Un libro de poesía que lo escriben los cantores: La Bella Revolución
Como escribo un artículo semanal para este periódico, he estado al pelo de una mosca de empezar a despotricar, por enésima vez, contra Estado y Pueblo, es decir contra los enemigos.
Pero, tambien por enésima vez, pienso: es inane.
Resulta que actualmente estoy leyendo el diario de Anne Frank, siempre lo eludí, más adelante, me decía. Al fin y al cabo es el escrito de una niña, con las cosas de una niña, y aunque efectivamente sé que es un libro de enorme relevancia para todos nosotros por su contexto (la invasión de Holanda por los nazis, para Anne; en abierto el Nazismo y sus horrores) y final de la protagonista y su familia con quienes estaba oculta en una buhardilla anexa a la empresa de oficinas de su padre.
El Diario de Anne es de aquellos libros que uno ha de leer en su momento, ya me entendéis. Este lo era y compré una edición de bolsillo. Aparte de los méritos literarios, indiscutibles, de la obra, además del caudal de información histórica (que los negacionistas del holocausto incluso dicen de la obra que es falsa, qué no dirá esa gente), lo importante de este libro, más bien digo, del legado de Anne, es su capacidad de resistencia y más aún, de generar construcción en mitad de la destrucción. Ella vivía dos vidas perfectamente estables en su cuerpo, en paralelo. La del miedo a la Gestapo, a que toquen un buen día su puerta y los obliguen a ir a los campos par ser gaseados por ser judíos, las vicisitudes de habitar tantas personas un lugar tan pequeño donde estaban, por otro lado la vida de la mente de Anne, que era una privilegiada, porque estaba aparte. Sí, ella creaba el diario, que es una forma de escapar, y más que de escapar: de ser. Ser libre en verdad. A través de Kitty, así llamaba a su diario, ella era libre, y de qué forma!
Mientras ella hacía -o lo intentaba- reír a aquellos con quienes convivía, y sacaba pecho, y sacaba esperanza, aquí -siglo XXI- la gente sólo espera, acatando todas las normas e imposiciones, sean o no absurdas, respecto a esa "protección" de la salud pública que dice estar realizando el Estado en la era covid19.
Mientras con la mano izquierda se ponen la mascarilla, con la derecha la tiran y los guantes del súper, al suelo, al entrar en el coche, o tiran mascarillas en la playa, las calles, mares, tierras están llenas de todos esos artefactos nuevos -entre la basura que el humano descarga en la naturaleza ésta es novedosa-, que esta sociedad que habla de salud pública, enferma la salud planetaria (lo público no está dentro de Natura?). Peces varan en las playas enredados en mascarillas y guantes, nuevas armas de matar: para la salud pública.
Y por aquí es donde hilo la intro para hablar de mi, en marcha, La Bella Revolución. Confirmo que no está acabado como dije hace poco, ando mejorándolo. Iratxe dice: lo sabía. Je, siempre lo sabe. Hay libros que una vez terminados ya sé que no tocaré, o los desarmaría, serían otros.
La Bella Revolución camina conmigo, eso es una realidad, y lleva a mi lado desde que tuve la primera visión de sus cúspides libertarias: crines doradas de caballo subiendo por el cielo, liberaciones masivas de animales.
Que mientras la gente se afana en creerse (hay que afanarse en creer a los medios, digo desde la inteligencia, porque tela) a la tele y periódicos, que ahora que el caco mataelefantes se las ha pirado a donde le va pidiendo el cuerpo, para desfocalizar el asunto voilá, alguien/es denuncian a Podemos, por lo que sea, la Itv no pasada, la piscina de Iglesias, ¿cómo la ha comprado? Con dinero de Venezuela! Ojo! Que soy anarquista, y jamás voté ni lo haré, este sistema piramidal ha de ser aniquilado para comenzar algo lejos del orden, o sea un Nosotras/os verdadero. Pero lo comento porque me hace gracia que ya sea la tónica -siempre lo fue, pero cada vez lo hacen más a destajo-, tan simple, dos fuerzas se disputan el poder de una nación, y cuando en una de esas fuerzas sobresale un caco por chivatazo, esta denuncia a la otra, porque la luz del circo debe iluminar lo que en el circo se quiera que el público vea.
Todos los caminos llevan al casoplón de Iglesias. Yo soy de Leticia y Felipe, dicen personas que yo pensaba inteligentes. Yo soy Juancarlista. Y cosas así. En verdad, el comunista, si lo es, mucha casa para alguien frugal. (En esta tierra -eso lo sabe todo corazón- uno ha de tener sólo lo que necesita; más allá de esto, es robado a otros.) Al fin, políticos y población son un maremagnum de imbecilidad cada día más difícil de soportar, y ahora con los media absolutamente instrumentalizados por el poder, ya se vio al lanzar al agua a Javier Ruiz, el único que a la población explicaba lo que ocurría realmente con los cacos políticos, fue el fin del mundo de la información libre a gran escala. Los demás medios, que los hay, independientes, prosiguen su labor intentando hacer sobresalir la verdad, pero la tele, lo a lo grande, ya fue tomada por el Napoleón del consumo. Toca golpes de Estado en los canales en directo. Pero de eso ya hablaré otro día, forma parte, efectivamente, de La Bella Revolución. Todo lo que sea antorcha y pisada de elefante sobre la idiotez compete a la Bella.
Que habla, mi poemario, no sólo de la liberación de los llamados animales, sino también de nosotros. En efecto, de todos nosotros, porque los humanos también somos animales, aunque por el truqui del antropocentrismo y el márchamo de las religiones prosiguen con la estafa de que son los amos del mundo y el resto de los animales pueden usarse a conveniencia. Nimis stultus.
Siendo así lo que me rodea, el vídeo de Thriller de Michael, pero los zombis con tapabarbijos, para cagarse, yo sigo, como la Anne, como Ahed Tamimi, ejemplo, como Jane Goodall, tan bella, ay, y como tú, pequeña hermana fuerte, Thumberg, no te canses, es duro, sí, tanto tonto y tanto cruel, que lo último es lo peor, aunque a veces lo peor sea lo primero. Pero no te canses, para la verdad y la respuesta que merece todo este infortunio hacemos falta todos los libertos.
Y termino ya, diciendo lo que intentaba explicar a lo largo del artículo y en el que sólo la intro me ha llevado a quejarme de cuán idiotas se han vuelto mis vecinos. Pero veréis cómo era necesario.
La novedad para la mejora de La Bella Revolución es que lo estoy reestudiando, sus textos, siendo cantados. Primero pedí a Rocío Ro y al guitarrista Toni Cotolí que musicasen el "Laura los Pueblos", está en youtube, quedó precioso. Entonces supe en qué lugar del libro iría. Posteriormente hablé con Electric Xandra, de Electric Bang (Xandra aparece en la foto que ofrece este artículo, en el centro), para ver si hacíamos otro fragmento, el "Decir de los silenciados", ella aceptó encantada. Como en "Laura los Pueblos", en el "Decir de los silenciados" incluí recitados míos. El Decir de los silenciados con la voz y guitarra de Xandra ha quedado brutal, enigmáticamente poético, muy muy novedoso, apocalíptico, no me canso de escucharlo. Lo bueno, que ha cambiado el poemario por completo. Esa parte iba al final casi, el Decir de los silenciados, ahora va casi al principio, el canto de Xandra me indicó qué y cómo. Ahora espero el "Apaga este fuego", que está estudiándolo orgánica y espiritualmente, como me dijo, la enorme Silvina Laura, para hacerlo canción, ésta sin recitados. Y vendrá, más tarde, el "Hay un prisionero", que cantará Tamara. El libro ya va encajándose bien, partes y todo. Nunca escribí un poemario así, pero éste así lo pedía, finalmente. Qué extraña es la creación, dice Silvina, después de leer el "Apaga este fuego", que trata sobre una o un reo animal en las naves infernales de los animales destinados a una (cancerígena, cruel, antiTierra, por las emisiones de C02) alimentación zombi, caníbal, infraterna, crudelísima, en ese decir de tal voz se mezclan la necesidad de escapar del infierno y la de ver el mar, la necesidad de salir bajo el cielo y la de ser amado, mar y fuego se mezclan, en ningún otro tema que habla de los esclavos había introducido la necesidad de abrazo y libertad a la vez, de amor intenso para escapar de la muerte en todas sus formas. Pues como decía me dijo Silvina: "Siento que tu voz entre las mareas del tiempo, es ancestral. Los poetas pueden ver cosas que los demás no vemos o que no podemos experimentar. Ustedes han estado allí, antes de todo."
Qué inteligente y visionaria. Es cierto. (Al fin y al cabo, le dije, los músicos sois poetas y a la inversa, es más, los poetas nacimos de la música, esto es histórico y constatable.) Me siento milenario como si estuviera aquí desde el primer día y tras de sus bocetos, es extraño. Este único día que yo llamo a la vida con sensación de días y noches, que son los pasos del sol por el cielo meramente, es tan eterno que la misma palabra eterno. Un extrañamiento constante me recorre, y bromeo, mucho, con Iratxe; sabemos que el humor, el que poseía Anne a raudales y que le ayudó a sobrevivir, es la forma más elaborada y eficiente para la supervivencia, más aún para la evolución.
Y mientras unos corretean a la sombra de los nuevos amos -como en un entremés de un mal autor, realizado por malos actores aficionados-, los políticos, voceros del Gran Capataz, a esperar migajas y órdenes, otras y otros creamos, habitamos un otro mundo, el verdadero, desde el que os atacaremos cuando seamos los suficientes.
Vuestra ocupación de lo bello y lo inocente con una infamia mórbida.
Tanto los que preparan cada plan diario como los que acatáis los planes, todos culpables y enemigos.
Que prosigan los silencios. Al fin y al cabo yo no te puedo obligar a hablar, y menos lo que no sientes que tienes que decir, por miedo o asco (te enseñaron bien a sentir asco, sobre todo por aquello que debías amar). Que nosotros seguiremos armando colores y cantos, poemas y revoluciones. Por cierto, ese silencio vuestro lo retrato bien en "Es tan culpable el que canta para no oír a los fusiladores que los fusiladores", que en nada ya sale por Amargord, lo recomiendo. He escrito en mis inicios sobre todo malas cosas que a la gente les gustan pero yo los enterraría; hoy cuando recomiendo algo mío soy objetivo por completo. En esencia porque sé que todo lo que obro me es dado, no sé de dónde, creo intuirlo.
Ciudad muerte avanza con sus montañas de basura girando, monte intenta resistir con nuestra voz de pocos pero lúcidos, sus hijas e hijos, cielo y tierra. No somos ciudadanos.
Hasta que el mar diga ya, y ninguna puerta podrá detenernos. "No entres dócilmente en la noche callada"