¡¡¡Cuánta paciencia!!!
Que las elecciones municipales sentaron muy mal a algunas personas de la derecha más recalcitrante de nuestro país, es algo que no hace falta ser un politólogo experimentado para darse cuenta.
Que los pactos de gobierno entre partidos progresistas (llamados por esas mismas personas mencionadas antes, de extrema izquierda o radicales) tampoco les ha gustado demasiado, pues argumentan que van a destruir la sociedad tal como la concebimos, sin reflexionar (o tal vez, por eso mismo) que lo que teníamos antes estaba podrido de malos hábitos, corrupción, amiguismos, que dejaba como consecuencia una pobre democracia en el sentido más amplio.
Sin embargo, cada día debemos soportar las salidas de tono de esa derechona patriarcal, misógina y clasista, que no ha sabido encajar su salida (en algunos casos como el del Ayuntamiento de Valencia, con bastante deshonor) de esos puestos de poder, que han sido asumidos por otras personas que forman parte de esos gobiernos de cambio.
Salidas de tono sobre todo relativas a las mujeres que se atreven a formar parte de ese cambio, bien sea de manera directa o indirecta. Todavía me avergüenzo de todos los comentarios que pude leer sobre las “Magas” de aquella cabalgata celebrada en las calles de Valencia, que si parecían prostitutas, que si estaban gordas, y yo qué sé cuántas lindezas más…
Carmena también ha sufrido insultos y comentarios desafortunados por su apariencia y edad. Claro, apariencia y edad unidas al hecho de ser mujer, pues un hombre no tendría que soportar que se le cuestionara por ello. Ribó es vilipendiado por sus detractores políticos acusándole de catalanista y de que va, poco menos, que a destruir València y a todos los valencianos, pero no por su físico, edad o intelecto.
Esta semana le ha tocado a Colau recibir la crítica destructiva de un personaje público, Félix de Azúa, que por su cargo debería repensarse dos, o dos mil veces si su capacidad cognitiva así lo requiriera, el hacer comentarios en esta línea machista y retrógrada, antes de que salieran por su boca de académico.
Pero la cuestión es que este individuo (por llamarle de alguna manera), no solo ha insultado a Ada Colau con esa frase lapidaria de que “es una mujer que debería estar sirviendo en un puesto de pescado”, sino que ha insultado a todas las mujeres de este país. Desde luego, la alcaldesa de Barcelona ha reaccionado de una manera muy elegante ante tal ataque, diciéndole que él mismo podrá citar sus palabras en la Real Academia, para definir “machismo” y “clasismo”.
Todas tenemos que poner mucho empeño para acabar con esta lacra patriarcal que llevamos a cuestas, pescaderas, verduleras, carniceras, maestras, amas de casa, alcaldesas, mujeres con estudios o sin ellos, mujeres de izquierdas y de derechas, mujeres asalariadas o autónomas, mujeres emprendedoras, mujeres rubias, morenas, altas, bajas, mujeres todas, que movemos el país con nuestro trabajo y esfuerzo y por lo que se nos debe un respeto. Gracias por estar ahí y por tanta paciencia demostrada.