Cerrado por derribo
El Gobierno valenciano ha castigado sin sentido durante cuatro meses a miles de valencianos vinculados al ocio nocturno
El PSOE de Orihuela se opuso en agosto a lo que ahora han aprobado Ana Barceló, consellera de Sanidad Universal y Salud Pública, y Gabriela Bravo, consellera de Justicia, Interior y Administración Pública.
La Resolución de 17 de agosto de 2020, de la consellera de Sanidad Universal y Salud Pública, para la adopción de las medidas establecidas en el acuerdo del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, sobre medidas de prevención frente a la Covid-19 supuso la suspensión de actividad de los locales de discotecas, salas de baile, karaoke y bares de copas con y sin actuaciones musicales en directo. En resumen, se decretaba el cierre del ocio nocturno.
De un día para otro, muchos locales de la Comunidad se veían obligados a mantener la persiana bajada indefinidamente. Súbitamente, cientos de autónomos valencianos dejaban de generar ingresos, miles de trabajadores acabarían en un ERTE y otros tantos seguirían engordando sin esperanza ni fecha de caducidad las listas de parados. Camareros, personal de limpieza, proveedores, contables, transportistas y, en definitiva, el sector de la noche en su conjunto empezó a sufrir de manera drástica las consecuencias de una crisis sanitaria de la que el gobierno presidido por Ximo Puig les hacía principales responsables.
Ante esta situación tan dramática en la que el ocio nocturno había quedado estigmatizado como fácil culpable de la segunda oleada de coronavirus en territorio valenciano, en Ciudadanos Orihuela interpretamos que la crisis sanitaria y la económica manejaban –y manejan- ritmos distintos, tiempos diferentes y requieren respuestas necesariamente independientes a la par que coordinadas. Con estas premisas, insistiendo siempre en la necesidad de cuidar a nuestros vecinos, pero pensando en respuestas a la cada vez más preocupante situación de nuestra economía, entendíamos que el cierre de discotecas y bares de copas era una decisión excesivamente contundente e insuficientemente meditada, sobre todo por la ausencia de alternativas a aquellos que habían sido repentinamente castigados, y que exigía esta, por otra parte, un análisis global en el que se tuvieran en cuenta todos los vectores de la pandemia. Desde esa perspectiva presentamos en el pleno del mes de agosto una moción al Pleno municipal en la que instábamos a la Consellería de Justicia, Interior y Administración Pública a que concediera la licencia de actividad de cafetería o análoga a los locales de discotecas, salas de baile, karaoke y bares de copas con y sin actuaciones musicales en directo durante el tiempo permaneciera en vigor la Resolución del 17 de agosto de 2020. Tan sencillo: más locales abiertos, más ingresos, menos aglomeraciones… Más dinero y más salud. ¿Por qué no?
Nuestra propuesta, redactada con el afán constructivo que nos impone el momento que estamos viviendo, salió adelante a pesar de las abstenciones de Cambiemos y los votos en contra del Grupo Socialista, quienes no dudaron en cuestionar la calidad de la hostelería local en sendas intervenciones de su portavoz que aún recuerdo bien.
Ahora que se acerca el final de este ingrato 2020, sorprende el silencio de los socialistas oriolanos tras la Resolución publicada el 9 de diciembre en la que sus jefes de Valencia avalan justo lo mismo que nosotros reivindicamos meses atrás y que ellos, curiosamente, tanto criticaron. Se trataba, como dice el nuevo marco normativo, de adaptar el ocio nocturno a las nuevas circunstancias, permitiéndoles lo que, ahora sí, más de cien días después y más de cien cajas a cero más tarde, es válido.
La nueva Resolución del 9 de diciembre de 2020 nos da la razón a Ciudadanos Orihuela al dar luz verde a que los establecimientos y locales de ocio nocturno afectados por la suspensión de actividades puedan realizar actividades de restauración y hostelería compatibles con su licencia o autorización en el horario que les corresponda por su actividad, ajustándose a las medidas preventivas, limitaciones de aforo y demás condiciones establecidas por la normativa sanitaria vigente para los establecimientos de hostelería y restauración. O lo que es lo mismo, por poner un ejemplo: un pub puede funcionar como si de una cafetería se tratara.
Algunos no quisieron verlo, pero nosotros sabíamos que esta era la solución. A pesar de la excesiva demora y haciendo valer aquello de que más vale tarde que nunca, nuestro grupo no puede más que celebrar esta noticia. Lástima que a Carolina no le haga tanta gracia.