Desconexión estival parcial

Este está siendo un verano raro, diferente, sórdido y agotador en el que hemos padecido un calor como nunca y en el que no han faltado las noticias para mantener muy vivas esas tertulias de sobremesa con la familia, pero que al mismo tiempo no nos ha permitido que esa desconexión estival tan necesaria, haya sido demasiado efectiva.

Algunas de ellas nos han sumido en la más absoluta indignación y desesperación, ya que este verano está siendo terrible en cuanto a asesinatos machistas se refiere. Acababa de publicar mi anterior artículo, precisamente referido a este tema, cuando se denunció la desaparición de las dos chicas de Cuenca que, lamentablemente, no han sido (ni serán, por mucho que nos pese) las últimas víctimas de esta lacra social.

Políticamente es diferente también, pues los consistorios, después de las elecciones pasadas, están aún de limpieza, buscando facturas sin pagar por los cajones, por lo que los recién llegados están situándose y los que se han quedado sin sus poltronas están ejerciendo, ferozmente y sin tregua, su postura de oposición, véase sino la persecución sufrida por Carmena.

También se ha hablado y se habla de los festejos en los que se maltratan animales, habituales cada verano en cada rincón de nuestra Comunidad, y que en algún municipio su equipo de gobierno, (chapó por ellos), ha decidido anular y destinar ese dinero público a libros y materiales para sus escolares. Por cierto, que en otros pueblos deberían tomar nota de esto, pues no solo se maltrata a los toros, sino que los que corren delante, detrás o al lado de ellos, no salen demasiado bien parados y ya se contabilizan diez muertos este verano, además de los innumerables heridos a los que la asistencia sanitaria debe prestar atención. Asistencia que, dicho sea de paso, también pagamos todos y todas.

Otras, nos han hecho mosquearnos hasta lo indecible, pues no se puede entender que al peor ministro de educación de la historia se le premie su “dedicación” con un puesto de embajador de la OCDE en París, con un sueldo de 10.000 euros mensuales más gastos de representación, vamos, nada que ver con el sueldo de cualquier empleado de este país de pandereta. Ni tampoco se entiende que una abuela tenga que ingresar en prisión por el delito de haber buscado un techo para sus nietos, mientras otros han saqueado las arcas del Estado y andan tan felices veraneando en alguna playa glamourosa.

Por cierto, que bajo la dirección del nuevo ministro de educación, se anunció el otro día que el próximo curso se reduce la ratio alumno/profesor en un 20%, lo que me lleva a preguntarme si es que desde el Ministerio nos tienen por muy tontos o es que el verano les ha dañado alguna neurona que les impide ver lo absurdo (y evidentemente electoralista), de esta medida que será imposible aplicar el próximo curso, pues sin un presupuesto económico que respalde esa medida no hay equipo docente que sea capaz de multiplicar al profesorado, por mucho empeño que le pongan. Un o una docente es uno y no dos…
Y como remate de este mes de agosto, solo nos faltó tener que soportar el debate de los presupuestos del Estado, que en otras ocasiones se ha celebrado a final de año y que más que hablar de economía, pareció un debate electoral, no en balde se acercan unas elecciones generales en breve.

Visto lo visto y en un intento de acabar de disfrutar las pocas horas vacacionales que aun me quedan, creo que voy a desconectar el ordenador hasta la semana que viene… O no.