La hostelería, un sector estratégico
Los dieciocho meses que han trascurrido desde aquel 14 de marzo de 2020 en el que se decretó el estado de alarma nos han hecho pagar un alto peaje. Sin duda, el impacto que supone haber perdido a personas queridas por el camino, los eternos días de confinamiento, la imposición de la mascarilla como un complemento más de nuestro ‘outfit’ diario o asistir ‘en streaming’ al desmoronamiento de tantas empresas y economías domésticas marcan desde ya nuestro carácter de una manera inconsciente y condicionan, a buen seguro, nuestra forma de afrontar el día a día.
Sin embargo, no es menos cierto que no son negativas todas las consecuencias que la pandemia nos ha traído: cuántos de nosotros hemos descubierto nuevos rincones en casa, hemos disfrutado hablando desde la ventana o por la terraza con ese vecino al que apenas saludabas cuando te lo cruzabas por la calle o nos hemos convertido en expertos en videoconferencias. También bajo el paraguas del coronavirus nos han surgido a los que estamos en esta noble tarea de la política nuevas reflexiones que quizás sin el virus sobrevolando jamás habríamos iniciado. En este sentido, la sucesión de normas sanitarias nos ha exigido ser creativos para conjugar siempre el estricto cumplimiento de las normas con nuestra obligación de ayudar a aquellos que peor lo estaban pasando. Como no puede ser de otra manera, ensamblar lo planificado y lo sobrevenido sin tener tiempo para la reflexión serena nos ha llevado en ocasiones a cometer errores puntuales que hemos intentado corregir con la máxima celeridad. Pero de lo que no hay duda es de que Orihuela se ha convertido, desde este punto de vista, en un municipio de referencia en la búsqueda de nuevas fórmulas que permitieran conjugar tantos factores, en un complejo encaje entre el desarrollo del modelo de ciudad en el que estábamos trabajando con una nueva realidad que hemos ido conociendo y moldeando sobre la marcha.
Especial valor han adquirido en este año y medio las medidas que desde el gobierno local hemos aplicado para ayudar a la hostelería como un sector estratégico dentro del tejido comercial de nuestra ciudad y también para devolver a Orihuela una normalidad que aún en este momento sigue lejos de la de antes. Ya nuestro grupo revindicó en sesión plenaria hace más de un año que el ocio nocturno debía abrir sus puertas funcionando de manera análoga a la de las cafeterías; también en Orihuela apostamos por compensar en la calle las limitaciones de aforo en el interior
de los locales, suspendimos hasta el 31 de diciembre de 2021 la tasa de ocupación de vía pública con mesas y sillas y hemos iniciado –no siempre con acierto- experimentos de peatonalización. Como consecuencia de estas decisiones –como así nos lo reconocen nuestros vecinos-, ha nacido una Orihuela más vital, más activa, más dinámica y más atractiva para los que somos de aquí y para los que nos visitan. Curiosamente, la Orihuela del COVID es también una ciudad cada vez más amable, más cómoda para las familias, para los jóvenes y para nuestros mayores que, de repente, han descubierto que no necesitan coger el coche para pasarlo bien, tomar una caña o disfrutar de un agradable paseo bajo el sol radiante del que disfrutamos trescientos días al año.
Aunque estamos satisfechos con los primeros resultados, no nos conformamos: es este el momento de consolidar todas estas medidas y darle formalidad a lo que venimos haciendo de manera un tanto rudimentaria durante este tiempo. La hostelería debe confirmarse como la punta de lanza de la reactivación comercial y la revitalización de una ciudad que empieza a huir de su letargo. Con este fin, desde la Concejalía de Urbanismo estamos trabajando en la modificación temporal de la ordenanza que regula la ocupación de vía pública para mantener hasta el 31 de diciembre de 2022 las nuevas terrazas autoimponiéndonos la exigencia de abordar de una manera sincera y responsable el problema de la accesibilidad en los locales y sin perjuicio del derecho al descanso de los que viven en las zonas más concurridas. También estamos convencidos de que en una ciudad como la nuestra que se distingue por su baja presión fiscal en comparación con los municipios del entorno y, además, con un gobierno liberal del que formamos parte, siempre reacios al intervencionismo de la administración en beneficio de los emprendedores, debemos seguir aplicando políticas que ayuden a la recuperación económica, por lo que también apostamos por prorrogar la suspensión de la ordenanza fiscal hasta finales del año 22.
Como decisión estratégica y con un virus que ha venido para quedarse, apostar por la hostelería es apostar por las zapaterías, por las tiendas de ropa, por las ópticas, por las peluquerías, por las perfumerías y por todos y cada uno de esos pequeños comercios que adornan las calles de Orihuela, pero que necesitan de manera imperiosa que pase gente por delante de su escaparate. Esta es la nueva Orihuela que percibimos, la Orihuela que queremos y la Orihuela en la que estamos trabajando.