Reintroducir grandes depredadores como el lince ibérico limita la dispersión de semillas por otros carnívoros
Un trabajo del Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE, CSIC-UV-GVA) observa que los zorros comen menos frutos y modifican su comportamiento de alimentación dentro de los territorios de los linces reintroducidos en Andalucía
En el estudio, publicado hoy en Journal of Animal Ecology, participan la Estación Biológica de Doñana (EDB-CSIC), la Universidad Rey Juan Carlos y la Universidad Autónoma de Madrid
Una investigación publicada hoy en la revista científica Journal of Animal Ecology muestra que la reintroducción en un ecosistema de un súper depredador, como el lince ibérico, puede llevar a otros carnívoros de menor tamaño a modificar su comportamiento alimenticio como consecuencia del riesgo de depredación percibido. Esto tendría importantes repercusiones en la dispersión de semillas en estos ecosistemas. El estudio está liderado por la Universidad Rey Juan Carlos, con la participación de la Estación Biológica de Doñana (EDB-CSIC), la Universidad Autónoma de Madrid y del Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universitat de València y la Generalitat Valenciana.
Muchos mamíferos carnívoros juegan un papel clave en el funcionamiento de los ecosistemas como agentes dispersores de semillas, consumiendo una gran cantidad y variedad de frutos carnosos debido a su dieta generalista y oportunista. Sin embargo, los grandes carnívoros han sido extirpados de muchos ecosistemas en todo el mundo como consecuencia de la persecución humana o la pérdida de sus hábitats y recursos alimentarios.
Los procesos de renaturalización (rewilding en inglés) permiten que estos grandes carnívoros como el lince ibérico recuperen sus áreas de distribución históricas. Los súper depredadores están en la cima de las cadenas tróficas y pueden producir los llamados ‘efectos en cascada’, provocando alteraciones en la abundancia y comportamiento de las especies que están en niveles tróficos inferiores, influenciando críticamente a las funciones y estructura de los ecosistemas, lo que se conoce como una ‘cascada trófica’.
Tamara Burgos, investigadora de la Universidad Rey Juan Carlos y autora principal del artículo, subraya que “aunque el área de este estudio no cuenta con poblaciones reintroducidas de lince ibérico, la distribución heterogénea de esta especie a lo largo del Parque Natural Sierra de Andújar nos ofreció una oportunidad única para desarrollar un estudio experimental en zonas similares que prácticamente difieren solo en la presencia o ausencia del lince. Así pudimos evaluar de una forma más precisa los efectos de reintroducir grandes depredadores sobre los servicios de los ecosistemas, como la dispersión de semillas”.
Para la investigación se usaron cámaras dotadas con detectores de movimiento que permiten la vigilancia del entorno desde un punto de instalación fijo. Gracias a estos dispositivos se pudo comparar el comportamiento de alimentación sobre frutos de piruétano, árbol de frutos carnosos cuyas semillas son dispersadas principalmente por carnívoros frugívoros (zorros, tejones, garduñas…), entre individuos que coexisten con el lince ibérico y aquellos que habitan fuera del área de distribución del lince en el parque natural andaluz. Este espacio protegido es el hogar de una de las mayores poblaciones de lince ibérico en el mundo, y fue el último refugio junto con Doñana para la especie cuando estuvo al borde de la extinción.
El lince reduce la abundancia de algunos carnívoros
Aunque este felino ha expandido su área de distribución en los últimos 20 años gracias a múltiples esfuerzos de conservación de varios proyectos LIFE, “el lince ibérico está todavía amenazado y no deberíamos bajar la guardia. Las urgentes y útiles medidas de conservación y los programas de cría en cautividad han dado sus frutos, pero las poblaciones no reintroducidas aún necesitan nuestra atención, principalmente a causa de la falta de presas naturales para este depredador, el conejo europeo” afirma Emilio Virgós, autor de este estudio y líder del grupo de investigación en la Universidad Rey Juan Carlos.
El estudio muestra que el 70% y el 100% de las visitas de zorros y garduñas, respectivamente, ocurrieron en piruétanos localizados fuera de territorios de lince. Además, los investigadores identificaron menos de la mitad de individuos de zorro diferentes visitando piruétanos en zonas con presencia de lince comparado con zonas sin linces. Los zorros y garduñas pueden ser fácilmente depredados por un competidor de mayor tamaño, y el riesgo de depredación percibido dentro de los territorios de lince podría llevarles a usar más intensamente zonas periféricas para evitar encuentros conflictivos con el lince.
El zorro rojo fue el carnívoro que consumió más frutos de piruétano, pero ingirió un 38% menos de frutos dentro de los territorios de lince en comparación con otros zorros en zonas sin lince. Los que coexistieron con los linces fueron frugívoros menos eficientes, consumiendo menos frutos y haciendo visitas más cortas a los piruétanos, ambos comportamientos típicamente vinculados a una respuesta antidepredatoria. El tejón, sin embargo, no pareció mostrar sensibilidad a la presencia de lince, probablemente debido a su mayor tamaño y corpulencia.
“El tejón podría equilibrar la pérdida de semillas dispersadas por los zorros dentro de los territorios de linces en zonas donde las poblaciones de tejones tengan altas densidades, como ocurre en algunas zonas de Doñana, donde el piruétano es principalmente dispersado por tejones” según Jose Fedriani, otro autor de este estudio e investigador del Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE, CSIC-UV-GVA).
Los carnívoros no fueron los únicos frugívoros que consumieron frutos de piruétano. Sin embargo, la mayoría del resto de animales involucrados, como los ciervos, fueron dispersores de semillas de muy baja calidad rompiendo las semillas ingeridas durante la masticación. Por tanto, el zorro es el principal dispersor de semillas para el piruétano en la zona de estudio y la falta de este dispersor podría alterar la demografía y la estructura espacial de este escaso árbol de frutos carnoso. “Aunque hemos evaluado estas alteraciones sobre el comportamiento de frugivoría en una escala local, animamos a los programas de reintroducción a considerar las cascadas tróficas como un mecanismo poderoso, que puede alterar funciones clave del ecosistema de distintas formas” concluye Tamara Burgos.