El último día de colegio para casi un millón de alumnos valencianos
Los padres y madres entienden la situación pero buscan alternativas para el cuidado de sus hijos
Son las cinco de la tarde y las puertas de los colegios de toda la Comunitat Valenciana se llenan de padres y madres que van a buscar a sus hijos. No es un viernes normal. No saben cuando volverán a los centros educativos y la incertidumbre se palpa en el ambiente.
No hay otro tema de conversación: la suspensión de las clases por el coronavirus acapara todos los corrillos en los que se escuchan posturas para todos los gustos. Pero todas, tienen algo en común y es que es la idea de que es una medida absolutamente necesaria.
“Es lo mejor para todos” nos cuenta una madre, quien confía que su empresa le de la flexibilidad que necesita para poder cuidar a sus hijos: “Contábamos con la semana de fallas, lo que venga después habrá que ver como lo hacemos”. Muchos confían en poder compaginar su trabajo con la inestimable ayuda de los abuelos, ellos nunca fallan.
Es la tónica general, también entre los profesores quienes tampoco tienen muy claro como se van a organizar ante esta situación prácticamente insólita. “No entendemos que hacemos aquí nosotros si no están los niños. Es absurdo” explican, y es que recordemos que la suspensión de las clases presenciales solo afecta al alumnado no al personal docente.
Las versiones adultas de la historia son estas, pero también están las de ellos, los alumnos. Son casi contando a todos los matriculados en diferentes niveles educativos un millón de alumnos los afectados por la suspensión. Y, lo cierto, es que entre ellos también hay diferencias de opinión.
Entre los más pequeños no dejan de ser poco conscientes de lo que esta ocurriendo, otros se alegran y se lo toman como unas vacaciones falleras un poco más largas de los normal, pero otros están preocupados. Es el caso de los alumnos que están cursando 2º de Bachillerato y en junio tienen las pruebas de acceso a la universidad: “No nos va a dar tiempo a dar todo el temario. Luego todo serán prisas”.
“Los profesores hoy no sabían muy bien qué decirnos. Casi ni hemos dado clase” nos explican, y añaden: “Solo nos han recomendado que durante este tiempo adelantemos en clase lo máximo posible, y si tenemos dudas les escribamos por mail”.
Estas son todas las caras de la moneda de una sola solución planteada. Todas ellas, entendibles y que a su vez comparten una esperanza común: que todo se solucione pronto.