La lucha animalista en España: presente y porvenir XV
Los animales en las manos de todos
Da lo mismo que sean amigos suyos declarados o enemigos mortales, los animales sufren la total miseria de tener que agachar cabeza frente a humanos, o elevarla para intentar advertir en los ojos de los humanos para saber qué quieren de ellos, en cada momento. Su mundo, entre nosotros, es peor que lo que conocemos como pesadillas. Las pesadillas cesan, te despiertas y las olvidas. Vivir como animal no humano entre humanos es pesadilla que no termina jamás.
En las manos de los enemigos, de los especistas, las diversas especies de animales sólo pueden abandonarse cerrando los ojos esperando que el dolor, la humillación, lo que sea tan horrible que venga, termine cuanto antes, en los mataderos, en las granjas de seres hacinados y pisando sus heces y orines, como judíos en los barracones, el Cuarto Reich, el antropocentrista especista, quiere hacerles sufrir, y lo saben, se percibe en todo el ambiente. Lo que nos une a todos los animales, incluido el animal humano, es la percepción del miedo. Eso me lo recordó y matizó la poeta Emma Pedreira, vegana también como yo, y activista. Es desde el miedo que nos une y es el mismo desde el que debemos partir para hablar de ellos, me dijo una vez. Y dio en el clavo. No creo que sea tan importante hablar de que los animales pueden realizar operaciones complejas de comunicación, que mantienen algunas especies unos lenguajes de similar complejidad que los nuestros, que saben hacer esto o lo otro (que, por otro lado, todo esto se advierte de resultas de una observación meramente subjetiva, dado que la ciencia biológica en este sentido sólo establece sus certezas por comparación -con nosotros- y eso trae casi todos los aciertos, pero también demasiadas presunciones, muchas que van en contra del resto de los animales), lo que nos debería importar es que padecen el mismo miedo, pavor, ante las mismas situaciones que nosotros, ante el fuego, ante la inminencia de la muerte, al padecer la enfermedad, ante el dolor, ante la perdida, ante la soledad.
Todo ese compendio de sensaciones complejas y maravillosas -la vida- que configuran a un ser, único e insustituible, es lo que a lo bruto matan los humanos como amos del mundo que se creen. Se los llevan por delante para comer. Los usan para entretenimiento, sin sentir remordimiento alguno en mantenerlos encerrados en jaulas las 24 horas del día de toda una vida de reos, animales en exhibición, para que los niños pasen un "emocionante" domingo. Animales de uso y abuso, como los caballos, como los perros cuando se utilizan hasta -vi un uso nuevo hace poco del que no tenía constancia- de salvavidas en la playa. Vi una instantánea donde aparecían perros con chalecos rojos, eran unos cinco, que vigilaban el mar, lleno de gente bañándose, esos pobres habían sido entrenados para detectar movimientos humanos que detectasen aquello que mediante técnicas coercitivas inducidas con violencia, qué humano necesita ayuda, para arrancar a correr a nadar y junto con los salvavidas humanos ayudar en la operación. Si ya existe la profesión humana de salvavidas en las playas, ¿para qué perros? Y ¿por qué no? Dirán los especistas, los esclavistas. Añadirán que están a nuestro servicio, todos los animales.
En general los perros no son amigos de nadar en el mar, les causa miedo. En la naturaleza el lobo, la especie de la que se dice provienen todas las distintas especies de perros, no se baña y nada y disfruta en el agua como el humano, tan sólo toca el agua cuando no queda más remedio, cuando debe atravesar un río poco profundo y poco más. El perro no es un animal preparado para nadar, para defenderse entre las aguas, mucho menos profundas.
Pero ahí el humano, para obligarlo a tareas que no les son inherentes, que incluso les son odiosas.
EN MANOS DE LOS AMIGOS DE ELLOS
Los animales también tienen, muchas veces, la desgracia de caer en manos de quienes dicen ser sus amigos. Un perro o un gato puede sentir que llegó el fin de su desgracia en la cruel calle cuando unas manos amigas lo conducen en brazos a un confortable coche, luego entran en una vivienda, ya parece todo perfecto, hasta que se encuentra tal animal en una jaulita rodeado de otras decenas de jaulitas, en un ambiente insalubre, hablo de animales que han caído en una casa cuyo habitante padece síndrome de Noé. Aquellos que quieren salvar muchos animales y sólo los introducen en un barco atestado que naufraga. En jaulas o en una casa atestada de perros y gatos, el animal que cae en un síndrome de Noé puede llegar a caer en similar o peor infierno que la calle. En ciertos síndromes de Noé no existen diferencias entre quienes conscientemente maltratan animales, porque quien padece Noé no recoge animales porque conscientemente quieren su bien, sólo siguen una pulsión, personal, no se ponen en el lugar del otro, no tienen verdadera empatía. Las protectoras de animales que trabajan seriamente, se encuentran de continuo los peores casos de síndrome de Noé, las llaman las "casas de los horrores". Es imposible explicarle a la persona que hacina a animales en formas contrarias a toda paz animal y salubridad, que lo que hace no sirve y es todo lo contrario a lo que cree pretender. El Noé trae consigo no sólo la insalubridad, también las enfermedades, y lo peor, no tratadas. Quien acumula animales no suele poder llevar a los que enferman al veterinario. El resultado puede el lector suponerlo.
En general el animalismo suele ser laxo, o comprensivo, con las personas que hacinan animales, piensan que lo hacen por bien. Craso error. Yo puedo creer que hago por bien algo y no lograrlo. En el sentir animalista es común observar cómo se aplaude y comprende como bueno, todo aquel gesto, por pequeño que sea, donde alguien dice hacer algo por algún animal. Se piensa: lo hace por bien, lo intenta. No nos metamos con los nuestros. No existe una visión periférica, en amplio, existen clichés, y pensamiento provinciano y trivial.
Por ejemplo, se recibe como gracioso el comportamiento de ciertas celebrities que aparecen con perros de raza (víctimas de la mafia de la cría), posando en fotos ridículas, donde a sus "mascotas" les han hecho coletitas, les han puesto gorritos, gafas o quién sabe. Todo parece muy gracioso.
El uso, y sus deplorables consecuencias, pocas veces es detectado masivamente por el común de las personas que se dicen defensoras de los animales. Los perros odian las peluquerías, odian en especial que les hagan cortes de pelo espantosos donde les dejan, por ejemplo, las patas sólo con piel, las pezuñas con pelo, luego mucho pelo en la parte del lomo y pelado hacia la parte del culo, la cola sin pelo hasta su parte superior donde el pelo conforma una bola (las ideas de corte son infinitas). Odian como a la muerte los perros estos. Son animales que como nosotros tienen sentido del ridículo. Comienza a ponerle a tu perro una chaqueta, un gorro y verás, se pone triste, irritable. De su aspecto depende su supervivencia, lo llevan en los genes, de cuando eran silvestres y dependían de aparentar fieros depredadores, por eso en ocasiones se revuelven sobre unas heces en la calle, para oler como bestias peligrosas -frente a posibles enemigos-. Y aquí quienes dicen "amarlos" los perfuman, les deforman sus imágenes exteriores hasta el punto de los perros no reconocerse a sí mismos (porque aunque no se puedan ver en un espejo tienen conciencia de los cambios), muchos perros después de pasar por una peluquería, donde se les corta el pelo casi por completo (por ejemplo en verano) caen en una depresión. Imaginemos ahora que se ha puesto de moda incluso tatuar a los perros, teñirles el pelaje de colores chillones, una extravagancia humana que produce mucho sufrimiento animal, un sufrimiento de los que menos se perciben porque, insisto, se cree popularmente que quien tiene un animal y le da de comer y techo, ya lo trata bien, ya es buena persona, le haga lo que le haga en su aspecto, eso para el general de la población son meros "juegos". No usos ni abusos, mucho menos humillaciones, inadmisible para ellos que se trate de maltrato, y lo es.
Hace unos días paseaba por un parque natural protegido, donde hay acequias y lagunitas donde nadan peces y algunas especies acuáticas, también insectos muy diversos entre las plantas de varias partes del mundo y aves que tienen ese lugar de paso en sus migraciones, aves de toda Europa y otros lugares. En el paseo vi a dos niños que se acercaban a una de las acequias con una red con palo, eso llevaba una chica, y un cubo de pintura, vacío, llevaba el chico, debían ser hermanos. Como antes había visto a otros niños llevar una misma red con palo, de otro color, "jugando" cerca de las aguas, y les miré rudamente, y se marcharon, a estos les detuve y les advertí. Me dijeron que no iban a hacer nada a los animales. Les dije que la red era para coger peces, y el cubo para meterlos. La chica explicó -mintiendo- que ¿cómo sabía yo que no iban a salvar algunos pececitos en peligro para pasarlos de un lugar a otro? Les dije: mirad, yo de pequeño era como vosotros, no distinguía con claridad qué estaba bien o qué estaba rematadamente mal. El problema que tenéis aquí es que además de ser un acto malo lo que pretendéis hacer, llevaros un pez a vuestra casa, cometéis un delito, este parque está protegido y os van a multar (dije, para persuadirlos). Me miraban como a un loco o a uno que deliraba. Les dije que imaginasen estar tan a gusto en su casa y que alguien rompiese el techo de pronto y los levantase hacia arriba y los secuestrase. Intentaban no sonreírse, para no troncharse de la risa. La empatía, se enseña, pero sólo en forma antropocéntrica (y no rigurosa, u óptimamente, tampoco), para nada se educa en empatía y respeto hacia el resto de los animales.
Así, nazcas grulla en parque protegido, pez en el mar, toro en España, ballena que en mayo ha ido a recalar, en su viaje por los océanos del orbe, en las Islas Feroe (puede acabar en la tradicional matanza que todos los años se produce en las aguas del mar, que se torna por completo rojo, "aunque la visión es dramática para los forasteros, la carne y grasa de ballena son una parte muy valiosa de la dieta tradicional en las Islas Feroe, declara Pall Nolsoe, portavoz del gobierno de las islas), lobo en Asturias, caballo en Argentina, elefante en África, en fin, animal en cualquier parte del mundo porque ya sea de una forma u otra, los animales no tienen que cuidarse de sus depredadores conocidos en el medio natural, además cada vez más tienen cercándoles al hombre, que se acerca con nocturnidad y bienvenido al corazón verdadero humano: ¿en qué aro del infierno de Dante acabarás, amigo, o amiga? Depende del capricho del lugar, o de los delincuentes morales que te hayan capturado.
Diciendo que te respetan, incluso. Incluso diciendo que te aman y lo hacen por ti.
En todo este desastre de comprensión del mundo animal, mejor dicho: de ausencia de ésta, debe generarse un consenso basado en lo esencial. Que como tú que lees defiendes tú libertad, cada uno de los animales ama y defiende (si le dejan) la suya.
Últimamente se habla de uso y abuso de personas a personas, ejemplo el quiste de la violencia de género, fenómeno resultante de un latente, y bien vivo y coleante, patriarcado, que pudre y enraíza el mundo humano en todos sus estratos, gobernando, azotando a las mujeres. De aquí, de estos lodos rojos, viene todo lo demás. O a la inversa (vale lo mismo la reflexión, por delante y por detrás, como un espejo de doble cara), en tanto el humano use y abuse y provoque violencia extrema y crimen contra las demás especies de animales, las monstruosidades como la violencia machista, la homofóbica, la racista, no cesarán, porque la medular, la que hace bruto al humano, la violencia especista, existe y se produce en el día a día. Es común escuchar que un monstruo que ha matado a su pareja mujer es cazador. ¿Cómo esperar que alguien que mata fríamente a un animal inocente, no dé el paso de matar a otros animales, en este caso humanos?
No creo que alguien que se comporte deplorablemente con los humanos pueda comportarse bien con el resto de las especies. No creo que alguien que se comporte cruelmente con el resto de las especies pueda ser una buena persona.
En tanto no se aborde el especismo como un temario extenso a abordar y estudiar, asimilar, en los centros escolares, los animales seguirán sufriendo el sinfín de humillaciones y crímenes que padecen hasta ahora. Y la humanidad no saldrá de su saco de hacinación de estupidez, ceguera y miseria, en la que se enloda, y luego se quejan de "sus gobernantes", cuando ellos mismos no saben gobernar sus vidas, gobernar una vida propia pasa por respetarnos a nosotros mismos, dignificarnos, dignificarse pasa ineluctablemente por cumplir a rajatabla una de las frases populares más certeras: "no hagas a los demás lo que no quieras para ti".
Aunque como todo en las frases humanas, no son abarcadoras completas ni perfectas nunca. Porque hay personas sadomasoquistas, luego esas dirán que producen dolor a los demás porque a ellos les gusta el dolor.
En fin, humanos: necios.
Que prosiga la lucha por, aunque sea con los métodos que sea, liberar al mayor número de inocentes de este mundo deforme, mezquino e indigno, para ellos sí indigno, para la mayor parte de los humanos, magnífico.
Yo fui un niño maltratado, sufrí durante años el maltrato de género que sufrió mi madre. Esa casa era un palacio de torturas.
Decidí desde muy temprano que los mayores rehenes entre los rehenes eran quienes menos apoyos tenían y peor lo pasaban: los animales no humanos. Por encima de la lacra del patriarcado, está la abominación del especismo, quien patea un perro puede acabar pegando a una mujer.
Y quien hace estas cosas jamás entenderá qué es la vida.
Qué es la vida, la verdad de todo ello. O se enseña con urgencia en los colegios o la vida enseñará todas sus "materias" de una mediante el calentamiento global, mediante sus efectos, y ya comienzan "las clases".
Quien siembra vientos recoge tempestades.