La parroquia Nuestra Señora de los Desamparados de Puerto de Sagunto estrena su nueva cubierta y presbiterio tras finalizar la reforma integral del templo
Ya se ha reanudado la celebración de las misas en la iglesia, ubicada en una nave industrial, que también ha mejorado el acceso
La parroquia Nuestra Señora de los Desamparados de Puerto de Sagunto ha retomado la celebración de las misas tras finalizar la reforma integral realizada en el templo, que se ha prolongado durante dos meses y medio, y que ha consistido en la retirada de la cubierta e instalación de una nueva, revestida con madera, el mismo material del nuevo tríptico del presbiterio.
En la parroquia “nos gusta decir que éstas han sido ´las obras de San José` porque a él se las encomendamos el pasado mes de octubre y, unas semanas después, una persona nos regaló, de manera providencial, una talla del santo y el Papa Francisco convocó el Año de San José”, ha explicado el párroco Juan Pérez.
Del mismo modo “el momento cumbre fue la instalación de la nueva cubierta y tuvo lugar, precisamente, el día de San José, el 19 de marzo, por eso sabemos que él nos ha protegido en esta reforma en la que, además, el material protagonista es la madera, tanto del revestimiento interior de la cubierta como del tríptico del presbiterio”.
Hace unos 50 ó 60 años, como consecuencia de los altos hornos y la industria, hubo un aumento importante de población en Puerto de Sagunto, por la demanda de mano de obra y la llegada de familias procedentes de distintos puntos de España, sobre todo de Andalucía, Aragón y Bilbao.
En ese contexto “surgió un barrio de trabajadores y se construyó esta iglesia, en 1956, ubicada en una nave industrial, con los medios y el estilo de la época, con la mano de obra de los propios feligreses, y con unos materiales que en la actualidad se sabe que son tóxicos, como el fibrocemento, que lleva amianto, o el aislante de lana de roca”.
Objetivo: crear un espacio que invite a la oración y el recogimiento
Por ello, “esta reforma era muy necesaria, para retirar esos materiales cancerígenos que, además, estaban deteriorados, y arreglar problemas derivados del paso del tiempo y no haberse realizado ninguna mejora en todos estos años, como las goteras, porque las canales que recogen el agua estaban oxidadas, o desperfectos en la cubierta”.
Por tanto, “hemos realizado un proyecto de reforma integral con la finalidad de darle una nueva imagen a la parroquia, para que sea una iglesia adaptada a los nuevos tiempos y un lugar que invite a la oración, nos gustaría que incluso aquellas personas que no sean creyentes o lleven mucho tiempo sin practicar puedan encontrar en nuestra parroquia un lugar de silencio, recogimiento y consuelo”, ha señalado el párroco.
Las obras, que comenzaron a principios del pasado mes de febrero y finalizaron la pasada semana, han consistido en retirar la cubierta vieja e instalar una nueva; pintar las vigas; cambiar de lugar el presbiterio, que ahora ocupa el espacio central, y que cuenta con un tríptico de madera nuevo; renovar el suelo; eliminar el falso techo, de forma que “se ha ganado mucha altura en el techo, que ahora es a dos aguas y cuenta con un revestimiento interno de madera”.
Además, “ha sido habilitada una rampa con una pendiente óptima y una barandilla para sujetarse, que facilita el acceso al templo, sobre todo a las personas mayores, discapacitados o personas con carros infantiles, algo que han agradecido mucho los feligreses y que hacía mucha falta ya que el acceso era complicado”.
El pasado sábado “ya pudimos celebrar la primera misa, la de los niños, en el nuevo templo, después de dos meses y medio celebrando la Eucaristía y distintas actividades en los salones parroquiales, y más adelante tenemos previsto realizar un acto de inauguración oficial y bendición del nuevo templo”, ha concluido el párroco.