Yo, migrante
Oración del refugiado
Si me niegas, te niegas
Todos venimos de un mismo camino largo
de una única nación
que fue tan grande y tan solidaria en sus inicios, como las estrellas en el cielo
que jamás se separan
y no tienen fronteras
Déjame, déjame que te diga antes de morir tragado por el mar que llames en la noche a tus familiares, y que te despidan, que te den el último beso, piensa una frase que te retrate para tu tumba, a quien tragará el mar es a ti, y a todos ellos, díselo y llorad sentados en la mesa vacía de la casa a las tres en punto de la madrugada
Dice la abuela más vieja de esta tierra que los mares fueron nacidos para las personas del mar: ballenas, los delfines, el pez manta, el tiburón, incluso la sirena y los capitanes que salieron los últimos de su barco que se hundía
Y las capitanas, que hoy las hay, y grandes
El agua no está hecha para que anden pies humanos
Dice la abuela de tierra que nos mira cada palabra que decimos que todo está revuelto
Que no se camina el mar
Que tanto barco con gente a la deriva la hace llorar antes del amanecer, mucho, y que ya ha llegado un momento en que no lo puede disimular,
Hoy el arce que se yergue alto en mi casa de campo, en pleno agosto, ha echado hojas, no muy largas de rama, en algunos de sus regios brazos beiges y en otros no
Eso nunca ocurría
Ese arce se pone todo verde como una gran melena de señora guapa que el viento mece en marzo
Hay fotos de españoles en blanco y negro, maletas en mano, emigrando a América, Europa, Argentina, México... fotos de gente, de vivos con sangre igual de roja que la del niño famoso que murió boca abajo en la orilla y su imagen dio la vuelta al mundo, cuando su sangre ya era detenida, como las caracolas y los periódicos, y esa gente en esas fotos muchas en cajones otras una vez te cuento encontré una apareciendo uno de sus extremos de la tierra, escarbé con cuidado, con amor, luego limpié la instantánea antigua en la que se veían unos padres y unos niños, con bolsas y maletas y un cara de preocupación, estaban allí, eso se había vivido, limpié la foto, me fui al río, me acerqué a un caballo que había tras un enrejado y le toqué el hocico, pensando en "ellos", en ese ellos que sabía no eran desconocidos por mí
Me abracé a esa foto
Le dije adiós al caballo, que ya estaba de espaldas
Como tantas veces me he abrazado a una ola cuando me bañaba sin conseguir que se marchase pronto
pero recordando para siempre el sentimiento
Todo nos une
Esa rabia, esa desesperación, de los que venden trastitos en mantas, es la sobrecarga de malas miradas de los otros
No mires tan mal a la hierba de extrañas formas que se adentra en tu huerto o al insecto palo que entra por casualidad en tu casa
Todo tiene una intencionalidad en este que crees no guión
Ayúdalo, mi mujer coge un papelito, yo la ayudo, entre ambos ayer pasamos de un lugar muy enredado de la hierba a un insecto palo, era bellísimo, color pajizo casi rojo, si vierais, con cuánto miedo por hacerle daño Iratxe acercaba el papel a nuestro hermano antiguo
Lo depositó en otro lugar más seguro, decía, en el anterior había saltamontes y estaba muy cerca del paso de pies
Todo se traslada con pies, aunque sin saberlo a veces tenga alas
Todo el suelo le da su bienvenida
Hay tantos pueblos en España que en sus ordenanzas dicen: Prohibido alimentar gatos
Ellos, que fueron obligados a seguirnos
Ahora no tienen mundo y son masacrados y humillados, mirados por encima
El Amazonas arde y todas las especies corren huyendo de la llama, perdidas su casas, sus universos,
correr llorando hacia ningún lugar quizá sea peor que perecer en la llama azul
Dime, amor, si alguna vez este mundo tendrá tu corazón
Hay más plantas en su huerto de las que cree el jardinero