No estoy preparada
No me siento preparada para según qué cosas que están sucediendo en nuestro país desde hace algunos meses, pues una, a pesar de los años y la experiencia, aún conservaba ese punto de ilusión, ese optimismo esperanzado, esa sensación de que algo podía cambiar en el panorama político, que he visto truncada, apaleado el optimismo, con un sabor amargo en la boca, ya que no hay manera que estos políticos que tenemos en el Congreso, lleguen a un “acuerdo de progreso”, como han venido llamándolo.
Y no han llegado a ese acuerdo por diferentes causas, a mi entender, con más de un culpable, aunque oyéndoles a ellos en sus declaraciones dan mucha risa, pues la derecha, en la que incluyo al PSOE, acusan a Podemos como único culpable, cuando en realidad todos han cometido errores en su carrera por el PODER. Sí, poder con mayúsculas, y en términos absolutos. Un poder que nadie está dispuesto a soltar, evidentemente, porque hay demasiados intereses en juego y, lamentablemente, entre ellos no está el del bien común.
El PP llama Judas a Pedro Sánchez… el mismo, que parece que ahora ya está dispuesto a sentarse con ellos, con la derecha más rancia, pues con la menos rancia ya había pactado. Me harían falta, para ilustrar mis comentarios, esos emoticonos tan simpáticos que se utilizan en los chats, en los que se puede encontrar una carita color naranja, muy enfadada ella, que vendría bien ahora y otra con la lengua con un vómito verde, también muy propia para la ocasión.
Pedro Sánchez culpa de todos sus males a Podemos y sobre todo a Pablo Iglesias por lo que les ha ofendido con su discurso y con su reparto de sillones, que ya le vale también, pues esa actitud no ha servido más que para crear polémica, y que, desde luego, no es la que tocaría cuando uno está en plena negociación para vender su manta en verano (carita de angustia con el sudor en la frente y una lagrimita cayendo).
Albert Rivera está que trina también por Podemos, ya que en un principio no estaba dispuesto a sentarse con ellos, aunque esta semana hemos podido ver una mesa a tres y con una bajada de pantalones considerable (casi a la altura de los tobillos) de Pablo Iglesias. Aquí me vendría bien la carita de susto con la boca abierta y las manos en la cabeza.
Sin embargo, Podemos acusa a Sánchez y a Rivera de enrocarse en su postura, que en realidad es una postura de lo más tradicional (imaginen la carita con el guiño) y con pocas ganas de un cambio real de la situación política de nuestro país. Yo diría que toda la estrategia ha ido dirigida a que ese cambio de progreso, en realidad se convirtiera solo en una lavadita de cara, evitando en lo posible cualquier relación “de verdad” con los partidos “radicales” (carita roja y con cuernos de demonio).
Claro, y tampoco puedo estar preparada para ver cómo, tan pronto te sientes entusiasmada (carita alegre) cuando llega un día en el que te cuentan que han llegado a un acuerdo para derogar la LOMCE en el Senado, como te hundes en la desesperación más absoluta (carita llorona) cuando al día siguiente te cuenta el portavoz del PSOE que no hay pacto posible y que Podemos se queda fuera de toda negociación.
Pero mucho menos preparada estoy para pensar que vamos a tener que soportar dos meses y medio de campaña electoral feroz, para obtener unos resultados más o menos similiares… Aquí imagínense una retahíla de caritas que van de la naranja de enfado, pasando por la triste, la triste angustiada, la llorona, hasta la que tiene todos los rasgos difuminados, pues me quedo sin ánimo ni resuello solo con pensarlo.
Señores políticos, hágannos un favor (manitas juntas) a toda la ciudadanía de este país, y evítennos pasar de nuevo por una campaña electoral, con lo que conlleva de gasto de dinero público que se debería destinar a otras causas mucho más urgentes y necesarias, pues los y las ciudadanas no merecemos que ustedes nos roben las ilusiones de ese cambio tan ansiado y necesario.