¡Taxi! /Arenal / Mafia leonesa

El mundo del taxi es dispar: Hay empresarios que tienen 50 licencias y trabajadores asalariados  que reciben 1.200 euros al mes. Los hay que han obtenido directamente el permiso pagando unas pequeñas tasas y esa licencia, al día siguiente pueden venderla si quieren, por no menos de 150.000 euros.

Los empresarios del taxi confían  en obtener un buen pellizco al traspasar, por jubilación o por otra causa, “su derecho a trabajar”  que  cotiza entre 200.000, 400.000 euros y más. Las licencias se pagan a esos precios porque la facturación de un taxi está entre 300.000  y 500.000 euros mensuales.

Para que las licencias sigan valiendo lo que valen es necesario que no se incremente la competencia, algo que logran actuando como grupo de presión.

Estamos ante un oligopolio con enorme poder ya que los taxistas tienen capacidad para colapsar una ciudad y derribar a un gobierno.

Los taxistas han entendido que las  plataformas tecnológicas como Uber o Cabifay son un peligro que puede acabar con su estatus y por eso se han unido  manifestándose encendidos en cólera y exigiendo y logrando que el gobierno les atienda con celeridad.

De todos es conocido que los taxistas, sin competencia, han dejado a los clientes mucho tiempo esperando un taxi en determinadas horas; han cobrado tarifas abusivas para, por ejemplo, ir de Madrid al aeropuerto y, algunos, han dado vueltas por un laberinto de calles a pasajeros desconocedores de una ciudad. También es frecuente que rechacen hacer un servicio cuando el trayecto del cliente lo consideran demasiado corto. Actuaciones, todas ellas, derivadas de su poder oligopolístico.

En su reciente mal llamada  “huelga” (no lo es, es un cierre patronal) les hemos visto bloquear las principales ciudades y ha quedado patente su agresividad hacia las plataformas que funcionan a través del móvil. Una competencia que inicialmente se limitó a una por cada 30 taxis.

Los poderes políticos, conscientes del poder de este sector para  sembrar el caos han cedido siempre a su chantaje. Ha cedido el gobierno de Sánchez y ha cedido, poniéndose de su lado, la alcaldesa de Barcelona Ada Colau.

¿Cómo se explica el apoyo de unos políticos a un oligopolio que no admite la competencia mas que de forma simbólica y que obtiene altos beneficios en un país de mileuristas? La respuesta me la dio un peregrino, jubilado del metro de Londres, con el que coincidí en el Camino de Santiago: “Margaret Thatcher fue contra los sindicatos y pudo con todos, excepto con el nuestro porque teníamos capacidad para colapsar Londres. La Dama de Hierro, agachó la cabeza y  se dobló a todas nuestras demandas.”

Esa es la clave. Su poder de grupo de presión es tal que han logrado que en España haya hoy los mismos 70.000 taxis que había hace 20 años y que el Ayuntamiento de Madrid esté diez años sin dar ninguna nueva licencia. No hace falta decir que si se duplicara el número de ellas su valor   bajaría a la mitad.

El negocio de obtener nuevas licencias y traspasarlas es uno de los negocios más rentables de este país. Ocurre  con los taxis y también con las licencias de VTC (muchas de ellas conseguidas por los mismos taxistas).

No puedo dejar de anotar que los taxistas cotizan por módulos, lo que les supone pagar solo 80 euros al mes en impuestos. Las VTC lo hacen por estimación directa y pagan tres veces más.

Podemos estar de acuerdo en que no es bueno que existan monopolios, pero ¿Quién es el gobierno capaz de enfrentarse a ese sector de privilegiados de rentas altas? ¿Quién legisla que se debe incrementar el número de licencias? ¿Quién se atreve a legislar que las licencias de taxi no son transferibles? ¿Quién da barra libre a las plataformas del móvil, que dicho sea de paso,  dan anticipadamente a cada cliente el precio de una carrera (un precio que suele estar muy por debajo del de taxi) y te indican si hay algún vehículo disponible y el tiempo exacto que va a tardar en recogerte, además de informar de la matrícula del coche y las características del conductor? ¿Quién se enfrenta a su poder de bloquear las principales arterias de una ciudad sembrando el caos y la ira de la ciudadanía, una ira que acaba finalmente apuntando hacia el gobierno de turno?

ARENAL SOUND

Este macrofestival se ha consolido a lo largo de sus nueve ediciones, poniendo a Burriana en el mapa nacional gracias a las noticias que de él se generan y que recogen con amplitud los medios, en lugares destacados, tanto  radio, prensa o televisión.

Con el Arenal llega una inyección económica importante para los comercios y para los particulares que alquilan sus viviendas, a la vez que nos sensibilizan a todos en que es necesario encauzar decididamente a  esta ciudad hacia un turismo controlado.

En esta novena edición hemos recibido a 300.000 jóvenes que nunca olvidaran que  Burriana fue una cita importante en sus vidas. Pegados al festival están los daños colaterales en forma decibelios incesantes, suciedad y  el corte de vías urbanas. Todo tiene su precio.

MAFIA LEONESA

No puedo catalogar con otra palabra mejor que la de mafia las actitudes  del empresario José Luis Ulibarri en el ayuntamiento de León. El alcalde ordena, dice que le arreglen lo suyo, dice con quien hay que hablar… y dice quien es él y lo que los políticos que están en el Ayuntamiento tiene que hacer para, además de informarle a tiempo real y  solucionarle lo que haya que solucionarle para que a sus empresas les adjudiquen lo que él considera que es un buen negocio.

El partido de Rivera, que dice que ha venido aquí a regenera la vida pública, ha escuchado lo mismo que todos y pide perder el tiempo en una comisión de investigación, que es el lugar a donde se desvían los asuntos para que se pudran.