¡Menudos líderes tenemos!
SÁNCHEZ, que no ha sabido anticiparse a la tragedia que nos venía encima, pide consenso a los demás y, lejos de intentar ese consenso, convoca a los líderes de los partidos por televisión.
CASADO, a pesar del drama, se negó a acudir a la cita con el Presidente para hablar de reconstrucción y la aplazó para cuatro días después y exigió que fuera en el Congreso (una comisión que el tiempo demuestra que solo está sirviendo para dejar pasar los días sin hacer nada). El líder del PP, con el retrovisor mirando a su derecha, exhibe patriotismo al votar a favor del Estado de alarma, mientras no deja ni un minuto de soltar adjetivos como: incapaz, traidor, ególatra, ridículo, presidente fake,… Insiste en que se hagan tests y que haya mascarillas para todos, cuando el caos mundial, que él conoce, ocasiona que aviones dispuestos a despegar desde China se recompren, antes de despegar, pagándoles a los intermediarios tres veces más. Aquella frase de Montoro “que se hunda España que nosotros ya la levantaremos”, el líder popular debe considerar que le es muy útil también en estos momentos.
ABASCAL, tras reclamar el Estado de excepción, sale ahora denunciando que algunas medidas tomadas por el Gobierno son propias de un Estado de excepción. Habla de censura en wasap en España por unas medidas que esa empresa ha tomado a nivel mundial para combatir las “fake news”. No cogió el teléfono cuando el presidente del gobierno le llamó para hablar de reconstrucción. Su lista de insultos empezó antes del virus y han seguido: carroñero, estafador, criminal, charlatán,…y hasta acusa al Gobierno de “practicar la eutanasia”. Resulta chocante escuchar a este grupo defender la libertad de expresión cuando son los únicos que han vetado a medios de comunicación.
TORRA, con el virus golpeándole, cuando el gobierno central ordenó confinar, él exigía un mayor confinamiento, y cuando empieza la desescalada pide que vaya más deprisa. En su delirio ha llegado a decir que habría habido menos muertos si Cataluña fuera independiente.
LOS LÍDERES AUTONÓMICOS, cuando empieza el desconfinamiento se pelean por ver quién da pasos más decididos de apertura. Cuando llegue un previsible nuevo rebote del virus todos se lavarán las manos.
DÍAZ AYUSO, con carita de muñeca de porcelana y gesticulaciones de robot, con su patrimonio a salvo gracias a la inactuación de la SGR, se toma la libertad de no acudir a una Conferencia de Presidentes con la excusa, un día, de tener que ir a Barajas a hacerse una foto junto a un avión, y otro día por tener que ir a misa, mientras las necesidades sociales crecen en el Madrid del mayor foco de la pandemia en España, con residencias de ancianos con un elevadísimo número de muertos, sin que pueda acusar de la “herencia recibida” a gobiernos anteriores, ya que su partido lleva allí casi un cuarto de siglo. Ella repite ante la oposición que le ha tendido la mano que “no pretendan introducir ideología” y piensa que no lo es bajar impuestos (en un país donde están cinco puntos por debajo de la media europea) y que tampoco lo es que la Comunidad más rica de España recorte en Sanidad y despida a 10.000 sanitarios. Ella, ajena a todo el drama, echa balones fuera culpando a otros y habla como “Ayuso en el país de las maravillas”.
ARGÜELLO portavoz de la Conferencia Episcopal Española, alejada de lo que dice el Papa y lo que dijo el Jesucristo de los pobres, interviene para manifestarse en contra de que se ayude a las familias sin recursos con un ingreso mínimo vital permanente.
TRUMP aconseja a sus seguidores que se metan desinfectante en el cuerpo para combatir el virus, y más de 30 que le hacen caso de inmediato tienen que acudir al hospital intoxicados. Mientras tanto el país se coloca la cabeza del mundo y supera el millón de infectados.
BORIS JOHNSON que empezó, como Trump riéndose del virus, tras contagiarse y pasar tres semanas internado, ha vuelto a la sensatez y pide ahora a los ingleses que no pretendan correr en el desescalada y que “tengan paciencia porque es un momento de alto riesgo”.
PD Cuando los que dirigen los partidos sueltan lo que sueltan, no es de extrañar que los militantes-simpatizantes de a pié eleven aún más el tono. Y con todas esas cartas hay que jugar ante el desastre que nos ha venido encima y el desastre, aun mayor, que nos traerá la brutal recesión que se avecina.
