Consideraciones sobre «La Bella Revolución» VII
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LA FILOSOFÍA, EL PENSAR COMO OBSESIÓN
Y mira, brutos los demás animales, las bestias, menos el soberano humano -eso cree él-, el majestuoso mentalmente animal más dotado -necio-, contiene entre sus pares, entre sus mejores hijos, un fenómeno chistoso que examina el mundo y que como señalábamos al inicio de este análisis de la estafa cultural humana, denominan filósofo. Dicho término se le adjudica a Pitágoras; en esencia, la filosofía se sitúa en el nacimiento en Grecia, aunque ya hay atisbos de ella siglos atrás, en otros lugares y pueblos. Pero como forma de examinar el mundo con la razón, como se la define, nace en Grecia unos trescientos años antes de Cristo. Allí, una panda de locos comenzaron a decir cosas sobre las cosas. Porque todo era un movimiento de los elementos y un destino de los humanos dictado por dioses. Los que esto lo veían sin crédito alguno, por su lado empezaron a pensar si no estarían equivocados los que pensaban que las vidas de los humanos las traían y manejaban hombres poderosos que no se veían desde algún lugar del infinito firmamento, y buscaron otras teorías. Ese fue el fin de la separación progresiva del animal humano de toda su parte animal, o sea del vivir sin obsesión (el humano actual es un ser obseso, roto), el nacimiento de los filósofos trajo consigo el fin de todo sosiego de la mente colectiva e individual.
Estos desocupados, con sábanas blancas enrolladas al cuerpo, generalmente de cabellos largos desaliñados, se les consideraba unos vagos, hasta que decían algo que despertaba el interés. La mujer de Sócrates lo consideraba loco y vago, y tonto. Pensaba que su marido paseaba por Grecia conversando con todo el que se topase, que la había tocado la lotería, pero la mala. En realidad, considero que Sócrates y su forma sería lo rescatable de toda la etapa de crecimiento de la filosofía, Sócrates sí fue un animal libre que se rebeló: invitaba a sus interlocutores a pensar en voz alta sobre sus creencias y ponerlas contra otras, para advertir sus fallas. Sócrates no era un visionario con dogmas, sólo dudaba -e invitaba a hacerlo-, lo salvable de la filosofía es que fue la forma de moverse del humano mentalmente a lo que al final nos podrá salvar, hasta y por encima de todo, en este hoy, el dudar de todo, el derribo de los ídolos, de los dogmas, de las ciencias, de la costumbre, el hábito.
Pero en general la historia de la filosofía está llena de personajes, sin duda muchos de ellos tremendamente inteligentes, que no se me podrán negar que perdieron su vida en suscitar una serie de paradojas que únicamente abrían paso a otras múltiples paradojas, o sistemas de comprensión y explicación del mundo, son los que han expuesto la mayoría de ellos, que no son demostrables en forma alguna, sólo mediante la fe o la intuición podemos pensar si están cerca de la verdad o no, filósofos, tan cerca de lo religioso, tan cerca de lo científico, excéntricos, y sí: filántropos, sus búsquedas anhelaban frutos que mejorasen las vidas de sus congéneres y coetáneos. Sus hallazgos mentales a través de sus teoremas. O misántropos, porque buscaban la inmortalidad siendo recordados por haber conquistado un saber, el resultado a un misterio. Qué lejos la filosofía de la poesía. La poesía adora los misterios. La filosofía se espanta ante ellos.
Y buscaron, los filósofos... caminos.
¿Lo consiguieron?
Se citan siempre, los llamados presocráticos, cuando se analiza la historia de la filosofía, pero, como de Cristo, de ellos no queda nada más que el eco, recogido en alguna piedra o de boca en boca, aquí y allá, pues ¿qué? Poco serio todo. Ya vemos, por poner un ejemplo: para el presocrático Tales todo en el mundo estaba hecho de agua. Interesante. Y ¿qué hacemos con eso?
Pitágoras es una muestra de lo cercana de la filosofía a lo religioso, regentaba (la palabra está escogida deliberadamente) una secta. Su grupo de seguidores lo veneraba como maestro, y ahora veremos que era por miedo. No se toleraba, frente a sus charlas, el disenso. Cuenta la leyenda que un adepto fue ahogado en el mar por disentir con Pitágoras, quien, además, escupía a cualquiera que le fuese adverso en lo más mínimo, o por costumbre. El admiradísimo Pitágoras. En las prisiones modernas Pitágoras estaría bajo el régimen FIES.
Heráclito decía que todo es cambio, por tanto cualquier intento de mejora de las vidas o del mundo era una banalidad; si al final el mobiliario del mundo, por sí mismo, iba a cambiar de sitio por esa magia del movimiento continuo. Es obvio que todo es cambio y 'se mueve'; el principio actual de la entropía indaga más en esa cuestión que es tan sencilla de captar sin detenerse a pensar mucho. Parménides la lio más con teoremas en los que se enrollaba él mismo como una mosca que con un hilo largo de lana al final gira en una bola del tamaño de un puño. Cercano a la poesía, en su locura o pensamiento lateral, Empédocles es considerado el padre del romanticismo. Su conclusión fue sencilla. 'Amor, todo se vuelve uno. Discordia, todo se separa.' En verdad, gran conclusión, no difícil, entendemos, a la que llegar, pero hermosa. Para hacer más lírica su vida y descubrimiento Empédocles decidió que su final fuera morir lanzándose al fondo de un volcán, para apuntalar la idea de que todo es uno. Que no lo fue (todo uno) porque los demás no se arrojaron al volcán con él. Más románica fue la muerte de Rilke, esta no deliberada, cuando con una espina de rosa accidentalmente se pinchó un brazo, el cual se infectó dando lugar a una septicemia.
La historia de aquellos que piensan distinto a los demás y cuyas obras son fundacionales de sistemas positivos o no, para el resto, siempre son, fatales o hermosas, cuando menos curiosas.
Para Leucipo no somos más que átomos que bailan en el vacío. Si se supiera poeta en lugar de filósofo podría haber escrito el poemario “La danza de los átomos”, sin duda habría sido de gran valor lírico ascendiendo con poesía todo en un gran baile a partir de su idea. Pero la filosofía, como madre de la ciencia que se la tiene, abrigaba la certeza de ser superior, al menos, claro, en lo pragmático, que la poesía.
No fueron todavía ciencia sus descubrimientos, puesto que un principio, un teorema o una hipótesis, deberían basarse en hechos observables o cuando menos comprobables de alguna forma, y repetidamente.
Los sofistas representan la bufonería máxima en las filas del humano, sometido ya a un orden social de amos y siervos, en concepto ya de atadura, rejas mentales y estereotipias cognitivas, si podemos llamarlas así. Los modernos clichés.
Estos pensadores son, sin duda, más locos aún que los presocráticos, audaces pensando, eran capaces de defender cualquier idea y se dice de ellos que se vendían, su forma de defender ideas, a cualquier postor. Disfrutaban negándolo todo o confrontando cualquier verdad con otra contraria, no como una búsqueda de sabiduría sino como entretenimiento o burla del llamado saber. Poco se sabe de ellos, y poco se ha recogido hasta la actualidad, pero tenemos, como joya de sus resultados, de sus chuflas, el no es no de Gorgias hecho canción: “¿No es no es no es? Es./ Si no es entonces no es/ Si no es no es, no es no es/ entonces es no es, no es no es/ ¡Pero no es es, y no es no!”
Los cínicos eran testarudos contestones parecidos a los sofistas, aunque menos bufones, más serios. Eran los que ponían en duda, con seriedad, cualquier certeza. Hoy necesitamos cínicos, que no los hay. Cualquiera pondera cualquier tontería y nadie le replica, por aquello del 'respetar'. Por aquello del respetar la idea del otro, la estupidez incluso, nació esa frase muy usada de 'podré estar en desacuerdo con tus ideas pero las defenderé a muerte'. Tanto quien dijo esa frase como quien la reproduce no puede ser más que un imbécil crónico e irrecuperable.
El preso Gorgias decía “Destruye con risas la seriedad de un adversario y con seriedad sus risas”.
Cosas de la Prisión Mundo cuando comenzó a denominarse civilizado.
De Sócrates se dice que no tuvo un trabajo en toda su vida. Se dice que Jantipa, su mujer, era una horrible gruñona y cada vez que éste volvía a casa de sus largas escapadas le recibía para montarle una buena bronca (habría que ver cómo fue realmente la cosa, en esta sociedad patriarcal siempre escriben la historia los hombres y cuando una mujer queda en mal lugar y un hombre como víctima y héroe, dudemos siempre). Con el tiempo Sócrates era seguido por numerosos grupos de jóvenes que le veneraban y, por sus ideas, fue condenado a muerte por un jurado compuesto por quinientos de sus conciudadanos.
Terminaremos pronto el repaso por los bellos locos de la filosofía recordando que Aristóteles es considerado el padre de la ciencia, por sus estudios en zoología y la política. Tenemos aquí el mal de nuestro tiempo reflejado en ello. La política y lo natural echan chispas en la misma frase, pero han conseguido unirlas en las sociedades humanas los pueblos civilizados, para malestar de los animales no políticos.
Escépticos, cínicos, epicúreos, estoicos... luego el gran Platón con su símil de la cueva, fue el primero en nombrar este lugar del mono encerrado en ideas como en una cárcel y la escapatoria de ésta a través de un mundo ideal (el recuerdo, de nuevo, del paraíso perdido). Leibniz, Espinoza y su Uno. Luego llegó el empirismo, Locke y los demás.
Y de todo ello ¿qué ha quedado? La muestra de que la duda es columna fundamental de la evolución. También que la certeza, devenida de la razón, es mutable epocalmente.
Cuestionadas las religiones y los Dioses, millones de personas en todo el mundo moderno siguen creyendo en ellas.
Cuestionados los ritos, el oscurantismo medieval, lo esotérico, lo irracional sigue conduciendo casi todos los pasos, día a día, momento a momento y todo el calendario de conmemoraciones, zarandajas y festejos de los pueblos modernos.
Todos estos torbellinos de pensar, estos vuelos o estos desbarrancamientos individuales o colectivos, han ido asentándose, por las innumerables migraciones de los seres humanos a lo largo de la Tierra, hasta constituirse legal y racionalmente los países, los territorios. Así, cada país es laico o religioso. Es gobernado por reyes como en la edad media o mediante el sistema que denominan democrático, al fin y al cabo algo con lo que caemos bajo amos que dominan nuestras vidas, llamados políticos. Nada nuevo bajo el sol para el ser humano en todo su andar del reflexionar sobre el mundo. Sólo una infinita biblioteca de libros que recogen todo ese proceso evolutivo del pensamiento y los hechos, que se enseña en las escuelas, se memorizan, se vierte en los exámenes, se aprueba o se suspende y después los alumnos acostados en su cama, con los cascos oyendo la música que les satisface, sienten, invariablemente, que no encajan en un mundo que sienten extraño, en el que se sienten parias, como Camus o como Sartre, como Dora Russell o Julia Butterfly.
Un adolescente que, podría ser, están a muchos en casas, mientras piensa que no encaja aquí, observa a un periquito amarillo dentro de una jaulita que pende del techo de su habitación. El pájaro lo mira. El joven piensa: qué bonito es, pero no da con el eureka de que su estado en opresión e internalización, es el mismo -más holgado y feliz, sin duda, no hay comparación- que el del ser de los cielos allí, rodeado de rejita, que con sus pequeños ojos le mira, ajenos el uno al otro, ambos engañados, ambos perdidos.
La filosofía sólo fue un entretenimiento de creadores que se perdieron por el camino.
Dice Keats: "La Filosofía amputará las alas de un ángel./conquistará todos los misterios con la regla y la línea,/vaciará de espectros el aire y de gnomos la mina:/ destejerá el arcoiris."
Mi contemporánea Claudia Lobos, activista y fundadora del Santuario Liberación de caballos en Rosario, escribió hace poco algo en red que encaja en todo lo dicho (tanto en lo expuesto del arte como grito de auxilio, como respecto a la filosofía y todas las búsquedas constantes de respuesta, como una aberración mental), muestro el texto completo que publicó, Claudia me dio permiso: “La existencia es un atolladero del que no podemos liberarnos aquellos que nos quitamos de encima el absurdo de los dioses y las religiones, sus mecanismos obsoletos de manipulación, regulando la conducta mediante idiotizantes prácticas irracionales, promoviendo la negación de la realidad, manteniendo la ignorancia.
>>Atolladero que abre la herida por donde el arte se expresa, atolladero por donde se brama contra lo injusto, contra aquello que oprime.
>>Ya hubiera desaparecido la religión con sus dioses a cuestas si pudiéramos todos soportar la no respuesta, la pregunta infinita, el sinsentido, la muerte... y colmar de sentido la existencia contemplando el azar que nos atraviesa, que por momentos se luce y nos deslumbra con sus increíbles aciertos...”