Poemas de «La guadaña entre las flores»
EL BANDERILLERO
Madre,
está creciendo nuevamente la hierba inmensa
al otro lado de esta casa.
Los caminos,
que huelen a mar,
las mujeres en las ventanas, llorando
al mar,
te esperará también a ti la muerte, segador, segador,
una ciudad tan alta, las espigas amarillas.
Bajo la sábana de tu lecho las espigas amarillas
infinitas.
Madre, allí viene él, arriba de la noche,
las espigas azules,
el mar.
Ese niño perdido en la orilla de una playa,
mueven maracas las ancianas dentro de sus cabañas negras.
Se escucha una caída,
nunca deja de sonar en la hierba ese golpe amarillo.
Te aplauden desde los abandonados balcones
hombres y mujeres, espigas.
En este campo, amor, en que yo te amo.
El mar.
PARED
El público que te mira
come con la misma boca,
anda con los mismos pies,
sus cabellos se entrelazan
en una plana pared,
están pintados en una pared,
son una pared.
Hablan desde una pared,
ríen desde la planitud
de una pared,
sus ojos, inexpresivos, miran, pintados,
desde la misma pared.
Y, desde la pared, con sus planas bocas,
la pared dice ¡Olé!
¡Olé!
UN MISMO AGUA
Este es el mismo agua
que tocaron sus manos,
que tocan las tuyas,
que toco yo.
La idéntica sangre
que hizo andar a ellos,
con la que tú caminas,
por la que ando yo.
Agua que abre las flores,
que hace brillar tus ojos
y que yo oiga tu voz,
sangre de la honda tierra,
de las venas del mundo,
que une el toro al campo,
su corazón al mío
y este poema al dolor.
LA CANCIÓN DEL MAYORAL
En tus pasos la muerte, tus piernas son de la muerte,
tu mirada de la muerte, en tu lengua la muerte.
Sangre, tristeza, lluvia, duele hablar de ti,
la hoz.
Mayoral, la hoz,
tu sonrisa la hoz,
en tu heno la cruz, los clavos verdes, come, toro,
y muere la pradera.
Viene tu te quiero de nieve a cubrir de hielo
las cumbres, los labios, mayoral,
invierno.
Mayoral, invierno, luz, lágrima,
manos verdes, manos blancas, el vino,
la muerte.
Tu cara verde un árbol más, los pájaros,
y caminas por dentro del toro, su mujer callada,
le creces cielos falsos en la espalda y pájaros,
caminas las astas con piernas de estrellas, azul,
pero lluvia, y tu morada en la noche,
la tristeza y la sangre, mayoral,
tu verde reino, la llama de tu lengua, tu heno rojo,
la hoz,
en tus dedos de margarita la hoz, y la sangre, el viento,
su funeral en tus dedos celestes, la sangre, tristeza,
la hoz.
[Poemas pertenecientes a la edición definitiva del poemario antitaurino "La guadaña entre las flores" (Asociación Cultural David Fernández Rivera). Toda la info del libro en http://la-guadana-entre-las-flores.blogspot.com/]