Cuando la pasión gana a la indolencia
Espero que mis amigos y lectores, perdonen mi insistencia en el tema del futbol, pero manda la actualidad y durante la última semana, han jugado las dos finales de Europa League y Champions, que ponen el punto final a la temporada europea del futbol de equipos, dejando paso muy pronto al de las Selecciones Nacionales Europeas.
El miércoles 26 y el sábado 29 de Mayo de 2021, en Gdansk y Oporto vimos dos partidos muy diferentes, pero en los que se puso en evidencia el encabezamiento de mi columna.
Los dos equipos de Manchester, en teoría favoritos para ganar los dos títulos, acabaron perdiéndolos.
Y aunque ese pecado de autosuficiencia e indolencia, fue mucho más evidente en Oporto por parte de un Pep Guardiola, que de Solskjaer en Gdansk, los dos fueron al hoyo por la misma razón.
En el futbol de hoy, la estrategia y sobre todo el auto convencimiento que los entrenadores deben imbuir en la mentalidad de cada jugador, de que deben pelear hasta la extenuación desde el minuto hasta el 120 si fuera necesario, es el arma fundamental para llegar a la victoria.
Tanto Emery como Tuchel, han demostrado a lo largo de su brillante carrera profesional, que son unos motivadores excepcionales y unos estrategas distintos, pero los dos muy inteligentes.
El entrenador del Villarreal prefiere defender con la posesión del balón y el del Chelsea presionando ferozmente en todo el campo, para robar el cualquier posición y salir disparados fundamentalmente desde los lanzamientos del mejor “ladrón de balones de Europa” que es Kanté, en busca de Werner o Havertz indistintamente, que entre los dos acabaran marcando.
Los de Emery, solo tienen que encontrar a Gerard en los aledaños del área grande, para acabar con el mismo resultado.
En la presente temporada, el delantero amarillo ha marcado más goles él solo, que los dos delanteros londinenses juntos, entre las competiciones nacionales y las europeas.
Tenemos un DOS EN UNO.
El resto de los dos equipos, trabajan y se esfuerzan a tope para que ellos pongan la guinda final.
No sé si es un problema de las aguas o el aire que se respira en Manchester o de la personalidad de sus entrenadores.
Pero ni Solskjaer ha sabido sacarles partido a sus equipos del United, ni los resultados de Guardiola en el City guardan la debida proporción con los volúmenes de inversión realizados dese hace varios años.
El pasado sábado se equivocó en todo, de principio a fin.
Rompió el equilibrio defensivo de su equipo al poner a Gundogan de centrocampista de contención, prescindiendo de Rodri o Fernandinho que son los dos pilares de su esquema defensivo en el centro del campo.
Quiso jugar con seis “jugones” de mediocampo hacia delante y Tuchel que le tiene muy bien estudiado, defendió con ocho estratégicamente situados, para impedirles el menos movimiento de peligro.
Todos los cambios posteriores, solo consiguieron facilitar la labor de contención del Chelsea que se había adelantado en el minuto 42 en una jugada a tres toques después de una recuperación de Kanté que buscó a Mount para que le pusiera el balón en bandeja para la velocidad de Havertz que desbordó por velocidad a Stones driblando a Ederson en la salida para a puerta vacia.
Poco antes e incluso después en la segunda mitad ya había avisado el Chelsea en dos contra ataques en velocidad que no acabaron en gol.
Apenas tres ocasiones, pero muy claras en noventa minutos.
El City tampoco tiró a puerta mucho más y la única ocasión clara de gol, la salvo la pierna de Azpilicueta cuando ya entraba al remate un delantero por detrás.
No recuerdo ninguna otra ocasión clara de gol, salvo en el último minuto, en un disparo de Gabriel Jesús que salió lamiendo la escuadra por fuera.
Muy poco de positivo, para una gran plantilla, pésimamente dirigida en este partido.
Tuchel le tiene tomada la medida a Pep.
Así lo vi y así lo analizo y razono.
Hasta la semana que viene amigos