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Per Ángel Padilla
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La lucha animalista en España: presente y porvenir XXIV

  • Nosotros y los animales no humanos

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La lucha animalista en España: presente y porvenir XXIV- (foto 1)

He puesto deliberadamente en el título de este apartado al resto de los animales (no dejaré de repetirlo, nosotros también lo somos, animales mamíferos, vestidos, única diferencia; la más sustancial: destructores en masa de la Tierra) después de nosotros, porque en esta cultura antropocentrista y cruda y puramente especista, siempre van detrás, al fondo, en lo más profundo y en lo invisible.

Las especies animales del mundo han sufrido el acoso, martirio y crimen constante del humano en las más diversas variables, en formas inimaginables. Hace poco vi un vídeo corto que me envió el experto antivivisección Javier Burgos, sobre pruebas nucleares con cerdos. Se veía, en un film en blanco y negro, en un lugar desértico (siempre lo hacen en lugares inaccesibles de miradas -"ojos que no ven, corazón que no siente", dice la humanidad-), una suerte de estructura muy larga de hierro como una empalizada con hitos cada metro y medio de cilindros metálicos con abertura arriba, en cada uno de estos cilindros introducían un cerco envuelto en algo, así, se veían como unos siete u ocho cilindros, pero la longitud de ese armatoste debía ser más largo. El objetivo se ve de inmediato en la acción del vídeo. Desde un extremo del armatoste, un cañón lanza no sabemos qué, algo sólido y que contiene, sin duda, demasiadas cosas nocivas, letales, ese "algo" del que sólo se sospecha no su forma pero sí su fuerza, imparable, va traspasando todos los habitáculos con los cerdos, en línea recta, evidentemente destruyéndolos por completo, un humo revuelto en decenas de humos obscurece, hace gris la imagen, de la que sólo se escucha el seguir atronando del artefacto traqueteado, destruido por la bomba, y los gritos infernalmente tristes de los cerdos al subir y apagarse, no recomiendo ver a nadie ese vídeo, me acompañará mientras viva, su pesadilla y su realidad impune.

Y todo para decir, unos que se llaman científicos pero sólo son netamente sádicos, que el dinero público lo usan en experimentos por el bien de la humanidad. El resultado será que tal arma química produce esto y lo otro. Era necesario provocar tanto dolor, tanta miseria, para saberlo. Eso dicen. Los vivisectores. Evidentemente es falso.

Todo en la cultura humana se sustenta sobre mentiras como esta, que la gente, increíblemente, cree y asume. Asume que los científicos experimentan, y que representan la cumbre del saber.

Asumen que los ejércitos nos defienden, cuando no cesan de gastar billones de euros en armamento cuyo único fin es venderlo a otros ejércitos que andan en las llamadas guerras, que no son más que conflictos creados o azuzados en ciertas zonas territoriales de etnias, pueblos o naciones de varias partes de esta tierra, que por circunstancias históricas pasadas, se odian. No son ellos, los vivientes de ahora, quienes hicieron esto o lo otro hace siglos, es evidente. Pero el odio se pasa de generación en generación, conviene a los estados, conviene al capitalismo. El nacionalismo es terreno de cultivo de los mejores, que da las mejores cosechas para los fines de la globalización y de la ganancia cotidiana de los 25 grandes ricos que hay en este planeta y de los que bajando la pirámide de rockefellers abren sus picos de oro como polluelos, también comen de esa tarta preparada con manos de sangre, negras de asco, amarillas muertas ya.

En este análisis de la lucha animalista que he llevado a cabo para el diario El Periodic, capítulo a capítulo (ya estamos en el XXIV), he intentado exponer qué factores envuelven a la lucha que yo creo es la más importante nacida en el seno humano, y determinante para el futuro (o no futuro) de esta Tierra. En la que yo mismo milito, con enorme orgullo, también con desesperación.

He hablado de los mercaderes sin escrúpulos que tenemos a día de hoy (escrito a 29 de septiembre de 2021) en el propio movimiento. Gente que ha creado presuntas ongs para los animales, y desde ellas trabajan para ganar dinero a espuertas situándose entre los requerimientos de los animalistas (protestas, exigencia de prohibiciones de espectáculos, usos y abusos a los animales...) y las instituciones. Entran en las instituciones, prometen algo intermedio (que ni es intermedio, es humo. Favorece sólo a quienes firman las ideas, las patentes, las repugnantes leyes lesivas para los animales, favorables para sus esclavistas) y a seguir. No olvidemos la élite del animalismo de cada país, las asociaciones más conocidas y con más socios, que llevan décadas, esas que hacen una manifestación al año, campañas de esto y lo otro, de cuando en cuando ruido mediático y a seguir cobrando sueldo sus directivos, esto último lo importante.

He mostrado algunos de los sucesos más memorables y que han hecho vislumbrar cuáles podrían ser las vetas por las que meternos para avanzar mejor, protestas de mucha gente o de pocas o de una o uno, no importa, hechos sustanciales. Los más significativos han quedado registrados por aquí; lamento si he dejado algo relevante en el camino, mas podría añadirlo si en un futuro estos apuntes se convierten en un libro, en ese entonces mejoraría el texto y superaría -lo intentaría- todos los errores cometidos, que sé serán infinitos.

He intentado reflexionar sobre la moral animalista, que es sencilla: liberación animal total.

No hay más que decir.

¿O tú no valoras y proteges tu libertad?

ESTRATEGIA Y PENSAMIENTO

Sobre todo he reflexionado, además de con otras voces que he traído, sobre la sucedánea moral animalista que el conjunto del movimiento atesora, todavía muy mejorable. Si tuviera que visualizarlo en cifras, la lucha está a un 2 (y puede que sea muy generoso) y ha de llegar a un 100.

La realidad así lo evidencia. Sin descanso. No existe a día de hoy, hablo en general, en los actos animalistas una mínima estrategia de confrontación, y si la hay, es endeble; me refiero a una estrategia de guerra (green war), verdadera y contundente.

Cuando fuimos a Arañuel para incendiar la llama abolicionista en Castellón, donde los martirizadores de toros en las calles, en todas las modalidades posibles, campan a sus anchas sin réplica, usamos una estrategia planificada a largo plazo. Primero azuzamos a la gente del lugar, usando la prensa. Engañamos respecto al número de nuestros recursos humanos, íbamos a acudir a ese pueblucho cientos de personas de todo el país (era falso, acabamos llegando, frente a cientos de personas que se aglomeraron desde distintos pueblos, según ellos, "para proteger su tradición y cultura", treinta y algo personas). Además, al margen de las valientes personas que después de nuestra acción, la de mi mujer y la mía, que llegaron después en forma de manifestación pacífica, la usual en el animalismo, nosotros entramos sin que supieran a qué y lo hicimos en forma inusitada. Como conté en capítulos anteriores, me introduje entre los emboladores (festeros que colocan las bolas de trapo y brea y encienden en las puntas de los cuernos del toro) a leer poesía a voz en grito. Ya dije en su momento que buscaba dos cosas, ser como embajador/es de un gran ejército, para que cuando vinieran nuestros compañeros ya estuvieran desconcertados y mansos, a la par busqué como siempre hago desconcertarlos. Hay fotografías hechas por un periodista del diario Levante que muestran estos hechos, se me ve recitando entre los "festeros" taurinos con caras furiosas, como un cantante punk entre "sus fans" (hay que asustar, hay que provocar, sin que sepan de verdad si es una provocación, una burla) y a Iratxe, mi mujer, vigilante, cerca de mí, como abogada animalista, observando, con una calma que muestra más valentía de lejos que la mía, con las manos en los bolsillos de la chaqueta, vigilante y testigo, elemento discordante y también disruptivo. Su compañera de despacho jurídico cuando la vio en las fotos le dijo riéndose: "tienes cara de tener ganas de saltar encima de todos como Regan, la protagonista de la película "El exorcista". Ella tuvo más valor que yo porque la conozco y sé que no puede quedarse quieta cuando unos energúmenos violentos y repulsivos van a, minutos después, violentar y humillar a un animal. Se ha enfrentado cara a cara a maltratadores, ha salvado animales jugándosela infinitas veces, en una ocasión quería darle con la frente en la de un tipo que maltrataba a un gato en el asiento de un parque y porque llegó corriendo la amiga con la que andaba, si no el tipo se lleva el golpe, y eso que el tipo era más grande que ella, pero Iratxe no tiene miedo, es representante alta de cómo ha de conducirse uno en esta lucha, en cada momento. (A veces hemos acudido a asustar a algún concejal para que modifique tal o cual ordenanza o lo que sea, y en ocasiones yo soy "el poli bueno" y ella el malo y a la inversa.)

En la guerra, el desconcierto de tu enemigo es ya un cincuenta por ciento de la victoria.

En "El arte de la guerra" (que nadie entienda que soy belicista, odio y rechazo a los militares, más esta obra es interesante en cuanto a estrategia de defensa y ataque a enemigos) se dice:

"Desanímalos a los enemigos con la perspectiva de tu victoria, sorpréndelos mediante la confusión."

Se dice que:

"Existen cinco maneras de conocer al futuro vencedor. Ganan los que saben cuándo luchar y cuándo no. Los que saben discernir cuándo utilizar muchas o pocas tropas. Los que tienen tropas cuyos rangos superiores o inferiores tienen el mismo propósito. Los que se enfrentan con preparativos a enemigos desprevenidos. Los que tienen generales competentes y no están limitados por sus gobiernos. Estas cinco son las maneras de conocer al futuro vencedor."

De acuerdo en todo menos en lo que respecta a los rangos. En el animalismo no ha de haber rangos, como mucho personas de confianza, distinciones entre quienes saben mejor hacer una cosa que los demás, respeto a ellos en la cosa que saben hacer, y respeto de unos a otros en cuanto a lo que mejor hace cada luchador o luchadora en el bien del avance por la liberación animal, mas sin generales, ni líderes. El animalismo es la lucha más anárquica posible, aunque todavía no lo vea el común de los animalistas. Ahí su talón de aquiles, y su fortaleza.

Talón de aquiles porque pasará mucho tiempo antes de que los animalistas se den cuenta de que la lucha animal pasa por enfrentarse a los políticos, y no almorzar con ellos, salir en fotos con ellos, sonreír con ellos. De momento y tal cual está la cosa, es obligada en ciertas acciones la llegada del animalismo a ámbitos políticos, pero sólo con fines puntuales y para obligarlos a tomar decisiones, bajo amenaza, no bajo advertencias sino amenaza.

Más adelante, en la Otraépoca (ya se verá cuál es, estamos casi o ya en ella), veremos que nada que hagamos con los políticos, puntual, exigentemente, obtendrá frutos; ahí el animalismo verá que debe apartarse de ese espejismo que comenzó, al menos en España, y poderosamente, desde hace unos diez años levemente y con la aparición del partido Podemos fuertemente, el animalismo creyó que podría existir un partido que al fin podría representar a los animales, hoy se dieron cuenta de que todo era humo, que Podemos era Jodemos. Muchos les advertimos de la falsedad del sonido bello de la flauta.

En otros países otros partidos de igual piel habrán avanzado seguro en la confianza del movimiento animal, y habrán defraudado igual.

¿Cuánta fustigación hará falta al movimiento para que se aparte de tamaño espanto al que sólo se acercan -lo adivierto ya, para que se vayan haciendo a la idea- por ego propio?

Así es, animalistas, la política es ego y ego busca quien a ella se le acerca. No aceptéis en vuestras filas a animales políticos, venderán vuestras cabezas, en la Otraépoca. Como venden las nuestras, y las de todos nuestros defendidos, en ésta.

Pasado el amor hacia la política, pasada la confianza en ella, deberá asentarse la idea de que somos, los rebeldes, animales anarquistas, como el gato o como el oso de las nieves.

Una nuevaera en que vendrán los Porfinllegados y Porfinllegadas, descendiendo desde lo escrito y anunciado en la primera hoja verde que abrió en el mundo bajo este igual sol, para restaurar la situación de los animales a su naturaleza y justicia.

La palabra, en "La Bella Revolución" indico que la palabra -ya se ha dicho mucho, no obstante-, pero nunca como hoy fue tan cierto, hace la materia. Mejor decir, hace la realidad. Falsa o verdadera, pero la hace. Y con la palabra reformaremos el mundo, ¿qué palabra y en qué forma?

No es cierto, añado, que el verbo haga el mundo. El verbo ha tapado el mundo.

Y hay, por tanto, que renombrar el mundo para que se vea nuevamente, pero con igual fuerza e insistencia con que se usó el verbo para obscurecerlo, cubrirlo e invisibilizarlo, acallarlo, aparentemente matarlo (aún late, tan grande como entonces, Aquí).

Imaginémonos todos ante la orilla del mar, escuchando sus apaciguantes mareas y movimientos de olas espumosas, ante un cielo azul límpido y las gaviotas surcándolo como poemas todo el conjunto, y allí, cantando para llamar a la alegría, todas, tú, yo, todos, pensemos.

En los últimos capítulos de esta obra hablaremos del tránsito de nuestro estado actual al porvenir del animalismo, y en consecuencia de qué esperanzas tienen los animales de pasar de un lugar de los gruesos barrotes al otro. Pues eso es todo lo que se busca, que los ojos salgan de detrás de los barrotes.

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