¿Movimiento vecinal versus deporte de riesgo?

Hay cosas que a mi se me hacen difíciles de entender y una de ellas es la falta de solidaridad. Cuando leía el pasado martes lo del escrache perpetrado por algunos vecinos y vecinas de Benicalap contra los responsables de la Asociación de Vecinos del citado barrio no pude menos que sentir una gran indignación, pues conozco a la gente que dirige esta organización y su compromiso para con el barrio y los que allí viven.

Benicalap es una zona de Valencia castigada por el paro y con un alto índice de personas inmigrantes, por lo que esta asociación, además de trabajar desde siempre por mantener el barrio en unas condiciones mínimas en cuanto a servicios e infraestructuras, con el esfuerzo que eso supone, desde hace algún tiempo también está desarrollando el proyecto “Entre vecinos”, para intentar paliar las necesidades más acuciantes de las personas afectadas por la crisis económica.

Sin embargo, una cincuentena de vecinos de la zona, no dudaron en acercarse a la sede de esta organización para increpar e insultar a los responsables de la misma, pues se les había informado erróneamente sobre el uso que se le dará a un nuevo edificio de la Casa de la Caridad, cuyas obras se iban a iniciar el pasado lunes. Sin entrar en que pienso que determinadas cuestiones deberían ser asumidas y solventadas por la administración correspondiente, ya que esto de la caridad es algo que poco tiene que ver con un verdadero estado de bienestar, decir que este edificio se utilizará para albergar personas convalecientes sin recursos y no para atender a personas drogodependientes, ni para repartir metadona, como alegan los vecinos contrarios a su construcción, que según alguna declaración que he podido leer, “no están en contra del proyecto, pero que lo hagan en otro sitio”… algo que da bastante información sobre el nivel de empatía y tolerancia de estas personas.

Todo esto me lleva a pensar en el tipo de sociedad en la que vivimos y, en un intento de razonar los motivos de algunos individuos a comportarse de manera tan egoísta y poco solidaria recuerdo un artículo de opinión leído el otro día sobre lo absurdo de un programa matinal de TVE.

En ese programa las presentadoras se habían retado a hacer un salto en paracaídas y ambas lo habían realizado ese mismo fin de semana, cosa que celebraron públicamente mientras los telespectadores podían ver las imágenes de su hazaña oyendo los chascarrillos de las presentadoras.

Todo esto poco después de la muerte de un prestigioso cocinero en una práctica similar, dejando en evidencia, cuanto menos, la falta de sensibilidad de estas mujeres. Y esto solo es una muestra de los programas basura que vemos a diario, ya que las noticias teledirigidas, los programas lacrimógenos de caridad y los debates absurdos llenan la programación de nuestra pantalla.

Claro, con este panorama no es de extrañar que pasen cosas como el escrache padecido por la Asociación de Vecinos de Benicalap, ya que con el ejemplo que recibimos a diario con ciertos programas de televisión, en los que se fomenta el individualismo y se vacían las mentes, el movimiento vecinal se puede convertir en una actividad de riesgo.