vez son más los ayuntamientos que optan por la instalación de sistemas de monitorización que recojan todos los datos en tiempo real y permitan gestionarlos desde una consola principal. La monitorización, presente en gran parte de las empresas para mejorar la gestión de su infraestructura IT, capta todos los datos que se generan constantemente y los gestiona desde ese sistema central. De esta manera, se logra tener un acceso mucho más sencillo e inmediato a toda la información recogida y se mejora la capacidad de reacción ante cualquier anomalía detectada.
La importancia de la monitorización en las empresas ha espoleado el interés de la administración por mejorar la eficacia de sus servicios y ahora aplican esta tecnología en la gestión de sus playas. Los ayuntamientos de zonas turísticas muy concurridas tienen especial interés en conocer el estado de los puntos con más afluencia y ponen su foco sobre las playas, donde ya se están implementando sistemas para monitorizar el estado de cada arenal y controlar el aforo. Así, además de medir cuánta cantidad de turistas visitan un lugar en una franja horaria determinada, se consigue minimizar el impacto medioambiental en el territorio estableciendo medias precisas para mejorar la protección ambiental de las playas así como de la fauna y flora que las habitan.
“La monitorización es una realidad que está presente en el sector privado, y cada vez más instaurado en el público, con la que se mejora el control de puntos turísticos con grandes masas de personas. Con estos sistemas se puede calcular qué cantidad de gente hay en cada playa en un momento determinado. Y, así, se puede mejorar la eficiencia de servicios sanitarios, de seguridad o simplemente restringir el aforo de alguna de estas zonas si el daño medioambiental que se está ocasionando es alarmante”, explica Sancho Lerena, CEO de la empresa española Pandora FMS, que monitoriza sistemas de gigantes como Rakuten o Toshiba, además de administraciones públicas como Madrid Digital u hospitales.
Presente en toda España
Estos sistemas de monitorización están siendo instalados en diversos puntos del país. En playas de Mallorca, por ejemplo, estará instalado el Sistema de Observación y Predicción Costero de Baleares. Con este mecanismo, la administración permitirá que los turistas compartan fotografías tomadas desde un mismo punto de la playa, permitiendo ver la evolución del paisaje para controlar su contaminación y dejando constancia del aforo que hay a cada hora en la playa.
Este mismo experimento basado en monitorización estará presente también en puntos de Galicia o en playas de Cádiz. Los dos objetivos principales en todos los casos son controlar el impacto medioambiental y saber el aforo aproximado que hay en cada playa en distintas franjas horarias para poder gestionar los servicios públicos de la forma más eficiente.
Gran Canaria, igualmente, ha invertido 500.000 euros en un sistema para monitorear playas muy concurridas como la de Las Canteras, Alcaravanera y La Baja. Por su parte, Barcelona empleará drones, tras invertir casi 170.000 euros, para medir el aforo de cada playa sin necesidad de identificar a la población. En ambas situaciones, la monitorización será fundamental para recopilar todos los datos y permitir actuar a las autoridades según convenga.
“Los procesos de monitorización están en nuestro día a día, es normal que las administraciones y empresas turísticas se adhieran a este tipo de sistemas”, reconoce el CEO de Pandora FMS. “La monitorización permite acceder a la información por un solo medio. En este caso, un ordenador donde se concentran todos los datos que se van generando al segundo y que, si no existiera el sistema de monitorización, habría que ir recopilando de cada consola específica. Así, si en una zona hay alguna alerta, se puede actuar desde la consola central y se puede advertir al resto de áreas”, indica Lerena.
Oleada turística
El verano del 2022 se planteó como el del regreso a la plena normalidad, también en el ámbito económico. Sin embargo, el estallido de la invasión rusa de Ucrania y la posterior ola inflacionista hicieron temer una nueva crisis desde mayo hasta la actualidad. Pese a ello, desde el Gobierno se ha reafirmado que la economía española es “fuerte” y se ha situado el turismo como uno de los motores de estos próximos meses.
Las previsiones del Ejecutivo pasan por de recuperar nueve de cada diez turistas extranjeros que visitaron España en 2019, año en el que se recibieron 84 millones de personas en los 12 meses del ejercicio. Por el momento, ya se han calculado más de 20 millones de asientos de avión reservados para estos meses. Además, hay opciones de que el turismo nacional crezca también un 3%, por lo que la economía no solo se verá impulsada por población extranjera.