El diario de la pre-campaña del 28 abril
Si los españoles queremos en esta pre-campaña electoral aprender de nuestra reciente historia, deberíamos recordar que hace tan solo cuatro años, en el 2015, el hablar del bipartidismo político en nuestro país, era como “mentar la bicha”.
Y la regeneración del sistema, solo se concebía con la multiplicación de la oferta electoral, con un mayor pluripartidismo del que teníamos más allá del PP y el PSOE.
Pero ahora visto lo visto, a riesgo de verme insultado por lo que voy a decir, no pasa nada si recuerdo que en el bipartidismo tan vituperado, era más fácil exigir y conseguir incluso que el Gobierno rindiese cuentas.
La gran ventaja – defendían los partidarios del pluripartidismo – es que al necesitarse dos o más partidos para gobernar, sería más fácil que se dieran combinaciones transversales que permitirían consensos duraderos.
Pero nos llegó el pluripartidismo pero nada de lo que esperaban los pluripartidistas en su afán de acabar con el binomio PP/PSOE, llegó, ni se ha hecho realidad. Y que por eso, a mí me parece que es recomendable recordar en estos momentos.
Porque, se acabó con el bipartidismo pero lo que lleno los escaños del Congreso de los Diputados, ha sido el pluripartidismo que surgió de las urnas entre el que se encuentran el PP, PSOE, Podemos, Ciudadanos, PNV, y los independentistas PDeCAT, ERC y otros pequeños partidos, que viene a sumar “trece partidos políticos con presencia parlamentaria”.
O sea que los españoles cambiamos el bipartidismo por el pluralismo, pero estos años de rodaje lo que nos ha mostrado – que no es mi opinión – es que la transversalidad “No llegó”, ni mucho menos para estabilizar a un Gobierno.
Llegó “El frentismo” que como se ha podido comprobar, y podemos seguir comprobando, es la batalla por la hegemonía dentro de los mismos campos ideológicos del bipartidismo: La derecha y la izquierda, y sus luchas intestinas de cada casa.
Tan solo en el 2015, hubo una oportunidad que Podemos la tiró a la basura, y no permitió un Gobierno PSOE-Ciudadanos. Y ahora es con “los cambio de chaqueta” de Rivera, que ya ha anunciado que en ninguna circunstancia permitirá un Gobierno socialista con Pedro Sánchez de Presidente.
Y en ese panorama donde de la Pre-campaña solo destacan por sus insultos y falacias contra Perdo Sánchez, las que están vomitando los Casado y Rivera, vamos a ir a las urnas el 28 de abril. Más polarización y radicalización en “las derechas” que están contaminándose de la ultra-reaccionaria VOX. Y con los partidos independentistas catalanes que están cada día más lejos del sentido común. Y un Podemos que tras los zig-zag que ha tenido, ahora a la vista de las elecciones, ha roto el acuerdo alcanzado en el Pacto de Toledo y se ha precipitado lanzándose a la piscina electoral con muy poco agua por cierto para su formación.
Así están en el día de hoy las cosas, ó al menos yo las veo así.
Y estoy convencido, que hasta el 28 de abril, vamos a asistir a toda suerte de bárbaras manifestaciones del dúo Casado Rivera, contra Pedro Sánchez, e incluso a las “diferencias que cada uno quiera establecer” por ver quién gana a quien. Porque desde el PP, no se fían de Rivera que ahora ha asegurado que no pactará con el PSOE, pero en un momento también aseguró, que no pactaría la investidura ni con Pedro Sánchez, ni con Mariano Rajoy, y luego apoyo la investidura de ambos.
Y a mi juicio, a pesar de las apariencias, la desconfianza de Casado con Rivera tiene sus motivos, porque los cambios del líder de Ciudadanos han sido una constante de sus afirmaciones. En la campaña andaluza anterior, también dijo Juan Marín el candidato de Rivera para presidir la Junta de Andalucía, que: “Pactar con el PSOE era Traicionar la ilusión de la gente” en marzo del 2015, y en junio sellaron el pacto que permitió investir a Susana Díaz como presidenta andaluza.
Vamos, que con mucha razón, Pedro Sánchez en el pleno del Congreso, le reprochó los cambios de chaquetas que tiene Albert Rivera en el armario, desde la liberal, la reformista y la que más huele a naftalina, que se la pone ahora para hacerse la foto con VOX. Y con esos antecedentes, no es que Pablo Casado no se fie de Albert Rivera, es que la inmensa mayoría de españoles no se van a fiar ni del uno ni del otro.
Y teniendo en cuenta lo que he relatado en estas reflexiones, lo más conveniente a mi juicio, es que a la hora de encontrarnos ante la urna el 28 de abril, los españoles deberíamos de reflexionar sobre nuestro presente y nuestro futuro, y decidir “La España que queremos”. Que no requiere, ni se trata de volver a los rasgos de un “bipartidismo caduco”, pero si de confirmar las candidaturas de PSOE votándolas en cada colegio electoral, para hacer posible que se pueda configurar un Gobierno socialista con Pedro Sanchez de Presidente, para que entre las muchas cosas que le han quedado pendientes de abordar y resolver, consiga convencer a todas las fuerzas políticas, que el dialogo del Gobierno con los partidos de ideología diferente, sea una realidad de nuestra Democracia y que las diferencia entre ellas nunca sean un atentado al Estado.
Y como el Gobierno de Pedro Sánchez, aun no desiste en su intención de sacar adelante algunas reformas legales y lo va a intentar hasta el último momento, usando para ello los instrumentos a su alcance para aprobarlos. Y su plan es aprobar Decretos Leyes, que se pueden quedar en papel mojado si no son convalidados por el Congreso.
Por ello, el Ejecutivo actual, necesita restablecer la mayoría que le apoyo en la moción de censura y alcanzar pactos con esos grupos. Pero lo fundamental es que el 28 de abril, todos los españoles seamos conscientes de “La España que queremos” y votemos consecuentemente.
Porque España y los españoles no necesitamos más 23 de febrero.