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El “paripé”, la “charlotada”, el “teatrillo”

    Cualquier nombre le va, es el único que se le puede dar a la “Burbuja negociadora” en la que han estado envueltas las Comisiones Negociadoras del PP y Ciudadanos.

    Estos partidos, pueden hacer que toquen todas las campanas de las Iglesias de España, organizar ofrendas florales a las “Vírgenes Patronas” que quieran, que no les va a servir de NADA. Pero para NADA de NADA.

    Y además lo bueno, es que tanto Mariano Rajoy como Albert Rivera lo saben desde el primer día que iniciaron los ensayos de esta “Pieza Melodramática” a veces “Cómica” que han sido las negociaciones.

    Porque se pongan como se pongan PP y Ciudadanos, el 31 de agosto y el 2 de septiembre Mariano Rajoy ¡NO VA A SER INVESTIDO PRESIDENTE EN EL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS!

    La puesta en escena de estos “Malos comediantes” ha tocado su fin, y no le van a aplaudir, ni los ujieres en la Cámara. Y yo lo decía en uno de mis últimos artículos. Puede haberse puesto de acuerdo para reclamar a los ingleses la devolución del Peñón de Gibraltar, incluso que Cuba y las Filipinas vuelvan a ser colonias españolas. Lo que han acordado, no se va a materializar por dos razones esenciales. Por mucho que se empeñen ambas organizaciones en “que han llegado a un acuerdo”.

    La primera, es porque solo es un acuerdo de investidura, no un pacto de Gobierno. A lo más que le va a servir al aspirante es para poder exponer quizá su “Testamento político” adornado con los acuerdos, en vísperas del “Fallecimiento político” que irremediablemente va a sufrir el 2 de septiembre

    La segunda, es que, con toda seguridad, no hay margen para ejecutarlo, porque Mariano Rajoy no va a ser investido de ninguna manera.

    Todo ha sido, como veremos, en su discurso del 30 de agosto, una malísima interpretación de una obra que bien se podía titular con permiso de Gabriel García Márquez “Crónica de una Muerte anunciada.”

    No quiero entrar en los contenidos alcanzados, ni en las discrepancias manifestadas en el proceso negociador, porque ni vale la pena que nos enredemos en el “Análisis del Pacto ficticio” que nos ofrecerá seguramente Mariano Rajoy el día que se presente para su investidura. Esos análisis se los dejo a los “politólogos mareadores”.

    Pero una cosa tengo clara, para pactar la investidura de un Presidente, como es el caso de Mariano Rajoy se necesitan tres condiciones: Una mayoría parlamentaria, un acuerdo programático que logre esa mayoría, y una confianza mutua entre las fuerzas pactantes. Y de las tres Rajoy tiene CERO.

    Lo importante, creo yo, es no perderse ante tanto mareo orquestado por encuestas, sondeos y la campaña mediática de la Sexta TV, ó 13 -TV, y otras al servicio del “los poderes en funciones del PP”. Y prepararse para que los próximos comicios – porque vamos hacia ellos- porque no hay más que esa posibilidad para salir del bloqueo actual. Nos pille a todos los españoles con las convicciones necesarias para facilitar la solución a los problemas de ingobernabilidad que tenemos hoy en el país.

    En primer lugar, esas convicciones, van a tener que abrirse paso, a pesar de que, tras el fracaso del 2 de septiembre de Rajoy, y los dos meses siguientes que van a mediar entre el fracaso y la búsqueda de algún acuerdo. Entre la enésima potenciación de la campaña anti-PSOE para que claudique ante la corrupción y el descalabro político al que nos ha conducido el Gobierno del PP., y desde los cuatro puntos cardinales, y no les va a faltar falsedades y amenazas para lograr doblegar al PSOE. Y es que no se han enterado aun, de que los cambios han empezado ya con la firmeza del PSOE en el rechazo al Gobierno del PP.

    Y necesitamos las convicciones, para que el día que tengamos la próxima cita con las urnas, sea cuando sea, vayamos decididamente a votar, y que la abstención sea la mínima expresión posible, de las que se han dado en los anteriores comicios.

    En segundo lugar, necesitamos que la experiencia de estos meses, de bloqueos a la única propuesta de investidura de Pedro Sánchez a la que se opusieron el PP y Podemos, de los resultados de las dos elecciones, y la imposibilidad de alcanzar algún acuerdo de investidura y de poder formar Gobierno, nos lleve a muchos millones de españoles, a la conclusión de que no se puede seguir votando al PP y hacerlo que sea la primera fuerza política del país.

    Sencillamente, porque la corrupción, de la cual parece “preñado el PP” y sus políticas de recortes económicos y sociales, no deben seguir siendo votados para hacerla la primera fuerza política del país.

    En tercer lugar, también vamos asistir a las presiones de Pablo Iglesias para establecer con el PSOE y otras fuerzas independentistas-separatistas, una alternativa de Gobierno tras el fracaso de Mariano Rajoy. Y esas hipócritas e imposibles propuestas, ya las están proclamando –quizá para ocultar la descomposición acelerada de esta formación – a pesar de que la aritmética parlamentaria no lo hace posible. Pero Iglesias, Errejón y Cia. Siguen con las mismas, cuando no merecen ninguna confianza. No, no se la merecen quienes votaron junto al PP, ¡NO a la investidura de Pedro Sánchez!, ni tan siquiera de quienes votaron un día a Podemos y a Pablo Iglesias creyendo quizá en el advenimiento del “Mesías Salvador”. Cuando lo que nos ha llegado es un personajillo con una descomunal ambición personal, junto a un bagaje de improperios, insultos y descalificaciones al PSOE, que por ellos mismos, se descalifican y los hacen que nadie, con cabeza política, seria y responsable, pueda creer en ese ADN del experimento Podemos.

    En cuarto lugar, creo que estos prolongados meses que nos esperan antes de ir a las urnas, deberían servir a los afiliados y simpatizantes de IU, para reencontrase en un nuevo proyecto político de izquierdas, propio.

    Un proyecto que, desde mi opinión sincera, debería poner punto y final a la “fagotización” de la que ha sido objeto por parte de Podemos. Y el inicio de una recuperación programática de IU, que, aprendiendo de sus propias experiencias, no estuviera inspirado por el “sorpasso”, ni por reivindicaciones tan peregrinas en el Siglo XXI, como la III República.

    En el seno de IU hay militantes, hombres y mujeres capaces de iniciar esa recuperación de IU, de reencontrarse en el contexto actual con criterios y propuestas políticas, serias y creíbles, que sin lugar a dudas sería el primer paso hacia la recuperación de la influencia social que se necesita en este país, sobre la base de unas organizaciones serias y responsables, para ir trabajando por la unidad de una izquierda real, aunque desde aquí hoy, no sea entendida por algunos, y pueda estar lejana. Yo estoy desde hace tiempo en esa perspectiva, que no puede ser otra que la unidad PSOE-IU.

    En la pérdida de más de un millón de votos entre el 20-D y el 26-J a pesar de la operación Unidos-Podemos está una razón de peso, para aconsejar las propuestas que muy sucintamente vengo de señalar en estas líneas.

    En quinto lugar, Ciudadanos ha estado perdiendo influencia electoral, precisamente por ser una fuerza política de centro derecha, emergente, nueva, porque precisamente sus vaivenes negociadores, primero con el PSOE, que no fueron aceptados por un sector de su electorado, que dirigió sus votos al PP en el 26-J. y ahora después con el PP, y sin ningún éxito, creo que la pérdida de votos de esta formación puede alcanzar mayores cuotas.

    En mi opinión, si Ciudadanos quiere transformarse en una fuerza política de centro-derecha en este país, necesita de mayor inteligencia política de sus dirigentes, sin la cual, el riesgo que están corriendo es el de sufrir mayores pérdidas en los próximos comicios. Recorrer ese camino no va a ser tarea fácil para Ciudadanos, aunque el PP este ya para el “retiro político” como partido.

    A mí me parece, y creo que a la Democracia en nuestro país, no le perjudicaría el contar con un partido de Centro Derecha capaz de pactar en determinados momentos con las formaciones progresistas. Un partido de corte europeo, sin la lacra de su origen y sus prácticas de gobierno. Sencillamente porque el PP ya no puede ser ese partido. Pero sinceramente creo que esos objetivos no van a ser fácilmente alcanzables para quien se lo proponga.

    Y en sexto lugar, lo importante tiene que ser los resultados de las inevitables elecciones, que si son el 25-D por decisión de Mariano Rajoy, ó el 18-D por la iniciativa tomada por el PSOE y apoyada por otras fuerzas, al menos le sustrae “argumentos acusatorios” al PP en estos dos meses que se avecinan, hasta la celebración de los comicios electorales.

    Y en esta nueva cita, es donde a mi juicio se deben de producir los cambios que permitan los cambios, porque los resultados surgidos de las urnas cambien la actual correlación de fuerzas parlamentarias.

    La praxis nos ha mostrado, que sin ese cambio, no es posible el Cambio. Y para que el Cambio sea posible hay que contabilizar en el escrutinio final de las próximas elecciones una mayoría suficiente del PSOE. Ahí radican los cambios, porque no serán posibles los cambios, si no es con la mayoría parlamentaria del PSOE. Y es hacia ese logro, donde desde ya, nos deberíamos orientar – en mi opinión – todos los españoles.

    Los españoles ya hemos manifestado que queremos un cambio. Que no queremos en el Gobierno al PP ni al populismo de Pablo Iglesias.

    Queremos a una izquierda de verdad. Porque la izquierda torpe, populista es el peor enemigo de la izquierda de verdad.

    Queremos y necesitamos una izquierda humilde, decente, y que se parta la cara para resolver los problemas de todos, empezando por los que más problemas tienen. Y esa izquierda de verdad, en mi opinión, es la que representa el PSOE y su líder Pedro Sánchez.

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