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Unas 75.000 aves mueren cada año en las aproximadamente 600 pistas de pádel municipales existentes en la C.Valenciana

Unas 75.000 aves mueren cada año en las aproximadamente 600 pistas de pádel municipales existentes en la C.Valenciana
  • ADENSVA considera que las medidas propuestas por la Generalitat tienen que tener carácter obligatorio para todas las pistas, públicas y privadas, al tratarse de una causa de mortalidad ya identificada

  • Un número creciente de infraestructuras acristaladas amenaza con hacer desaparecer la avifauna de los entornos urbanos

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Unas 75.000 aves mueren cada año en las aproximadamente 600 pistas de pádel municipales existentes en la C.Valenciana - (foto 2)

El confinamiento permitió conocer cuantas aves mueren al año en cada pista de pádel, permitiendo la recogida de los especímenes colisionados en las inmediaciones de las instalaciones sin interferencias. De ese modo se pudo constatar como en las instalaciones existentes en la localidad de Palma de Gandía(V) murieron una media de 10 aves al mes.

Adensva puso en conocimiento de la Conselleria el estudio realizado en la Safor, motivando la revisión de instalaciones a los largo y ancho de la comunidad, pudiéndose comprobar fehacientemente que la mortalidad ocasionada por estas instalaciones era abrumadora. A mediados de noviembre varios directivos de la Conselleria, el presidente de la Federación Valenciana de Pádel junto a algunos destacados jugadores presentaron la campaña “Redes que salvan aves” eligiendo como escenario las pistas de pádel de la localidad valenciana de Venta del Moro.

El problema parecía que se iba a resolver, pero nada más lejos de la realidad. Pasados tres meses desde la presentación de la campaña, hemos revisado las 27 pistas existentes en la comarca de la Costera no pudiendo encontrar ninguna pista en la que se haya adoptado la medida propuesta, dato muy probablemente extrapolable al resto de la comunidad, mientras se aproxima la época reproductora de las aves en la cual, con cada ejemplar colisionado, aparece en escena la imagen dantesca de sus crías muertas de hambre o frio en el nido.

Sin ninguna duda nos quedamos cortos en las cifras, ya que un buen porcentaje de aves son depredadas por una ingente cantidad de gatos callejeros, cuyas colonias asentadas en espacios ajardinados cercanos a las instalaciones deportivas, acuden regularmente a las pistas a comer, dejando sobre el terreno apenas unas pocas plumas que atestiguan lo sucedido.

Al sesgo impuesto por los felinos hay que sumar una cantidad nada desdeñable de aves que colisionan y se marchan del lugar muriendo a los pocos días por las lesiones cervicales que las incapacitan para buscarse la vida.

Para más inri, las pistas de pádel no son las únicas superficies acristaladas en las que colisionan las aves, ya que al amparo de una moda arquitectónica que tiene al cristal como máximo exponente, un buen porcentaje de biodiversidad se pierde al colisionar contra los miles de miradores, mamparas acústicas y modernos edificios acristalados que reflejan a la perfección la vegetación de los jardines adyacentes.

El abanico de especies afectadas es muy amplio; fringílidos, insectívoras e incluso rapaces son víctimas de la moda del cristal, bien sea por transparencias o bien por reflexión, estamos ante una causa de pérdida de biodiversidad gravísima que tiene pleno encaje en la ley 26/2007 de Responsabilidad Medioambiental para las pistas ubicadas en centros deportivos privados o la ley de 42/2007 de Patrimonio y Biodiversidad para las municipales y privadas particulares.

Estamos perdiendo diversidad genética a un ritmo brutal, dentro de un escenario global en el que muchos investigadores lo califican como la sexta extinción también llamada extinción del Antropoceno, pero esta a diferencia de las anteriores, tiene un único culpable; el ser humano y su incapacidad para convivir con el resto de especies que garantizan que se produzcan los procesos ecológicos esenciales que permiten la vida en nuestro planeta.

El pádel es un deporte en auge que no tiene porqué afectar a las aves, para ello simplemente se han de implementar unas medidas concretas, pero estas han de ser de carácter obligatorio, ya que estamos ante una causa de mortalidad muy bien identificada y las colisiones en la actualidad ya no pueden considerarse accidentes puesto que no se trata de hechos puntuales, imprevistos o inesperados.

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