La Saga de Los Pujol

Hace así como 30 años, por los ochenta y tantos del pasado siglo, estuve viviendo una larga temporada en Barcelona y recuerdo que ya se hablaba de los negocios más o menos opacos de la familia Pujol.

Por aquel entonces fue lo de la Banca Catalana y la querella presentada por varios fiscales por apropiación indebida, maquinación para alterar el precio de las cosas y no se cuántas ilegalidades más…

Aquello fue trabajado convenientemente desde el terreno político, atribuyéndole un tinte de discriminación del Estado hacia Cataluña (¿porqué será que esta canción me suena tanto?) que sirvió al recién estrenado Molt Honorable President para consolidar el apoyo de los votantes catalanes.

Ni qué decir tiene que aquella querella quedó en agua de borrajas por considerar que no había pruebas suficientes contra los consejeros de la Banca… Evidentemente el Banco de España se encargó de inyectarle un balón de oxigeno de unos cuantos miles de millones de pesetas de todos los contribuyentes y a volar…

Mucho ha llovido desde entonces y, a pesar de que en diversas ocasiones se han abierto investigaciones por otros negocios sospechosos de no entrar dentro de lo legal, tantas otras veces se han desestimado.

Y ahora, una vez abierto el melón Pujol, nos vamos enterando conforme pasan los días, de más y más detalles de la trama de corrupción, malversación y delitos varios.

Millones y millones de euros, en el entramado de esta mafia que deja en pañales a la siciliana, en donde aparecen también casos de chantaje, comisiones irregulares, cuentas en paraísos fiscales, blanqueo de dinero, destrucción de documentación, nombres de otros políticos de primera línea implicados de alguna manera en esto y vaya usted a saber cuántas cosas más, que nos tienen a todas y todos indignados, hastiados y cabreados hasta la saciedad en estos días caniculares.

Y yo no puedo dejar de preguntarme cómo se puede cortar con esta desfachatez de los políticos corruptos. ¿Qué es lo que tiene que pasar en este país para que no se permita ni un solo caso más de corrupción y malversación?

¿Cómo puede ser que pasen 30 años sin que nadie se atreva a investigar con la profundidad necesaria?

¿Cómo puede ser que a estos muy deshonorables individuos se les conceda el beneficio de la duda y que a cualquier ciudadano que comete un error en su declaración de la renta se le acosa hasta que enmienda su error, incluso llegando a bloquear sus cuentas?

No, señor Mariano Rajoy, no estamos saliendo de la crisis, y los exiguos datos ofrecidos así lo demuestran.

Pero si todos estos corruptos, que son muchos y cada día aparecen más, devolvieran uno a uno todos los millones robados a las arcas del Estado, entonces, seguramente, podría ofrecer una visión más amable, menos dañina y deplorable de esta crisis que solo afecta a los de siempre, que además, tenemos que soportar a tanto chorizo impune por nuestras calles.