Llega la segunda sentencia de la Gürtel
Tras la primera sentencia de la Gürtel llega ahora la segunda y en ella se acaba de fallar que en nuestra Comunidad el PP se ha estado financiando ilegalmente. Se condena a altos cargos, también a empresarios y se dice en ella que no pueden actuar contra Francisco Camps porque cuando se puso la acusación contra este señor el delito ya estaba prescrito. En la sentencia se habla de “sobornos en diferido” y en ella se condena a los pesos pesados de Camps (Cotino, Costa, Serra, Yolanda García) y se condena a los dos grandes empresarios de Castellón: A Enrique Gimeno dueño de Facsa y a Luis Batalla SA y Lubasa, empresas que, ya se sabe, copan aquí todos los negocios de aguas y de construcción. En el fallo se habla de “empresarios que se colocaban en situación de privilegio….por no decir monopolística en contratos futuros”. Es decir, deja claro por qué todos los contratos de obras, de alcantarillado y del monopolio de agua acaban en sus manos.
En nuestra Comunidad faltan por llegar dos nuevos calvarios para el mismo partido: la Visita del Papa y los contratos de Orange Market.
Tras la sentencia salió Villalobos diciendo que el gobierno que nos gobierna es ilegal. Salió Rajoy diciendo lo mismo. Salió Boning hablando de que “los condenados ya no ocupan cargos en el partido” “que la sentencia no es firme” “que los hechos pertenecen al pasado”. Está claro que el argumentario que sirvió para la primera sentencia sirve para esta y para negar que el PP haya sido condenado.
Dice lo que dice la señora Boning y pasa por alto que cuando ella era alcaldesa de La Vall D’Uixó, el 24-5-07, su partido allí recibió 1.300 euros (página 33 de la sentencia). ¿Retomaran el viejo argumento de manzanas podridas? ¿La de casos aislados? ¿Por qué no confiesan que se han movido entre facturas falsas, dinero negro y comisiones, en una coctelera de la marca “obstrucción a la justicia”?
Echar balones fuera con el repetido “todos los políticos son unos ladrones” tiene para mí la lectura de intentar meter a todos en el mismo saco para suavizar lo que han hecho en este país. No voy a detenerme en ese argumento. Sí voy a reflexionar sobre otros dos que he escuchado en mi entorno sobre el gobierno de Sánchez.
ARGUMENTO UNO. “Los otros robaban pero éstos que han llegado al poder han empezado robando desde el primer día”. Pretendo saber más sobre cuál es el robo y me dicen: “sí, sí, porque han puesto cuatro ministerios nuevos y lo pagamos todos. Es un robo legal pero un robo”. Tras escuchar el razonamiento me pellizco y compruebo que estoy despierto.
ARGUMENTO DOS. “Algunos nuevos ministro ya han robado” ¿Cómo? ¿Quién es ese ladrón que ha robado y yo no me he enterado? Me explican que se trata de Borrell, el ministro de asuntos exteriores. Me explican que “Borrell roba cobrando como consejero de Abengoa, una empresa que ha recibido subvenciones con dinero público”. De nuevo me pellizco y de nuevo compruebo que no estoy en el mundo de los sueños.
Ante respuestas como esas es difícil dar el dato de que Abengoa tuvo problemas por el duro frenazo a las energías renovables que cortaron en seco a un sector de futuro. Para acabar con las energías limpias rompieron pactos vigentes (hay denuncias por eso) y hasta pusieron un llamado “impuesto al sol” para penalizar a quienes instalen paneles solares en sus viviendas. Un impuesto que busca favorecer a las eléctricas en las que suelen acabar políticos como Aznar.
Al lado de estos “argumentos de peso”, La prensa económica habla de “un gobierno de solera” “de currículos espectaculares”, “de gente muy preparada.” Expresiones que yo nunca me atrevería a escribir. Para mí Sánchez es un centrista que nada tiene que ver con el garabato de quienes, en su mente retorcida, lo califican de izquierdista radical. ¿Será que temen que sea el toque de gracia para el PP, un freno a Ciudadanos y un empuje para Podemos si Iglesias ha aprendido de experiencias anteriores?
Me da la impresión que los poderes económicos, ahora mismo, parece que han decidido dejar de lado a quienes han ondeado la bandera de la corrupción. Vamos a ver si de todo esto sale, al menos, un poquito de más limpieza democrática y descansan una temporada políticos que, en un estado aconfesional, se han dedicado, a demás de su cartera, a poner banderas a media asta en Semana Santa, condecorar a vírgenes, cantar en cuartetos de ministros el “soy el novio de la muerte”, proteger a torturadores franquistas y mantener a un dictador en un espacio de honores mientras, con la excusa de un supuesto revanchismo de otros, desprecian y dejan en las cunetas a seres humanos que combatieron defendiendo la legalidad y perdieron y fueron perseguidos y asesinados.
EL MUNDO AL REVÉS
Asistimos a ver a un gobierno tachado de peligroso y radical dispuesto a dar acogida a un barco lleno de refugiados que desde la rica Europa rechazan sin importarles que mueran personas cargadas de sufrimiento entre los que hay muchos niños.
Desde la oposición se critica duramente al gobierno tachándolo de “peligroso” por su predisposición a ayudarles tal como marcan las leyes internacionales, los acuerdos firmados y el deber moral de auxilio. No todos actúan así. Hay honrosas excepciones entre las que destaco la de Feijóo, Margallo y la del alcalde de Málaga.
EL MINISTRO DE CULTURA MÁS BREVE DE LA HISTORIA
El ministro, como hizo Cañete, como hizo Aznar, Soria o Mariano Rubio o tantos otros declaraban a Hacienda a través de una sociedad. Era una práctica muy extendida contra la que Hacienda pleiteó y ganó. La dimisión ahora de un ministro recién nombrado por ese hecho ha puesto el listón muy alto. Mi deseo es que siga a ese nivel para siempre. No sé si lo siguiente será exigir también la dimisión por una multa de tráfico. ¿Se va a exigir en adelante una pureza exquisita, casi inmaculada a todos para entrar en la política?
Tras una dimisión tan rápida por unos hechos, que son los que son, hay que tener la cara muy, muy, muy dura para salir diciendo “¡Es que ha tardado diez horas en dimitir!” y que quien lo diga sea el portavoz de un partido en donde NADIE ha dimitido ni en diez horas ni en diez meses.