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Per Ángel Padilla
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«¡Los DAGA te decimos: 'No te rindas'!»

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    «¡Los DAGA te decimos: 'No te rindas'!»- (foto 1)

    Esto no es una reseña al uso (¿hay reseñas al uso?), por muchos motivos.

    Uno de ellos es porque no voy a hablar del recién salido álbum de una banda, pues no es este el caso.

    El otro motivo de que esto no sea una reseña normal (¿hay algo normal en esta vida?) es que voy a hablar de Daga sin saber casi nada del grupo.

    Y voy a hablar de unas canciones de la banda Daga sin ser crítico musical.

    Imagino que si eres una persona al uso o normal, dejarás de leer. Pero si eres de los míos, seguirás adelante, porque eres de los -las- que no se rinden, o sea aquellas/os que gustamos de lo diferente porque estamos hartos de la mentira, hija predilecta del protocolo, el protocolo traje de burgueses y los burgueses a la guillotina.

    Y yo, como poeta, aborrezco del protocolo. De la política, de los militares y del espantapájaros de mi vecino, bueno, me encanta cómo lo ha dejado el viento, sin cabeza ni sombrero, sólo queda aferradas a los dos juncos amarrados en cruz la camisa vaquera y un pantalón gigante que el viento mece, esos trapos, como si adentro de todo aquello hubiera un fantasma sin ojos bailando tango. Y me gusta, sí. Pero no entiendo cómo el hombre del huerto -que lleva el espantapájaros así varios meses y él viene todos los días, no lo haya restaurado. ¡Los pájaros se posan en ese esperpento! Eso sí me gusta.

    Me gusta lo raro, me gusta lo auténtico. Lo que se sale de la norma. El arte. El de compromiso.

    Conocí hace unos meses a Alejandro, el batería de Daga, por las redes, concretamente la de Facebook, hicimos buena amistad de inmediato, tiene muy buena onda este chico, y el grupo entero vi después que la tienen, una onda que contagian, de fuerza y optimismo.

    Me lanzó -yo ya sabía que andaban grabando un disco- cinco temas por el WhatsApp, así, a lo loco, y dos logos de Daga, luego grabó un mensaje: "Don Ángel, esto es heavy rock clásico, hecho con mucho mimo y con mucho cariño. Te lo mando porque sé que tú eres amante de la buena música, y espero que lo disfrutes porque esto es rock clásico nacional." La voz de Alejandro suena a tipo duro y también simpático, es una voz madrileña, las voces madrileñas suelen ser más duras, habitar esa capital tan llena de gente y de coches o te endurece o te espicha.

    En cambio, las voces de más para abajo de España suenan, por el mucho sol que les da o a saber, como si acabasen de salir de una tumba con las bocas llenas de tierra, no se les entiende ni el buenas (soy un provocador, esto anterior ha sido una provocación, me gusta joder en sus nacionalismos a la gente). El valenciano tampoco me gusta, lo pronuncian a ladridos, te mojan la cara, directamente.

    Esa misma tarde escuché por encima los temas, me parecieron muy buenos y novedosos, a la vez que, como dice el batería, clásicos.

    Emplacé el momento de la escucha atenta a otro día, pues estaba con muchas cosas, terminando de corregir las galeradas del poemario "La Bella Revolución" que el 22 de marzo saldrá editado por Amargord (esto no es publicidad encubierta u oportunista, esto es que digo lo que me va viniendo a la cabeza, sin más, como si digo olas púrpuras que se elevan volando como sábanas que se transforman en pájaros negros -millones- de papel que se marchan hacia nuevos rumbos planetarios, dejando seco el mar, o si digo pedrada, o si se me ocurre decir limonero de metal o tigre hecho de sábanas amarillas ciego, o fosfato, o no me ha tocado el boletito de la Once. ¿Ves? Lo pongo y queda ahí, y no me avergüenzo. Pomelo, rosa, tahúr. Políticos al vertedero. ¡Oh Capitana, mi capitana!

    Y bueno, ese día llegó, mi perro Chispi me sacó a pasear por el camino entre naranjos que recorremos una y otra vez hasta que ambos tenemos la cabeza naranja y tornamos a casa, allí escuché los temas de Daga. De los que -prosigue esta reseña hundiéndose en más absurda- sólo sé los títulos de dos canciones, de las otras, no. Pero no es por cosa de la banda, es porque yo me he lanzado a escribir este texto antes de que me envíen más cosas, pues sé que en el futuro hablaré más y con más detalle de esta gran agrupación musical.

    Todos los temas son brillantes. Asusta ver que parecen venir de la época de oro del heavy en castellano, de donde emergieron Panzer, Santa, Barón Rojo, Evo, Obús, La Beps, Sobredosis, Ángeles del Infierno, Legión, Badana, Muro... De allí llegan ellos, como si hubieran estado encerrados como un barquito en una botella y este tiempo convulso hubiera roto el cristal y el barquito navegase, tan alto, tan bello, como en aquellos tiempos del metal dorado de este lugar, que en nada tiene que envidiar a las bandas que cantan en otros idiomas. Cuando una banda es entera, buena y da temas redondos, las comparaciones sobran. Yo no puedo decir que Judas Priest me gustan más que Merciful Fate o que Twisted Sister o que Wasp. Sería un sacrilegio. Son grandes bandas, y nada más. ¡Y nada menos!

    Como no puedo decir, como dicen por ahí, que Barón Rojo es la mejor banda del rock en este país, no. Todo este heavy que hemos mamado en el barrio y nos ha ayudado a vivir y a seguir, es bueno, y ninguno es mejor que otro. Yo puedo decir que el "Alíate" de Sobredosis no es peor que ninguna canción de Obús. O que el "Templario" de Santa está entre los mejores álbumes de música de todos los tiempos, pero no puedo comparar, como decía, si el "Toca madera" de Panzer es mejor o peor que el "Mili KK" de Legión. Son frecuencias, llegan al corazón. Son melodías eternas. Con eso vale. La crítica musical es una profesión, un oficio, un saber que respeto profundamente. Pero es en parte algo así como la crítica literaria, deja de desguazar la moto, sube a la moto y rueda carretera al fondo, el horizonte se siente y se vive. Hazlo ahora, Bobby Macgee.

    "Amigos" es un temazo heavy pero heavy heavy, con coros de voces finas y cínicas, puede que diabólicas, construido con una marcha que es imposible no guste a los seguidores del metal. De hecho, es uno de los temas que considero hit, de los que he oído del álbum, álbum que me indica el batería que tiene por título "No te rindas", y que probablemente contenga más temas que yo no he oído. Lo que he escuchado sirve para que me haya sentado a clamar a los cuatro vientos que el heavy con bandas como Daga, jamás morirá. Traen los aires duros y rebeldes de los buenos y mejores tiempos y a la vez la calidad y frescura de un hoy en que gente que conoce como tú la situación mundial, te habla de corazón a corazón. Vivimos el mismo día. Mira, te diré lo que pienso. Eso dicen, y es hermoso. Sobre todo en la inefable balada-canción "No te rindas". No es una balada, pero tiene fragmentos del concepto de balada, aunque el estribillo estalla la canción, por tanto no es balada aunque yo sí la definiría como tal, en alma creo lo es. Me recuerda al "Sobrevivir" de Santa. Donde la leona Azucena usa la dulzura de su voz para contarnos cómo un preso sale de la trena y en los estribillos atruena con su vis más heavy gritona para hacerse eco del deseo del preso, cumplida su condena, que sólo tiene un deseo: sobrevivir.

    Así, y no he querido comparar la canción anterior con "No te rindas" (porque si algo tienen, entre otras muchas cosas Daga, es autenticidad, beben de lo clásico, pero son Daga, al 100%), las canciones de Daga son muy novedosas, como dije al principio. La música trae mucha aventura, no es previsible. Aunque por supuesto el guitarreo es el que gusta a todos los que amamos al heavy, los solos son brutales. Y llegamos a una de las partes principales. La voz de la cantante femenina.

    Considero que la voz de la cantante de Daga es de lo mejor que hay, y ha habido, en el panorama del rock, no ya del heavy, del rock en abierto. Maneja su voz con solvencia en los más distintos registros, y es una voz bella. Hay voces heavies que se parecen mucho unas a otras. Este país da muy buenos y buenas cantantes heavies, pero que te abran el pecho hasta que se te vean las costillas como lo hacen las grandes divas que todos hemos escuchado, y seguimos escuchando, de eso hay poco. La cantante de Daga 'lo tiene'. De hecho, volviendo al paseo que me dio mi perro en el que escuché una y otra vez los cinco temas que Alejandro de Daga me mandó, se me erizó el vello de la piel en varias ocasiones, y después de escuchar la canción 'No te rindas' más de tres veces casi, lo juro, lloré de emoción.

    De tan bonita que es y de tanto que te zarandea.

    Consumo mucho cine del duro, con temáticas y actores y actrices duras. Terminamos Iratxe y yo de ver por enésima vez la saga de "El Padrino" y hace poco vimos las cuatro peliculazas de "Arma letal". Soy de los que piensa que -no por ser hombre- nadie ha de verme en situación que crea es de fragilidad. El mundo es peligroso, hay mucho machirulo, mucha violencia, mucho tanque y mucha mierda por ahí afuera, así que no seré yo al que vean llorar ni quejarse.

    Esa tarde los naranjos y la tarde cayente sí vieron mis ojos inundados de lágrima, pero eran de felicidad.

    Por constatar que aunque el mundo parezca ir a caerse del todo en cualquier momento como un suicida en una estrecha cornisa, los músicos aún están aquí, para auparnos, para darnos ánimo con sus canciones, para indicarnos un camino. ¿Qué camino? El de la no rendición.

    El de la lucha, sin competiciones. Sólo una lucha contra uno mismo, para ser mejores, y mejores con el mundo. Sin caer en lo que critica Daga en la canción "Amigos" (que habla de esta sociedad tan eternamente falsa y competitiva):

    "Uno se llevó todo por delante para llegar a ser importante",

    "Uno no paró ni un sólo instante, ahora su puesto está vacante",

    "Otro fue el peor, nunca fue mal visto, pronto llegará a ser ministro."

    Lo dicho, tengo 52 años y desde los 13 escucho heavy. No soy crítico musical, como dije, pero sé del buen metal, y bueno, soy artista, eso me hace tener 'oficio' en la admiración y conocimiento de la estética. Estamos ante una de las bandas del mejor heavy. Invito a todos y todas las que me lean se pongan en contacto y/o sigan a Daga en su página face o escribiendo a daga.rockband@gmail.com.

    Bueno, ya me voy, que se me pasa la hora en que una cajera del Mercadona me dijo que reponían el aceite de girasol, que los putos desgraciaos de este país tienen lleno hasta el comedor de botellas (y por detrás de la tele, hileras de botellas como en un gran lego) y yo estoy friendo las patatas con la saliva del gato.

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