¿Compraría usted un maset?
Hermanos: quien dice un “maset”, dice una casa de campo en suelo no urbanizable. Porque ahora, con los problemas que ha generado la pandemia, no son pocos los vecinos que están buscando casas de campo alejadas de los centros de ciudades más densificados.
A este mercado de viviendas “en el terme” es a los que me quisiera dirigir para que después no se encuentren con sorpresas desagradables.
En primer lugar, lo que debería comprobar es que la casa está en escritura. Es decir, que en su día se hizo la declaración de obra nueva, bien porque obtuvo licencia (cosa rara) bien porque se acogieron a una de las escasas posibilidades que permitió la ley para hacerlo. Porque si no es así usted está comprando un problema no una casa de campo.
La otra cuestión que debería comprobar es si la casa tiene cedula de habitabilidad o licencia de ocupación. Más que nada para no encontrarse con sustos desagradables ante la imposibilidad de conectar a la red de energía eléctrica. Es posible que esto quiera suplirlo con placas fotovoltaicas, pero los días nublados pueden darle problemas.
También sería conveniente que comprobara que el suministro de agua (casi siempre no potable) es legal. Tanto si tiene pozo propio como si recibe el agua de una sociedad de riego agrícola. Y, por supuesto, hay que comprobar si tiene autorización de vertido de la Confederación Hidrográfica del Júcar de las aguas negras. Si no es así, hay otro problema.
Lo mejor para un comprador es que el vendedor se haya acogido previamente al Procedimiento de Minimización de Impacto que prevé la LOTUP y que permitirá poner en orden la casa. Como decía Obama: Se Puede.
