La generación mejor preparada (para la precariedad)
La juventud viene a ser ahora mismo, pues así venimos leyendo desde hace meses en medios y redes, la causante de todos los problemas: botellones, desfases, contagios, irresponsabilidad… o, al menos, eso es lo que nos hacen creer.
¿Por qué? Quizá para hacernos olvidar de los problemas reales a los que la juventud alicantina se enfrenta en su día a día. Desde la falta de confianza por parte de la sociedad en nosotras hasta el abandono por parte de las instituciones para tener a la juventud en su agenda y planes de actuación con los que garantizar un bienestar de las generaciones que están y estamos por llegar.
Tampoco olvidemos la dejadez y la escasez de recursos municipales para fomentar la participación, el ocio alternativo, la formación, la accesibilidad a un empleo en condiciones, entre mil etcéteras más, a la que nos enfrentamos. Pues, cada día parece que la juventud es un lastre con el que la sociedad ha de lidiar. Qué lástima.
Eso sí, de cara a la galería nadie se corta en presumir, y dese por aludido quien estime, de tener a las generaciones mejor preparadas, porque para algo hemos tenido acceso a una formación de calidad (pero a qué precio porque cada vez las ayudas son menores) en las mejores escuelas, universidades e instituciones y claro, hemos de sacar adelante a nuestra sociedad. Sea cual sea el coste, ya sea como eternos becarios, en los que nadie confía y que solo servimos para hacer el trabajo sucio por cuatro duros o los explotan hasta reventar en bicicletas.
Pero no pasa nada, al revés, las y los jóvenes estamos preparadas para salir adelante, pues muchas de nosotras estamos ya en una segunda crisis que, por supuesto, nos afecta directamente; además de ser competentes para labrarnos un futuro y para dejar de lado la precariedad que, a día de hoy, nos acompaña en nuestra vida.
Por ello, señoras y señores, les dejamos una serie de acciones para poner en marcha y erradicar esta problemática para poder, ahora sí, presumir de juventud. Pasen y lean:
- Apostar por la contratación de la generación más preparada que hoy en día sufre una temporalidad excesiva, siendo de un casi 92% de los contratos a jóvenes de carácter temporal.
- Recuperar la remuneración existente entre las profesionales jóvenes la cual ha bajado un 14% en la última década situándose la media en borde 960 euros, de los cuales alrededor de 870 euros se tienen que destinar al pago de un alquiler y muchas veces compartido porque son pocos los recursos económicos.
- Abandonar la visión adulcentrista que nos coloca como potencial mano de obra del sector servicios, en el que permanece la situación de temporalidad, precariedad y sobrecualificación.