¿Mascarilla? ¿Para qué? ¡Si nos vamos a torrar vivos!

En tanto pienso en lo cansino y fatigoso que resulta el monotema covid, sobre todo porque observamos que la pandemia no se marcha, y sabiendo que dicha pandemia ha venido porque se le ha abierto la puerta como buenos anfitriones, y porque nada en positivo o inteligente se está haciendo por mitigarla.

Y teniendo en cuenta la raíz del problema, de la que nadie habla, uno se pone cada día más de mala hostia.

Como expone en su magnífico artículo que no me cansaré de citar, la bióloga y activista animalista Rosa Más, "Covid 19: Desde lo profundo del bosque": "SARS Covid-2 (agente causal del Covid 19), Ebolavirus, VIH, MERS-Cov… son virus que tienen algo en común: nos producen enfermedades potencialmente letales y viven, -vivían-, en intrincados espacios forestales formando parte del ecosistema. Hace unos diez años que se conoce el efecto protector de la naturaleza frente a los agentes patógenos; en numerosas enfermedades zoonóticas, que son aquellas en las que hay especies de animales no humanos implicadas en su transmisión y difusión, ocurre que el contagio no se da desde otra única especie a las personas, sino que hay una serie de ellas que pueden actuar como reservorios de la enfermedad. Esto produce un efecto de amortiguación o de dilución de la carga viral entre los diferentes huéspedes, de modo que queda repartida dificultando la llegada de los elementos infecciosos al ser humano. Sin embargo, como agradecimiento a la protección que los ecosistemas y sus habitantes nos brindan frente a graves patologías, nos hemos dedicado a asolar el medio, matando a aquellos individuos que ejercían un efecto pantalla entre los agentes patógenos y el ser humano."

Para colmo y como complemento nos enteramos de que hay laboratorios en todo el mundo que, desde hace muchos años, manipulan coronavirus, la excusa es que lo hacen para pruebas y vacunas, pero esa es sólo una de las motivaciones, la otra, es sabido, lograr armas bacteriológicas. En esa carrera andan muchos países. Todos lo saben. Saben que en todo lugar hay conjuntos de edificios ("laboratorios científicos", llamémosle como merecen: Centros de ecoterrorismo), que nos pueden mandar a tomar por culo en unos días, como ha ocurrido con el covid19, que no hay dios que lo frene; como éste, tienen más y variados, como en piñata.

Y por aquí siguen en la tele diciendo cómo colocarse la mascarilla y que la culpa fue del chachachá y de los independentistas, que bien en la cárcel están, que se pudran allí, dicen -y se quedan tan contentos-. A veces, el vivir rodeado de idiotas pasa factura, la inteligencia emocional no es suficiente para soportar tanta mezquindad y mediocridad.

Menos mal que de cuando en cuando surgen noticias de resistencia contra tanta iniquidad y suicidio colectivo.

Greenpeace anuncia que "Por primera vez en España, hemos iniciado un proceso judicial por inactividad del Gobierno frente al cambio climático. Y lo hacemos de la mano de Ecologistas en Acción y Oxfam Intermón. [...con intención de] mejorar las nefastas políticas climáticas de las últimas décadas, pasos tan pequeños no son suficientes para mantenernos por debajo de la marca de 1,5 ºC de aumento de las temperaturas. Se nos acaba el tiempo y necesitamos más ambición, porque España está entre los países de Europa más afectados por el cambio climático: Los episodios de sequía son cada vez más graves: 7 de nuestras 10 cuencas hidrográficas presentan el mayor estrés hídrico (sequía crónica) de toda Europa, y entre el 75% y el 80% del país está en riesgo de convertirse en desierto a lo largo de este siglo. Cada vez hay más incendios y de mayor intensidad. El nivel del mar sube constantemente: deltas como el del Ebro y el del Llobregat, la Manga del Mar Menor y la costa de Doñana tienen un gran riesgo de inundarse y desaparecer. La temperatura en España se ha incrementado 1,7 ºC, lo que ha provocado, por ejemplo, la pérdida de más del 80% de los glaciares pirenaicos, que podrían desaparecer en 2050, o la reproducción de insectos como el mosquito tigre, responsables de la propagación por el territorio de algunas enfermedades tropicales."

Culmina Greenpeace su comunicado anunciando que "Por todo ello hemos decidido dar este paso histórico e iniciar un procedimiento para exigir al poder judicial que obligue al Gobierno a tomar decisiones políticas más ambiciosas y valientes, sumándonos a la lista de litigios climáticos presentados en en todo el mundo en países como Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia, Bélgica, India o Nueva Zelanda."

Quien me lee a menudo o de vez en cuándo sabe que rechazo todo gobierno, soy anarquista. Creo en la confrontación contra todo poder como única forma de salvar la Tierra.

Veo que los ecologistas dejan corta su mirada, en general son especistas, observan los ecosistemas como un paquete como "el barco pirata de los click de famobil". No ven individuos. Les preocupan las desapariciones de especies, más que la muerte de los individuos. Por eso muchas veces nos encontramos con la sorprendente noticia de que ciertos envíos de cazadores asesinos al monte para "decrecer" cierta especie de animal en individuos en tal zona, es refrendada por alguna asociación ecologista. Es espantoso. Que los cazadores sólo son psicópatas asesinos es incuestionable. Que no son "reguladores" de nada sino todo lo contrario, es obvio.

El animalismo, buena parte de él, tampoco pone atención al ecologismo, esto es, a la emergencia climática, a los ecosistemas. Una rama más inspirada y visionaria, sí, esperemos crezca, lucharemos por ello.

La parte buena de esto es que entre unos y otros si golpeamos la piedra haremos al final caer el muro. Nos quieren detener por agotamiento, pero no lo conseguirán.

De no confrontar este mundo que va al autosuicidio, al biocidio de toda la Tierra, sin remedio, con el refrendo de gobierno y pueblos (de pueblos también porque nada hacen), de no dar un paso y unirnos a la resistencia, estamos abocados a soportar un creciente calor, es una realidad terrible, veranos que finalmente serán tan insoportables que no se podrá salir de casa, sufriremos quemaduras en la piel, habrá que salir con ropa de manga larga y pantalones largos, sombreros, cuando salgamos. ¡No da risa! Esto del covid y la mascarilla, comparado con eso que se viene, y pronto, de no ponernos en marcha para repararlo, es un juego. Un juego de niños.

Avanza el Infierno hacia la puerta de todos, Satanás con sus fuegos y los mares de pie, dispuestos a cabecear sus fuegos y olas entre nuestras familias, y no dejar ni memoria de nosotros, sólo muerte. Y será merecido. Por torpes, por idiotas, por egoístas.

¿Te unes para defender Casa? Yo no me resigno.

Por encima del tema covid está el de la emergencia climática. Es como estar cuidando un enfermo -varios-, para que no muera en un hospital, y el hospital ardiendo desde fuera y pronto por dentro, y nadie ocupándose de echar agua. El enfermo morirá quemado, no por su enfermedad. Antes entran las llamas que nada más. No es la luz la más veloz en el espacio, es el fuego. Ese fuego del que hablo, viene volando feliz por el cielo de nuestra estupidez, mientras nos frotamos fervientemente las manos con hidroalcohol. Y la gente bromea en las cajas de los supermercados, de lo molestas que son las mascarillas, y que no se te entiende cuando hablas.