La izquierda social-comunista, incinera a sus líderes de una manera increíble

Solo uno de ellos, el más inepto, nefasto, vanidoso, y enterrador oficial del resto, sobrevive en una situación que sin duda es insostenible.

Atendiendo a los Institutos de Opinión  sobre el voto de los españoles en estos momentos, si hubiera elecciones, el PSOE quedaría con poco más de 100 congresistas mientras que el Partido Popular podría aspirar incluso a rozar la mayoría absoluta.

Pero de no alcanzarla como parece probable, con los escaños de VOX, que se consagra como la tercera fuerza en todas las estimaciones, sin duda podría gobernar holgadamente sin tener que recurrir ni a CIUDADANOS en trance de desaparición, siempre dispuesto a “bailar con quien le saque a la pista del Gobierno”, ni al Populismo comunista de PODEMOS, ni a los ególatras independentismos separatistas o regionalistas tanto catalanes como vascos.

Desde hace muchos años, no se palpaba en el estado de ánimos de la mayoría de los españoles, el hartazgo  con una dosis tan importante de incongruencia como la que evidencia Pedro Sánchez.

Por vez primera en mucho tiempo parece que podremos librarnos del yugo, de todas esas sanguijuelas que nos han chupado la sangre a todos los españoles de bien.

Cuando se vio amenazado por Pablo Iglesias en el liderazgo social-comunista y populista, viró radicalmente a la izquierda, para cubrir todo ese amplio espacio que le permitiría acumular todo el voto de la izquierda menos demócrata que se ha conocido en España.

Y precisamente esa izquierda, es la que tenemos hoy en el poder, hundiendo nuestra economía, deteriorando nuestras instituciones e infraestructuras en todos los aspectos y sentidos.

Aparentemente, por generación espontánea y desde su Galicia profunda, aparece en escena con un cambio de imagen radical, una desgreñada ex comunista, disfrazada de respetable señora y de nombre Yolanda Díaz, desmarcándose de quienes la han impulsado a las alturas, para vendernos una pureza ideológica descontaminada y dispuesta a todo, con tal de tocar poder poco a poco, sin prisas pero sin pausas.

Ella más que nadie, ha sabido interpretar el papel de “monjita ursulina”, pero con la importante diferencia, de que cualquier monjita sabe hablar y expresar sus ideas con mucha mejor clarividencia que este esperpento de política.

Y como muestra “el último botón” de su majadería e insensatez.

Como Ministra de Trabajo y Vicepresidenta del Desgobierno actual, nos ha soltado esta brillante idea:

Más o menos ha venido a decirnos literalmente: “Tenemos que cambiar la manera de consumir, porque hay que consumir fundamentalmente los productos de proximidad y no comer fresas, cuando no toca comer fresas”.

Y ha dicho fresas, como pudo decir plátanos, naranjas, calabazas, melones o berzas.

Pretende esta pobre mujer, imponernos a los españoles lo que tenemos que comer y cuando debemos de comerlo.

Es decir que los alemanes, ingleses y centroeuropeos deberían de comer sólo patatas, los onubenses fresas, los jienenses aceitunas y los valencianos en invierno naranjas.

Por lo visto nunca ha usado un diccionario y desconoce el significado de las palabras “comercio, compraventa, trueque, exportación, importación, tasas, e impuestos” que es lo que nos permite a las personas libres y sin complejos, que tenemos el privilegio de no vivir ni en Cuba, ni en Venezuela, ni en Corea del Norte ni en la Rusia de Putin actualmente, elegir cuando comemos y lo que preferimos comer y pagamos con nuestro dinero.

La pobre Yoli, que fue muy esbelta y con ropa de diseño carísima a visitar al Santo Padre, pretende  que los españoles de a pié, comulguemos con sus ruedas de molino, que por lo visto emergen de su cerebro cuando se sienta en el wáter a hacer sus necesidades.

Pobrecita joven, a la que por lo visto, su enajenación mental política la lleva a hacer el ridículo de un modo tan evidente y ella no se da cuenta de sus estupideces.

No es de lo peor que hay en el Gobierno de España, pero si de lo más ridículo.

Hasta la semana que viene amigos.