Episodios de locura emocional entre la juventud de los E.E.U.U. de América

Casi todos los años y en ocasiones, más de una vez, nos encontramos con situaciones de extrema violencia en el mundo educativo norteamericano.

Esta semana, ha sido en el Estado de Texas, teniendo a un protagonista principal y a casi todas sus víctimas entre la comunidad hispano parlante, es decir a emigrantes o hijos de emigrantes centro americanos.

La masacre de los 21 muertos y algunos malheridos, fue causada por la crisis de locura del adolescente Salvador Ramos con los dieciocho años recién cumplidos.

El Centro Robb Elementary School  de Ugalde, en el que se había formado y educado, ha sido noticia de portada en la prensa escrita y en los Telediarios televisivos de todo el mundo.

Diecinueve niños y adolescentes y dos profesores adultos, fueron abatidos con disparos indiscriminados, durante algo más de media hora que fue cuando la policía pudo acabar de un certero disparo con la vida de este perturbado.

Por lo visto tan pronto cumplió los dieciocho años, compró en la armería de ese recóndito pueblo tejano, dos armas de repetición y abundante munición, con la misma facilidad que nuestros niños y jóvenes compran en un supermercado español cualquier chuchería.

Por lo visto antes de salir de su casa ya le había disparado a su abuela, hiriéndola gravemente, se supone que por haberle hecho saber a ella sus propósitos y ser reconvenido.

Uno se pregunta, en que valores y principios habrá  crecido este chico, para desarrollar un sentimiento de odio y venganza tan profundo contra todo lo que le rodea, incluyendo a su propia familia.

En una sociedad tan moderna, progresista y tradicional como esa, parecen anacrónicas estas situaciones, pero la verdad es que se repiten con inusitada frecuencia y sin motivos aparentes para desencadenarlas.

Apenas una semana antes, en Buffalo el supremacista Payton Gendrom, ya ataco  con armas de fuego, disparando contra ciudadanos de color, “con la idea fija de acabar con la mayor cantidad de vidas negras posibles”.

Todas esas barbaridades, en mi opinión se ven propiciadas por las facilidades que hay allí, para comprar armas sin apenas más requisito, que la mayoría de edad en muchos Estados.

Un exceso de libertad degenera en libertinaje para ciertas cosas, pero en crímenes increíbles para otras como en este caso.

Las leyes en suelo norteamericano, en muchos estados se preocupan especialmente de penalizar y perseguir la interrupción voluntaria del embarazo, lo cual puede llegar a ser comprensible para algunos, pero lo que es infumable absolutamente, es la falta de medidas para evitar esas matanzas indiscriminadas, con la venta y circulación de armas sin apenas controles ni cortapisas para su compra.

Y aunque cada vez que se producen estas barbaridades, se escuchan muchas voces indignadas en su contra, ningún Gobierno de los E.E.U.U. ni de ninguno de sus Estados, ha decidido dar el paso para acabar con la libertad de venta de armas o de exigir y controlar la tenencia de las mismas, por personas cualificadas mediante pruebas profesionales o sicológicas, que acrediten su capacidad y pericia para tenerlas, como mecanismo de defensa propia.

Hasta la semana que viene amigos y lectores.