Hispanófilos e hispanófobos
Cuando leemos en uno de los anuncios más frecuentes para publicitar las excelencias turísticas españolas el slogan “SPAIN IS DIFFERENT”, los españoles nos sentimos muy orgullosos de todos esos detalles que nos hacen diferentes a la mayoría de nuestros conciudadanos europeos.
Son precisamente esas características nuestras, las que hacen de España, el paraíso vacacional para todos nuestros vecinos centro europeos.
La alegría de vivir, nuestra hospitalidad y cercanía con todos los que nos visitan, son las mejores tarjeta de visita que les hemos ofrecido durante más de medio siglo a cuantos han llegado aquí.
Sin embargo, de puertas para adentro cada día se hace más evidente la diferencia entre los que amamos a nuestro país, nuestra cultura, nuestra lengua común y todas las peculiaridades propias que nos son comunes a todos los españoles por un lado, a los que yo considero HISPANOFILOS y aquellos que pretenden ser diferentes y encuentran en detalles muy particulares las razones para renunciar a su hispanidad que son los que yo denomino en esta columna los HISPANOFÓBOS.
Este fenómeno, ha crecido de una manera exponencial en los últimos años y sinceramente ha conseguido abrir una brecha lamentable en la sociedad española.
Después de una larga vida paseando el mundo por razones laborales, no he conocido otro proceso de desafección y fractura social en ningún de cultura occidental, que haya alcanzado los niveles que sufrimos en España.
No hablo confrontaciones laborales entre sindicalistas y Agrupaciones Empresariales.
Ni tampoco de la batalla política entre la derecha y la izquierda, que existe en todo el mundo.
Hablo de que mientras millones de españoles nos sentimos orgullosos de nuestra Historia, nuestra Cultura , nuestra admirable labor de colonización, estructuración, formación y educación en aquella España de las Edades Moderna y Contemporánea, en la que nunca se ponía el sol, hoy tenemos que ver, como allende nuestras fronteras e incluso en suelo nacional, surgen opiniones vociferantes descalificando el colosal trabajo de nuestra HISPANIDAD, tanto en todo el continente americano, como en las Islas Filipinas e incluso en nuestras colonias en el continente africano.
Curiosamente, los conocidos como “padres” de nuevas naciones, como el filipino Rizal, o los líderes independentistas caribeños o sud americanos, eran españoles o hijos de españoles educados en nuestras Universidades.
Ningún otro país europeo, llevó a cabo una labor colonizadora tan sensata y respetuosa con los usos y costumbres de los aborígenes como los españoles.
Los anglosajones han sabido orquestar su Commonwealth, que como bien indica su nombre “les enriquece a todos conjuntamente”.
Las colonias francesas, belgas y holandesas de ultramar o africanas, en menor medida también mantienen sus lazos afectivos sin grandes contradicciones, entre los países colonizadores y colonizados.
Y se sienten muy orgullosos de pertenecer a ellas, unos y otros.
Nosotros tenemos una HISPANIDAD, tan admirable o incluso mucho más que la suya y nos dedicamos a intentar bombardearla desde dentro y desde fuera de una manera incomprensible en los últimos veinte años.
¿PUEDEN USTEDES A COMPRENDERLO?
YO TAMPOCO
Pero esa es la única razón de esta columna.
Hasta la semana que viene amigos y lectores.