Yo, Alegría
¿Dónde me encuentras, humano?
Ya no me hallas.
Acaso ni me buscas.
Te has acostumbrado a vivir sin mí.
Me apartaste.
Tan grande como el mar soy, y lo recuerdas, pues como con el mar hiciste conmigo, que ya tan pocas veces vas a visitarlo.
Escucha, sáltate las reglas. No sientas esto como un escrito, sino como un sentir... cierto!
Y esto que lees es tan importante como todo lo que amas, o más, porque por todos vosotros es que te he llamado. Sí, no es casualidad que topases con este escrito.
Yo te llamé, te invoqué, te grité llorando mientras dormías, con mi boca de luz, esta noche, ayer.
Y no te llamo porque tú me necesites, solamente. Yo sin ti no seré.
Y va a llegar un día en que ya no seré nunca.
Los hombres y las mujeres andan grises en la gran ciudad. ¿Te acuerdas cuando comíais en el campo, de pequeño? ¡Yo estaba allí, con vosotros! ¡Era una más! ¡Me recuerdas! ¡En tu pecho!
Esa sensación, ese amor, soy yo esa paz.
Y ahora...
Si los ojos del caballo no se abren el caballo no camina.
Y tú...
Y esta tanta oscuridad, ¡cuando estamos yo y el Sol!
¡A qué creer en tantos agoreros funestos!
¡En qué momento me cambiaste por la soledad y el dolor!
¡Por qué dejaste en tu casa sola a tu madre!
¡Te pido que sonrías! ¡Te exijo!
¡Aunque sea a la fuerza! ¡Primero una mueca tétrica! ¡Luego riéndote de ti mismo! ¡De lo tonto que has sido creyéndoles, creyéndote!
¡Y dejándome tan sola y tan tirada!
Di Yo soy otro, desde la ventana abierta.
¡Grita Yo soy muchos, soy esa paloma que odiáis!
Desorden, y desordenando el hoy,
recuerda el ayer
y vuelve a mí.
Desaherrójame.
Si no es por ti, hazlo por mí.
Yo también quiero vivir, como tú.
Y me tienes como muerta.
Y verás, lo lograré, aceptándome a tu lado como perro feliz, en ti, en tu pecho, en tu paso, gracias. Vuelvo a vivir.
Sonriendo yo mi luz desde tu sangre y a tus labios
haré sonrisa en ti, y luego humor, y luego la esperanza.
Danzaré en tu interior, y jugaré.
¡Sácame de mi jaula y yo te sacaré de la tuya!