Catástrofe económica

Temas de los que poder hablar no faltan:

- Tenemos unas elecciones a unas semanas vista, con sus pactos, sus filias y sus fobias, que dan y darán mucho de qué hablar. Muy interesante dar un paseo por alguna página o blog de los partidos conservadores para ver que de fobias vamos bien servidos y que cualquier idea opuesta a los mercados y a favor de lo social se tilda de extremista, radical, comunista y alguna lindeza más, con un fuerte tufo a rancio.

- Tenemos a todo el “Imperio Gay”, hordas de feministas y algún político (de esos extremistas y radicales de antes) en batalla encarnizada contra las familias católicas, en declaraciones claro, de nuestro cardenal arzobispo Cañizares. Sí, ese mismo señor, que, en un acto de amor cristiano, se quejó de la “invasión” de inmigrantes y refugiados, atreviéndose a criminalizarles en sus declaraciones, al decir que “no todo es trigo limpio” y que “son el Caballo de Troya de nuestra sociedad”. Todo un ejemplo de caridad…

- También podría hablar del Toro de la Vega y la rebelión de todo un pueblo contra la ley que prohíbe matar animales en espectáculo público. Dicen que porque es una tradición y las tradiciones se deben respetar, lo que me lleva a preguntarme si no será que en ese pueblo también tienen alguna carencia ancestral que les provoca esta falta de empatía hacia los animales. Oír las declaraciones de sus vecinos es toda una tortura en sí misma, que deja en bastante mal lugar al Homo Sapiens del siglo XXI.

- Hemos visto a los catalanes enfurecidos también en estos días, porque la Delegación del Gobierno prohibió la entrada al Camp Nou de banderas esteladas, en un alarde del más puro caciquismo antidemocrático y coartando la libertad de expresión de las personas.

Prohibición, que me lleva a pensar en la manipulación de los medios y en la necesidad imperiosa de desviar la atención hacia cosas irrelevantes para nuestras vidas, como pueda ser el puñetero fútbol y lo que lleva aparejado, y se pase muy de puntillas sobre temas que nos afectan (y nos van a afectar durante mucho tiempo) directamente a nosotros y a nuestras familias, como es la realidad económica de este país de pandereta.

Y es que poco, o casi nada, se ha oído sobre que nuestra deuda pública está en el 101% del PIB. Esto quiere decir que debemos más de lo que producimos. Vamos, como si nuestra nómina fuera de 100€ al mes, pero al banco le debiéramos 101€, lo que nos dejaría cada mes deudores de 1€ y sin posibilidad de pagar el agua, la luz o poder comprar alimentos para nuestra familia. Las cifras, en este caso, son astronómicas y se escapan a cualquiera que sea ajeno a la macroeconomía, pues las administraciones públicas acumulan deudas por valor de 1.095 billones de euros.

Pero tampoco se habla de nuestro vapuleado fondo de pensiones, que está bajo mínimos, desde que el Ministerio de Empleo sacara en diciembre pasado otros miles de millones (7.750 para ser exactos) del Fondo de Reserva de las Pensiones, que está en estos momentos al 5% de su capacidad, y se habla de que de aquí al 2018 se habrá quedado sin fondos.

Esto sí que es realmente importante y va a afectar de lleno a nuestras vidas, y no las esteladas o el puñetero toro de la Vega, pero claro, ni vende minutos en televisión, ni resulta conveniente airearlo más de lo imprescindible, no vaya a ser que los españoles y españolas salgamos de nuestro letargo y empecemos a plantearnos las cosas de otra manera, exigiendo responsabilidades a quienes nos han llevado a esta catástrofe económica, que por cierto, son los mismos que si, finalmente, ganan las elecciones le van a poner precio hasta al aire que respiramos.